Nada tan fuerte en la
posmodernidad como el privilegio de la perfomatividad, de la acción sobre la
narración, del hacer sobre el discurso, de la eficacia sobre la reflexión, de
técnica sobre la ciencia. Giro performativo que se trasladó a un sinnúmero de
ámbitos, pero de manera especial a las artes plásticas y escénicas.
Se propone aquí una
reconceptualización de lo performativo, que permitirá tanto cambiar la lectura
de aquello que se estableció como paradigmático en estas teorías así como su
uso futuro sobre nuevas bases.
Comencemos por
referirnos a la definición de arte performativo tomado del glosario de la Tate
Gallery: “Arte performativo. Arte en el que el medio es el propio cuerpo del
artista y la obra de arte toma la forma de acciones realizadas (performed) por
el artista.”
(http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/20120203094030/http://www.tate.org.uk/collections/glossary/definition.jsp?entryId=218)
Se encuentran
presentes los elementos típicos de lo performativo: el privilegio de la acción
y la centralidad del cuerpo del artista -y del artista como sujeto que es tanto
productor como producto-
La idea central
es regresar al origen del término performance, que coloca no sin ambigüedades
la cercanía con formar y forma. Digamos que la tesis central que se sostendrá
es que performance es aquello que se hace a través de la forma, una acción en
donde la fundamental es la forma de la acción. Desnudar el contenido de la
acción para arrancar de ella aquello que es su forma.
Veamos ese
origen etimológico de perfomance.
“Origin:
1250–1300; Middle English parformen < Anglo-French parformer, alteration (by association with forme form) of Middle French, Old French parfournir to accomplish. See per-, furnish” en: http://dictionary.reference.com/browse/perform
1250–1300; Middle English parformen < Anglo-French parformer, alteration (by association with forme form) of Middle French, Old French parfournir to accomplish. See per-, furnish” en: http://dictionary.reference.com/browse/perform
De
l’anglais performance issu lui-même de l'ancien français
« parformance » (XVIè s.) et « parformer » qui signifie
accomplir et de « former ». http://fr.wiktionary.org/wiki/performance
Angl.
performance, exécution, accomplissement, mot de forme française fait du lat.
per, et formare, former. http://www.littre.org/definition/performances
Se mantiene el
carácter de acción del performance, que ha sido su constante y además el modo
en que se usa en la lengua; esto es, acción de una cierta calidad, inicialmente
de gran calidad pero luego banalizada a cualquier grado de realización de la
acción. Y se introduce –lo que es esencial-, ese otro elemento olvidado que es
la forma.
Lo que se ha
perdido en el uso de la lengua es esa referencia directa a la forma en el
performance, aunque queda incluida en la acción, porque esta es valorada a
través del modo de su realización, que puede ser excelente o deficiente. La
forma de la acción es la que define su calidad. De tal manera, que su origen
etimológico no enviaría a esas acciones que se cumplen bien a través de
producir una determinada forma o de darle una determinada forma a las acciones.
¿Y qué es lo
que se hace a través de la forma? Se desviste el hacer para que aparezca “su”
forma desprendiéndose del contenido. Lo que pone en acción el performance, el
happening o cualquier otro tipo de arte performativo, es la forma del suceder.
En el
performance “la belleza” o su estética se dirigen a la forma de lo que
acontece. La posmodernidad antes que negar la representación, lo que hace es
introducir la acción en el arte. Una acción que no pretende alcanzar un fin,
sino que quiere transparentar la forma de acción. Es, así, una acción formal. Por
esto, responde a la pregunta: ¿cómo puedo hacer arte actuando?
El equívoco de
todo esto es que tendemos a fijarnos en su contenido, que solo es importante en
cuanto es elidido, aunque conserve la huella de esta elisión. Es “esta elisión
y no otra”, de allí su carácter de particular. (Lukács)
Pongamos un
ejemplo: la artista argentina Ana Gallardo, en la XI Bienal Internacional de
Cuenca, realiza un conjunto de acciones claramente ubicadas dentro de lo
performativo, aunque ciertamente no usa su cuerpo. Viaja a las comunidades
rurales de Cuenca y pide a las campesinas que hagan figuras de barro, las que
quieran. Igualmente la actividad se realiza con un asilo de ancianos. Una vez
que tiene estas figuras, sin ninguna intervención de su parte, construye un
escenario minimalista en una sala y en ella coloca las figuras hechas por ese
conjunto de personas.
Su discurso y
la aparente lectura obvia de su obra sería una crítica social al arte y a los
artistas como productores exclusivos del arte, cuando ella habría mostrado que
hasta los sectores más desfavorecidos pueden hacer arte y entrar en una bienal.
El gran equívoco
en este ejemplo, y en muchos otros, es que al centrarse en el contenido de la
acción parecería que efectivamente se logra que esos sectores desposeídos y
excluidos de la esfera elitista del arte, entraran en este campo y que por este
motivo, se habrían convertido con derecho propio en artistas.
Sin embargo, si
nos centramos en la forma de la acción, los resultados son harto diferentes: se
convierte en la reafirmación del carácter sociológico convencional de la
producción de la obra de arte, en donde esta solo se hay arte en la medida en
que se penetra en la esfera del arte y es reconocida como tal por sus
integrantes –en este caso una bienal de arte-
Además, la
figura del artista como origen de la obra de arte –arte es lo que hacen los
artistas- utiliza a los sectores populares como un pretexto ideológico de su
obra. Las campesinas hacen unas figuritas de barro y solo se convierten en
obras de arte porque han sido pedidas y trabajadas por la artista, que es quien
transporta esos objetos al museo, al espacio de exhibición sociológicamente
determinado como artístico.
Regresemos a la
definición de la Tate Gallery: “…la obra de arte toma la forma de acciones
realizadas (performed) por el artista.” Se trata sin lugar a dudas de la
realización de acciones; pero estas no son el centro de la obra, no definen su
sentido principal, sino que son el medio para que aparezca la forma de acción,
que es lo que realmente se quiere trasmitir o decir.
Podemos
redefinir este concepto que quedaría de la siguiente manera: las artes
performativas son aquellas en donde la obra de arte muestra la forma de las acciones.
A partir de
aquí tendríamos unos determinados criterios que permitirían valorar de mejor
manera el arte performativo, en donde los aspectos de la calidad y la
significación ya pueden incluirse. Esto lograría que este tipo de acciones
escapen de la banalidad, que es su principal peligro.
La pregunta
acerca de la calidad estética de las artes performativas estaría guiada por la
pregunta acerca de la capacidad de mostrar, de transparentar, de poner ante
nuestros ojos, la forma de las acciones, que en la vida cotidiana queda oculta
por el privilegio del contenido.
Los medios
utilizados para lograr explicitar la forma, la adecuación de estos para logar
que aquello se muestre a través de la forma, per-formar, añadirían elementos
valorativos orientadores de su juicio estético.