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miércoles, 10 de febrero de 2021

LA FORMA VALOR. ENSAYOS SOBRE LA TEORÍA DE LA FORMA 9.

 Uno de los ejes para la comprensión adecuada de la forma, y de la construcción de una teoría general de la forma, radica en la forma valor tal como fue propuesta por Marx en El Capital[1], porque muestra de qué manera la forma valor sustenta el edificio entero del capitalismo y, al mismo tiempo, permite entender la forma en su dimensión ontológica.

Partiendo de La Ciencia de la lógica de Hegel, específicamente de lo que se denomina las determinaciones de reflexión, Marx pone en el centro de su análisis la noción de forma como fundamento. La forma valor surge históricamente cuando se llega al “trabajo abstractamente humano” (57), que separa el valor de uso del cambio, que deja de lado las características concretas de la mercancía y se concentra únicamente en su intercambiabilidad en base del trabajo abstracto.

El valor es desde el inicio la forma de valor, sin la cual no podría ser el origen del proceso de producción capitalista. El trabajo abstracto alcanza a convertirse mercancía concreta exclusivamente a través de la forma de valor, que es su mediación necesaria. Por eso, en uno de los subtítulos, se los presenta como equivalentes: La forma de valor o el valor de cambio. (58)

Max insiste y quiere dejar bien sentado que el fundamento del valor –su esencia en términos hegelianos- no es otra que el trabajo, que es el que crea tanto el valor de uso como el valor de cambio: “…las mercancías solo poseen objetividad como valores en la medida en que son expresiones de la misma unidad social, del trabajo humano…” (58) Se puede extender esta afirmación a la forma, en cuanto esta solo posee objetividad en la medida en que expresa el trabajo humano.

La forma valor –y las demás formas que aparecerán a continuación en el análisis de la mercancía que hace Marx-, son productos históricos. Aquello que deviene real, lo hace fundamentándose en una forma, en este caso la forma valor; y como consecuencia de ser algo fundamentado, tiene una forma. La historia produce formas. Aquello que se da efectivamente sigue las determinaciones de la forma correspondiente.

No hay, entonces, un modo lógico y un modo histórico. Únicamente existe un modo histórico que produce estas formas, que siguen patrones lógicos. Esta es una lógica estrictamente histórica.

En este momento, la dialéctica de la forma de valor no sigue un esquema predeterminado por el sistema categorial, como en el caso de Hegel. Por el contrario, se trata de analizar cómo se despliegue el valor como forma valor, no tanto como mercancía específica. En términos hegelianos, el conjunto de condiciones que tienen que darse antes de que la mercancía efectivamente exista; esto es, su fundamento formal. La historicidad implicada aquí es la historicidad de la forma.

Tenemos el movimiento en su conjunto de la forma valor: forma simple, forma total, forma universal y forma dinero. A su vez, cada una de estas formas se despliega en su interior –como determinación de reflexión-, para dar paso al siguiente nivel, que no está regido por la máquina dialéctica del concepto sino de la historicidad de la forma. Esto es, tal como se da la forma y no como dialéctica del concepto. En su parte más evidente, se produce la ruptura del típico esquema tripartito de la dialéctica hegeliana.

La forma siempre implica una relación, porque esta es parte constitutiva del valor de cambio. El valor es relación: algo vale respecto de algo, no tiene valor aisladamente: “La más simple relación de valor es, obviamente, la que existe entre una mercancía y otra mercancía determinada de especie diferente, sea cual fuere. La relación de valor entre dos mercancías…” (59) Esta es la forma simple de valor.

Ahora bien, en la relación una mercancía tiene una forma relativa a otra mercancía, mientras la segunda se convierte en forma de equivalente: “La forma relativa de valor y la forma de equivalente son aspectos interconectados e inseparables, que condición de manera recíproca, pero constituyen a la vez extremos excluyente o contrapuestos…” (60)

¿Cómo se establece la relación y la equivalencia entre cosas que diferentes? Marx encuentra en el valor es unidad de medida que permite que mercancías distintas sean conmensurables. Es la forma valor la que cumple esta función: “En esta relación, la chaqueta cuenta como forma de existencia del valor, como cosa que es valor, pues solo en cuanto tal es ella lo mismo que el lienzo.” (61) La forma es el “alma del valor.” (63) En este momento ya se puede calcular el valor cuantitativo de la forma relativa de valor.

La forma de equivalente en la que se expresa la forma simple de valor, como fundamento, provoca este doble fenómeno: el valor de uso se convierte en su contrario, el valor de cambio al “hacer de la corteza natural de otra mercancía su propia forma de valor.” (70)

En segundo lugar, el trabajo concreto se transforma en trabajo abstracto: “…el trabajo concreto se convierte en la forma en que se manifiesta su contrario, el trabajo abstractamente humano.” (72)

Reconstruyamos la dialéctica de la forma que se encuentra en este segmento del primer capítulo de El Capital: se ha producido una escisión entre valor de uso y valor; este es el fundamento –o en términos hegelianos, esta es la esencia que se pone como fundamento- Entonces la inquietud intrínseca del valor se despliega internamente –sus determinaciones de reflexión- y se vuelve forma de valor –o forma valor-

El valor como forma de valor es relación y equivalencia. El valor ha devenido principio de conmensurabilidad y, por lo tanto, de medida entre cosas diferentes. Al interior de la esfera del valor, se ha dado una ruptura de la forma valor, entre fenómenos contrapuestos: mercancías que se relacionan con o se expresan en; y unas mercancías que actúan como equivalentes. Es la misma forma valor desdoblada en opuestos.

Entonces, la forma de equivalente, – la forma equivalente del valor- para resaltar que no nos hemos salido de la esfera del valor, se vuelve fundamento de una doble manera: la forma valor utiliza el valor de uso de otra mercancía para que haya equivalencia y el trabajo concreto ha quedado supeditado al trabajo abstracto. Así estamos en las entrañas del capitalismo.

Como en el caso de Hegel, esa escisión, ese desdoblamiento en opuestos, plantea el regreso a la unidad. Contrariamente a Hegel, dicha unidad, en Marx, mantiene la tensión entre los opuestos, que atravesará, de aquí en adelante, el conjunto de fenómenos capitalistas como su verdad más profunda. Por eso, tomada la forma simple de valor en su conjunto “manifiesta la antítesis, contenida en ella, entre valor de uso y el valor.” (75)

Estamos listos para dar el siguiente paso en el despliegue de la forma valor. La forma simple del valor se ha quedado en el plano de lo singular: esta mercancía respecto de esta otra. La forma valor exige, desde dentro, su apertura completa, que le coloque como forma total.

El trabajo abstracto como principio de conmensurabilidad “se ve presentado ahora expresamente como trabajo equivalente a cualquier otro trabajo humano” (77); y por eso, cualquier mercancía puede equivaler a cualquier otra. Hemos pasado del reino de lo singular al de lo particular.

Marx pasa, rápidamente, a la forma universal de valor. No se detiene en esta lógica de singular y particular, sino en mostrar sus limitaciones. El mundo de lo particular “carece, así, de una forma unitaria de manifestación.” Y esto señala con claridad que la forma desplegada o total de valor exige que se dé un paso más, un desarrollo adicional para superar esta deficiencia. (79)

La forma valor sufre una última modificación: “Las mercancías representan ahora su valor 1) de manera simple, porque lo representan en una sola mercancía y 2) de manera unitaria, porque lo representan en la misma mercancía. Su forma de valor es simple y común a todas y, por consiguiente, universal.” (80)

Ahora la forma valor, como forma universal de valor, se pone a sí misma plenamente como fundamento: “Tan solo esta forma, pues, relaciona efectivamente las mercancías entre sí en cuanto valores, o hace que aparezcan recíprocamente como valores de cambio.” (81)

Marx ha llegado finalmente al dinero, como del equivalente general, ya universalizado, socialmente aceptado como aquella mercancía que cumple para todos y para todas las mercancías esta función de principio de conmensurabilidad unitario.

E igualmente la “esencia” del capital se manifiesta en toda su dimensión, ya desplegada enteramente: “La forma universal de valor, la cual presenta a los productos del trabajo humano indiferenciado, deja ver en su propia estructura que es la expresión social del mundo de las mercancías.” (82)

Digamos que la forma valor ha atravesado por la dialéctica de lo singular, particular y universal y se ha convertido en dinero. En este la “esencia”, la contraposición entre valor de uso y valor se expresa a cabalidad, que esos opuestos que siempre están allí, irreconciliables.

¿Qué interesa resaltar aquí como consecuencia de este análisis de la forma valor tal como la encontramos en Marx?

En primer lugar, el carácter ontológico de la forma: la forma valor es una forma real, efectivamente existente, producida históricamente como consecuencia de la separación del valor de uso y del valor, a través de la emergencia del trabajo socialmente necesario, que es trabajo abstracto.

En segundo lugar, esta forma valor, precisamente por su constitución como forma, atraviesa todo el edificio económico del capitalismo a través de la subsunción formal y real. Pero, no se queda allí, sino que la forma valor penetra en todas las esferas de la vida tiñéndolas con la lógica capitalista. A estas alturas del desarrollo del capitalismo no hay esfera de la vida social o individual que no esté sometida a la lógica de la forma valor de manera directa o indirecta.

En tercer lugar, la forma valor funciona como fundamento de las relaciones económicas; pero, va más allá y también actúa como modelo del conjunto de relaciones sociales, en donde también se producen una serie de escisiones, de rupturas, que separan las formas de estas relaciones con sus contenidos y significados específicos. En este sentido el capital es el gran modelizador de la vida entera de nuestras sociedades.

 



[1] Marx, Karl, El Capital, Vol. 1, Ed. Siglo XXI, México, 1975.

lunes, 2 de abril de 2018

EL MÉTODO DIALÉCTICO: DE LOS GRUNDRISSE A EL CAPITAL



1.      1. El método de la economía política en los Grundrisse.

¿Qué dice exactamente Marx en los Grundrisse respecto del método de la economía política?, ¿hasta qué punto refleja el nivel de comprensión de la propia economía política que no alcanzado todavía su plena madurez?, ¿cuáles son las ambigüedades del texto que oscila entre la manera cómo la realidad se da y el modo cómo reconstruirmos en la mente dicha realidad?, cuáles son las relaciones que se establecen entre el orden ontológico y el epistemológico, entre la realidad y las categorías utilizadas para pensarla?

Para el análisis detallado de Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador), citado en adelante como Grundrisse, sigo la traducción de Aricó, Murmis y Scaron, e introduzco cambios a la luz del texto inglés, en la traducción de Ernst Wangermann, que toma en cuenta la segunda edición de las obras completas de Marx, Marx-Engels Gesamtausgabe, Mega2 y que corrige varias deficiencias de la primera versión de 1939-1941. Las modificaciones en el texto español solo se realizan cuando el sentido del texto se ve alterado y esta segunda versión restaura el original. (Marx, 1971) (Marx & Engels, Collected Works. Marx 1857-61, 2010)

Marx comienza afirmando la necesidad de partir de “lo real y lo concreto”, como es el caso de la población; pero, esta categoría se muestra como algo abstracto, porque esconde un conjunto de determinaciones que son las que nos permitirán entenderla en su dimensión real, como son el trabajo asalariado, el capital. En otras palabras, se admite lo problemático y nada evidente que es decir que el punto de partido es lo real, lo concreto, precisamente porque no se puede establecer con facilidad estos niveles, como si estuvieren simplemente dados a la mente humana.

Por eso, una aproximación al estudio de la población conduciría a “analíticamente a un incremento de conceptos más simples: de lo concreto representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta alcanzar las determinaciones más simples”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 21)

Desde la perspectiva de Marx en este texto, no se trata solamente de partir de lo concreto, sino de alcanzar los conceptos más simples, las abstracciones más altas y, por esto mismo, con mayor poder explicativo. Y en este momento, Marx escribe quizás el texto más famoso, convertido prácticamente en dogma, sobre el método de la economía política:

“Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de resumen, como resultado, como punto de partida, aunque sea el verdadero punto de partida, y, en consecuencia, el punto de partida de la percepción y la conceptualización. El primer camino, atenúa la visualización comprehensiva en una determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 21)

Aunque lo concreto sea efectivamente, en el plano real, el origen de todo, solo podemos acceder a este a través de las abstracciones, que son los únicos que permitirán reconstruir “lo concreto”. Por eso, el método se enuncia como el “avance” de lo abstracto a lo concreto: Y continúa: “…el método que consiste en avanzar desde lo abstracto a lo concreto es para el pensamiento solo la manera de apropiarse de lo concreto y reproducirlo como concreto mental. Pero, esto no es de ningún modo el proceso de formación de lo concreto mismo”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 22)[1]

Se tiene acceso a las “múltiples determinaciones” a través de hallar aquellas abstracciones en las que quedan fijadas conceptualmente a lo largo de la historia. Insistiendo, como es característicos de Marx en su afán de separarse y criticar cualquier forma de idealismo, en que el proceso de conocer la realidad a través de las abstracciones es diferentes del proceso del darse concreto de lo real.

“…la totalidad concreta, como totalidad conceptual, como un concreto del pensamiento, es de hecho un producto del pensamiento y de la comprehensión, pero de ninguna manera es un producto del auto-desarrollo del concepto…”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 22)

La historia de las categorías simples, altamente abstractas, que pueden servir para realidades cuyo desarrollo todavía no ha alcanzado un grado alto de complejidad, solo se realizan plenamente en sociedades más desarroladas; por eso, estos conceptos encuentran su plena aplicación solo en las sociedades contemporáneas: “Esta categoría totalmente simple no emerge en su forma intensiva hasta las fases más altamente desarrolladas de la sociedad, y ciertamente no penetran en todas las relaciones económicas”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 24)

Hasta aquí tenemos que Marx ha hecho algunas afirmaciones metodológicas básicas: existe un concreto que es síntesis de múltiples determinaciones; conocer este concepto y sus determinaciones, únicamente se lo puede hacer a través de un proceso de abstracciones, hasta llegar a aquellas más simples y por lo tanto más poderosas heurísticamente, porque son las que explican el funcionamiento de dichas determinaciones en su máximo nivel.

Este es el momento en el que Marx se desplaza, sutilmente, del plano epistemológico y gnoseológico en el que se ha estado movimiento en esta primera parte del texto y entra en los aspectos ontológicos. La incomprensión de este desplazamiento ha originado muchísimas confusiones a lo largo de historia de estos conceptos tan llevados y traídos, con tantos fines.

Muestra como Adam Smith se refiere al trabajo, tal como aparecerá en el capitalismo, a ese trabajo al que se le quita cualquier determinación y se lo deja desnudo, únicamente como aquel fenómeno que produce riqueza: “Un inmenso avance se dio cuando Adam Smith rechazó todo carácter determinado de la actividad productora de riqueza, considerándola simplemente trabajo; ni trabajo manufacturero, no trabajo comercial, ni agricultura, sino tanto uno como otro”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 41)

Este no es un movimiento en los conceptos, sino una situación terriblemente real, en donde aparece efectiva, realmente, este trabajo como separado, abstraído de una serie de determinaciones, para quedar fijado en una determinación simplísima, esto es, en una “universalidad abstracta”:

“Con la universalidad abstracta de la actividad creadora de riqueza, se da al mismo tiempo la universalidad del objeto determinado como riqueza, como producto en general, o una vez más como trabajo en general. pero como trabajo pasado, objetivado”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 41)

Y aquí se ha producido el paso de lo cognoscitivo, de lo metodológico, a la dinámica de lo real, de lo histórico, de lo ontológico. Este trabajo en general está allí afuera, yace ante nosotros, existe como tal y es el momento histórico crucial de emergencia del capitalismo, en el que dado que es una sociedad burguesa desarrollada, se levanta precisamente sobre esa abstracción del trabajo que deja de lado sus formas particulares:

“Así, las abstracciones más generales surgen en su totalidad únicamente allí donde existe el desarrollo más rico, donde un fenómeno aparece como lo común a muchos, como común a todos. Entonces, deja de ser pensado solamente bajo su forma particular”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 41)

Así, se llega a la conclusión más importante en este período de la comprensión de Marx respecto del capital, porque ese trabajo general ya no es solo un concepto, una abstracción mental, sino que se ha vuelto realidad: “El trabajo se ha convertido entonces, no solo en cuanto categoría, sino también como realidad, en el medio para crear riqueza y, como determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una particularidad suya”, (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 25)

Estamos en pleno plano ontológico, porque esa categoría abstracta, del trabajo sin más, ahora la tenemos existiendo, convertida en el motor de la realidad, en el único fenómeno creador de riqueza: “Aquí, pues, la categoría abstracta de “trabajo”, “trabajo como tal”, el trabajo sans phrase, que es el punto de partida de la economía moderna, resulta ser prácticamente cierta”. (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 25)

Las categorías que se usan, los conceptos que se ponen en funcionamiento para la comprensión inicial del capitalismo, en su abstracción, coinciden con los fenómenos en su dinámica real, por eso las categorías remiten directamente a “formas de ser”, modos de existencia: “...el sujeto -la moderna sociedad burguesa en este caso- es algo dado tanto en la realidad como en la mente y que las categorías expresan por lo tanto formas de ser, determinaciones de existencia…” (Marx, Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política, 1971, pág. 27)

Volvamos sobre el movimiento completo realizado por Marx en este texto que, hay que insistir, es un borrador sobre el cual no regresará, ni lo utilizará en El Capital:

               Metodología: ¿cómo se reconstruye la realidad en el pensamiento?

1.      El punto de partida es lo concreto, tanto para la realidad como para el pensamiento.
2.      Las determinaciones de ese concreto son conocidas a través de las abstracciones.
3.      Es preciso llegar a las abstracciones más simples, y más poderosas heurísticamente, para comprender lo concreto como síntesis de múltiples determinaciones.

Plano ontológico: cómo se da efectivamente la realidad:

1.      El trabajo abstracto existe efectivamente, separado de todas sus determinaciones, excepto, ser el único creador de riqueza.
2.      Las categorías que se utilizan, como la abstracción, se corresponden con “formas de ser”, con modos de existencia.

Y al poner en contacto los dos planos, cosa que Marx no realiza, se podría deducir que el problema metodológico fundamental sería cómo hallar aquellas categorías lo más abstractas posibles, de tal manera que puedan explicar, precisamente, aquello que es lo más abstracto en la realidad: el trabajo sin más.

Entonces, sería cómo producir la unión entre las abstracciones reales -término que se introduce en El Capital, con los conceptos más abstractos posibles; o si se prefiere, cómo garantizar que los dos niveles, el real y el metodológico, tengan el mismo grado de abstracción, para que puedan adecuarse mutuamente y se produzca el conocimiento. En vez llamarse dialéctica de lo concreto, debería llamarse dialéctica de lo abstracto, en donde entran en juego los dos tipos de lo abstracto: el real y el cognoscitivo.

2.     2.  La dialéctica de las abstracciones.

No hay nada en El Capital que se corresponda con la formulación sobre el método tal como se encuentra en los Grundrisse. (Marx, El Capital, 1975) Aunque detrás de las formulaciones sobre el funcionamiento del capital haya un método, que es preciso sacar a la luz, separándolo de las discusiones específicas, aislándola momentáneamente de su aplicación sobre la economía política, para mostrarlo precisamente en su nivel metodológico.

Dejo de lado el debate sobre la relación con Hegel; por ejemplo, si utilizó la dialéctica de los universal, singular y particular; o, como creo que es el caso, más bien la terminología entera y el enfoque provienen de las determinaciones de reflexión de la Ciencia de la Lógica.  (Arthur, 2004) (Hegel, 1956)

Se trata de extraer dicha metodología lo más apegados al texto de Marx y ver cómo procede en su análisis de la mercancía, que es su punto de partida. Por supuesto, no deja de ser una reconstrucción, puesto que la intención de Marx está lejos de proponer una especie de guía metodológica, que le sirvió para escribir esta parte de El Capital. Y, además, hacerlo de tal modo que sea comparable con la formulación de los Grundrisse.

El recorrido metodológico se encuentra en El Capital sería el siguiente:

Primer paso: Hallazgo de formas de gran alcance.

Hallazgo de las formas que son determinantes del todo el proceso involucrado en un fenómeno. Estas formas son expresadas a través de categorías simples, pero de enorme alcance, para cubrir toda un área de la realidad y que tenga al mismo tiempo una gran capacidad heurística y descriptiva. Esto es, permite describir y explicar el fenómeno.
               Segundo paso: Proceso de abstracciones.

Establecimiento de los procesos de abstracción que se dan entra las distintas formas implicadas; esto es, la separación de unas formas respecto de otras, su jerarquización, sus conflictos, sus oposiciones.

               Tercer paso: determinación de la forma predominante.

Una forma se establece como aquella que subsume, organiza, supedita, a las otras formas que, aunque no desaparecen., quedan sometidas a la lógica de esta forma primordial.

               Cuarto paso: Despliegue de la forma predominante.

Despliegue de la forma predominante a partir de su propia dinámica interna, de los elementos contenidos de modo inmanente y de los procesos de supeditación de otras formas, la forma predominante se desarrolla, se despliega, comienza a existir de muchas maneras y en muchas direcciones.

               Quinto paso: Indexaciones.

Una vez dado el conjunto de este proceso que lleva desde la primacía de una forma sobre otras y su despliegue inmanente, la forma se vuelca históricamente, se encarna, adopta diferentes modos de existencia, tal como lo encontramos en la historia de su aparición y de los fenómenos tal como la conocemos.

(Esto no quiere decir que, en la realidad, primero se dé la forma y luego sus indexaciones; esta es una primacía ontológica y no temporal, porque se dan la forma y sus indexaciones-como correlatos inseparables, en una suerte de vaivén que lleva de la forma a sus indexaciones y de las indexaciones a las formas).

3.     3.  La dialéctica de las abstracciones en El Capital.

Ahora podemos mostrar la manera concreta como esta metodología funciona en El Capital: se trata ahora de establecer qué es esa lógica del capital y cómo funciona efectivamente, con todos los aspectos que dados anteriormente. Introduzcamos las dos distinciones que sustentan toda la dialéctica del capital:

Primera distinción: la forma-valor

               Mercancía: valor de uso/valor

Segunda distinción: forma-dinero
                              Trabajo socialmente necesario/dinero

La primera distinción introduce en el mundo un campo marcado. La forma de esta distinción que conforma todo el campo es la forma-valor, bajo la cual subyace la dualidad valor de uso/valor.

-        La forma-valor es ella misma un producto histórico. Es una abstracción real creada por determinadas relaciones sociales, efectivamente dadas. Pero, una vez dada, puesta, esta forma-valor, se indexa y la vemos aparece como esta mercancía concreta que está siendo cambiada por otra, guiada ya por la forma-valor.

La forma-valor tiene un valor ontológico, existe como cualquiera otra relación social; y, por lo tanto, no es producto de algún tipo de procedimiento cognoscitivo o epistemológico que la extrae de una realidad social.

-        El modo de existir de la forma-valor, producido históricamente, se torna productivo. Ha sido producido, pero ahora produce: proceso de producción del capital. Introduce en ese campo marcado por el capital, unas necesidades, unos planos rígidos, unas restricciones.

Es un tipo de necesidad que no se opone a la apertura de posibilidades; por el contrario, significa el surgimiento de un enorme campo de posibilidades, sometidas a esta distinción originaria. Dentro de estas necesidades, caben unos grados de libertad. Esa forma-valor producida, ahora produce una sociedad, la sociedad burguesa.

-        La primera y principal necesidad que está puesta por esta primera distinción de la forma-valor, es el dinero como capital. Es esta forma-dinero la que compra el trabajo socialmente necesario. Forma-dinero que se indexa en fenómenos concretos, específicos, a los cuales subyace siempre su relación con el trabajo socialmente necesario, aunque esto no aparezca de manera evidente.

Este nuevo campo marcado por esta distinción forma-dinero está incluida en la primera distinción, de tal manera que detrás de la forma-dinero está, siempre y necesariamente, la dualidad valor de uso/valor.

-        Cualquier movimiento en el dinero, es un movimiento en el par valor de uso/valor y en su relación con el trabajo socialmente necesario.

Por eso, los desplazamientos del dinero, en cuanto capital, también implican transformaciones en esa relación que le subyace, valor de uso/valor; y en lo que ella implica, la relación entre clases sociales.

-        El sistema de indexaciones de la forma-valor y la forma-dinero funciona de manera constante e inmediata; esas formas solo existen en la medida en que se indexan, en que se expresan como fenómenos específicos en realidades concretas.

Y esas indexaciones conforman un bucle que vuelve sobre la forma llevándola a nuevos niveles de expresión; e incluso, colocando debajo de estas dos distinciones primarias, otros igualmente necesarias, como las crisis o el surgimiento del Estado capitalista.

El campo marcado de la forma-valor es tanto una abstracción real como un productor de abstracciones; esto es, es el resultado de la separación de valor de uso y valor; y una vez puesto como tal, produce a un nivel cada más amplio, nuevas abstracciones reales, tanto en la relación valor de uso/valor como en los demás campos de la sociedad.

Las indexaciones de la forma-valor y de la forma-dinero son sus expresiones concretas, que tienen que ser analizadas a través del cúmulo de información empírica; pero que carecerían de sentido a menos que se las vea como resultado de la realización de las estas formas. 

Entonces, en vez de una dialéctica en donde se pasa de lo abstracto a lo concreto, en niveles sucesivos, tenemos una dialéctica de las abstracciones reales que se indexan -se concretizan siguiendo la forma-valor; y luego, la introducción de una nueva distinción -al interior de primer campo marcado por la forma-valor- que es la forma-dinero, como una abstracción real que se indexa, que se concretiza.

Hay una secuencia de forma e indexación, en los diferentes niveles de la realidad que estemos analizando y en las distintas etapas por la que ha atravesado el capital hasta llegar a la actualidad. Cada onda larga está guiada por una abstracción a un nuevo nivel respecto de la onda precedente y a su interior, las leyes necesarias abren un campo de posibilidades en el cual se dan los fenómenos concretos del capitalismo.

La ampliación de los límites de cualquier de estos campos marcados, significa la ampliación de los límites del otro; funciona como el universo inflacionario, que crece expandiendo sus límites, sin que pueda nunca colocarse fuera. No hay un fuera desde la perspectiva de la forma-valor.

Si la forma-valor se expande, arrastra tras de sí a la forma-dinero; si la forma-dinero se incrementa, también lo hace la forma-valor. El crecimiento en la forma-dinero, como capital, significa una ampliación de la forma-valor; o, en términos sencillos, la penetración del capitalismo en todos los aspectos de la existencia.

Economía y política se compartan igualmente siguiendo estos mismos patrones: un proceso en el plano económico, una modificación significativa en las relaciones entre la forma-dinero y el trabajo socialmente necesario -por ejemplo, el incremento del ejército industrial de reserva-, significa una alteración de las relaciones entre las clases fundamentales, burguesía y proletariado; y, por lo tanto, unas modificaciones en el orden político, que tienen que ser estudiadas específicamente.


Arthur, C. J. (2004). The new dialectic and Marx´s Capital. London: Brill.
Hegel. (1956). Cienca de la lógica (Vol. II). Buenos Aires: Librería Hachette S.A.
Marx, K. (1971). Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política. México: Siglo XXI.
Marx, K. (1975). El Capital (Vol. Tomo I/Vol.I). México: Siglo XXI.
Marx, K., & Engels, F. (2010). Collected Works. Marx 1857-61 (Vol. 28). London: Lawrence & Wishart.




[1] Aquí hay que anotar que la edición en español dice “elevarse” en donde el texto inglés, dice: “avanzar”; y cambio “espiritual” en vez de “mental”; y esto clarifica bastante algunos debates, porque no se entendería que significa elevarse.


viernes, 26 de mayo de 2017

MARX EN COMALA


En este oscuro momento de la historia, en donde no sabemos cómo serán las revoluciones futuras ni cuando vendrán, ¿qué sentido tiene la frase de Marx y Engels: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo? Ciertamente que el fantasma del comunismo ya no recorre ningún lugar del mundo; más bien, es el comunismo es el que se convertido en espectral.

Ahora nos enfrentamos a la presencia brutal del fascismo que asciende y de nuevas corrientes socialdemócratas y populistas que han ocupado el lugar de la izquierda revolucionaria, a veces con el mismo nombre.

Marx y Engels ahora habitan en Comala, aunque Pedro Páramo no lo sepa. ¿Se habrá imaginado algo así Juan Rulfo? Sus muertos, como estos dos, pertenecen a aquellos que no descansan en paz, porque la historia sigue siendo contada por los vencedores y estos no han dejado de triunfar. (Walter Benjamin)

Y no descansarán en paz hasta que los vencidos logren decir su historia, a su manera, con sus palabras, con sus hechos.

“Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de la saponarias.
El camino subía y bajaba: "Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para él que viene, baja."
-¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
-Comala, señor.
-¿Está seguro de que ya es Comala?
-Seguro, señor.
-¿Y por qué se ve esto tan triste?
-Son los tiempos, señor.”

Como en Comala, vivimos una época triste, quemados bajo el sol del capitalismo tardío, sin lugar para guarecernos, arrojados a la intemperie. Por eso, hemos sido convertidos a la nostalgia, al comunismo melancólico: “Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; de su nostalgia, entre retazos de suspiros”.

Aquí en Comala, los comunistas melancólicos nos topamos en “Los Encuentos” y esperamos juntos sin saber qué esperamos: “Todo parecía estar como en espera de algo”. Entonces, estallamos en “un rencor vivo”, de la pura rabia contra el destino que nos ha tocado.

¿Qué guardamos de Marx y de las revoluciones sino ese “retrato viejo, carcomido por los bordes”, al cual aún nos aferramos todavía? ¿Todavía? ¿Seguimos tras ese “pueblo solitario. Buscando a alguien que no existe”?

Pero, esta nostalgia, esta melancolía de Marx -y de las revoluciones- esperando sin saber qué en el pueblo fantasmal de Comala, no es un llamado al desánimo, a la desesperación, al abandono de nuestras convicciones, sino el reconocimiento desnudo de los fracasos de los oprimidos, de los condenados de la tierra y, simultáneamente, la renovada fuerza que nos impulsa a seguir, partiendo de la memoria de los muertos, de aquello que debemos continuar y de lo que tenemos que dejar atrás.

Porque sabemos, por conocimiento y por experiencia, que el comunismo melancólico es como el agua que llena el cántaro y que tarde o temprano, la desbordará y la historia volverá a comenzar, tal como lo describe Juan Rulfo:

“En el hidrante las gotas caen una tras otra. Uno oye, salida de la piedra, el agua clara caer sobre el cántaro. Uno oye. Oye rumores; pies que raspan el suelo, que caminan, que van y vienen. Las gotas siguen cayendo sin cesar. El cántaro se desborda haciendo rodar el agua sobre un suelo mojado.”







miércoles, 29 de marzo de 2017

INTRODUCCIÓN A EL CAPITAL DE MARX, VOLUMEN I: EDICIONES Y CONTENIDO.


Orientarse en el laberinto de las traducciones es especialmente difícil en lo que se refiere a las obras de Marx y Engels; sin embargo, es una tarea necesaria si se quiere tener una referencia rigurosa a lo que efectivamente estos dos autores dijeron, más allá de la imagen que fue construida durante largos años y que, en muchos casos, tenía intenciones de apoyar una determinada corriente política.

Si bien no se pretende establecer un panorama completo, sin embargo, se colocan algunas líneas orientadoras para quien quiera entrar o retomar el estudio del marxismo, más aún en este año -2017- que celebramos los 150 años de aparición de El Capital como los 100 años de Revolución Rusa.
Hay que hacer referencia a dos ediciones que sirven de referencia para cualquier trabajo sobre estos autores:

1.     1.  Marx Engels Gesamtausgabe, Mega 2: la edición crítica de El Capital.

Marx Engels Gesamtausgabe publicado por el IMES, Internationale Marx-Engels-Stiftung IMES.
Esta que es la edición completa y crítica de las obras de Marx y Engels -y que aún se encuentra en proceso- retoma la publicación de estas obras iniciadas en la Alemania del Este en la década de los 60 -Mega-, pero que se detiene por la caída de los regímenes comunistas.

En 1990 se organiza el IMES para dar continuidad a este proyecto, que produce una edición histórico-crítica, que tendría 114 volúmenes y que reúne equipos de expertos de diferentes países.

Este es la página web oficial del Marx-Engels-Gesantuasgabe: http://mega.bbaw.de/struktur en donde además se pueden encontrar todos los tomos aparecidos y digitalizados, de libre acceso, en el idioma original en que fueron escritos por los autores.

En cuanto a El Capital solo a partir del Mega 2 se tiene su edición completa e histórico-crítica; para esto se debe tener en cuenta que “Ne existe una obra “terminada” en tres volúmenes titulada El Capital. Aunque Marx haya delineada una estructura general sucesivamente no modificada al menos a partir del 1863/65”. (Fineschi, Introduzione, 2004, pág. XIII)

Las editadas por Marx o Engels son cuatro:

               I edición alemana: 1867
               II edición alemana: 1872/73
               III edición alemana: 1883
               IV edición alemana: 1890
               Edición francesa: 1872/75
               Edición inglesa: 1887.

Todo esto muestra que el proyecto quedó inconcluso y no hay algo así como la versión definitiva. Una de las más completas revisiones del proceso de elaboración de El Capital puede encontrarse en Roberto Fineschi, Un nuevo Marx, en donde se comparan las principales variantes del tomo 1, a través de las ediciones y de los manuscritos. (Fineschi, Un nuovo Marx, 2008)

La edición en italiano, que junto con la serie de versiones y manuscritos originales en alemán, que puede servir de referencia para una posible edición crítica completa en español, toma de base la IV edición alemana de 1890 curada por Engels; junto con esta se coloca las principales variantes de todas las otras citadas anteriormente. El texto se basa en el Mega, II sesión, volúmenes del 5 al 10.
Con estas indicaciones, la edición italiana es el Volumen XXXI, Tomo I y II y contiene:

Tomo I.
Il Capitale. Crítica dell´economia política. Libro Primo. Il proceso di produzione del capitale. (1863-1890)
Tomo II.
Manoscritto económico 1863-1865. Il capitale. Libro primo. Il proceso di produzione del capitale. Capitolo sesto. Resultati del proceso de produzione inmediato.
Il capitale. Critica dell´economia política. Libro primro. Il proceso de produzione del capitle. I ed. Tedesca (1867). Primo capitolo e appendice sulla forma di valore.
Manocritto 1871-1872.
Varianti della (1867), II (1872/73) y III ed. Tedesca (1883) e dall´ed. Francese (1872-1875) del primo libro del Capitale.
Apparato. Glossario. Note explicative. Prospetto pesi e misure. Letteratura citata. Indice dei nomi. Indice analítico.

En cuanto a la edición del Mega 2 de El Capital, contiene 15 volúmenes, con 23 tomos, que contiene la totalidad de las ediciones de esta obra, así como los manuscritos correspondientes. Una revisión del proceso de edición y sus compontes se puede encontrar en Marcello Musto, Tras las huellas del fantasma. (Musto, 2011)

2.      Marx-Engels Collected Works:

Iniciada en 1975 y concluida en el 2004. 50 volúmenes, editada por Lawrence and Wishart en Londres. No son las obras completas de Marx y Engels, sino una selección. (Muchas veces se cita esta editorial como referencia a esta colección).

Se puede acceder a estas obras en el sitio web Marx/Engels Collected Works:

De estas traducciones, aquellas que toman como referencia los originales de Marx y Engels, y las confrontan con traducciones existentes, son las editadas por Terrell Carver. Estas son las que deberían ser utilizadas, si no se tiene acceso a la edición del Mega 2, mayoritariamente en alemán.
Tres publicaciones son especialmente importantes:

Marx, Later Political Writings, Cambridge University Press, Cambridge, 1996. Traducción de Terrell Carver y que incluye:

               Manifesto of Communist Party
               The eigthteen Brumaire of Louis Bonaparte
               Introduction to the Grundrisse
               Preface to A Contribution to the Critique of Political Economy
               The Civil War in France
               Critique of the Gotha Programme
               Notes on Adolph Wagner

Marx, Early Political Writings, Cambridge University Press, Cambridge, 1994. Traducción de Joseph O´Malley que incluye:

From the Critique of Hegel’s Philosophy of Right (§§261-313)
‘On the Jewish Question’
‘A Contribution to the Critique of Hegel’s Philosophy of Right: Introduction’
From the Paris Notebooks
‘Critical Marginal Notes on “The King of Prussia and Social Reform. By a Prussian”
Points on the State and Bourgeois Society
‘On Feuerbach’ From ‘The German Ideology’: Chapter One, ‘Feuerbach’.
From Poverty of Philosophy
Address on Poland

Marx and Engel´s “German Ideology” Manuscripts, Presentation and Analysis of “Feuerbach chapter” por Terrell Carver and Daniel Blank, Palgrave McMillan, New York

(En español, se puede ver el análisis y la traducción de algunos fragmentos de la “German Ideologý”, en Carlos Rojas, La ideología alemana. Un libro que nunca existió, en http://esteticascanibales.blogspot.com

Además, se ha publicado los Manuscritos de 1864-1865:
Marx´s Economic Manuscript of 1864-1865, Translated by Ben Fowkes, Edited and with an Introduction by Fred Moseley, Brill, Leiden, 2015.



3.      Traducciones a idiomas latinos:

No existe una traducción al español de los textos del Mega 2 y de lo que conocemos ni siquiera en proyecto. Tenemos una traducción que toman versiones anteriores y en base de estas, las confrontan con los originales del Mega 2:

Marx, Editorial Gredos, Estudio Introductorio de Jacobo Muñoz, Madrid, 2012. Incluye:

Textos Selectos Algunos fragmentos de El capital, que desgraciadamente siguen la traducción de Wenceslao Roces.
    Manuscritos de París.
               Manifiesto del Partido Comunista
               Crítica del Programa de Gotha.

En italiano, está la traducción de Fineschi de El capital: Marx -Engels, Opere Complete, XXXI, Tomo I y II, La citta del Sole, Napoli, 2004.

En portugués, hay varias traducciones publicadas por la editorial Boitempo, que es bastante ecléctica, en el sentido en que toma como referencia el Mega 2, pero a partir de traducciones anteriores. Se la criticado por su falta de rigor, sobre todo la ausencia de criterios filológicos y técnicos precisos. En otras ocasiones, como en el caso de la Ideología Alemana, no toma en cuenta al Mega 2 y sigue editando este “libro” en su forma clásica.

4.      El Capital de Marx en español.

Sin lugar a dudas, la traducción de El Capital de Marx realizada por Pedro Scaron, editada por Siglo XXI, es la mejor no solo de las que hay en español sino de todas las traducciones a otros idiomas, según el criterio de Roberto Fineschi, traductor de la edición crítica de esta obra al italiano.

Scaron señala en la introducción a la traducción, la serie de criterios filológicos que utilizó y los motivos por los que eligió la segunda edición alemana como texto de base; mientras que la edición crítica de Fineschi, que se hace tomando la edición del Mega 2, se hace sobre la cuarta edición alemana editada por Engels.

La traducción de Scaron es extraordinaria y hemos tenido la suerte de tenerla a disposición ya por largos años; lamentablemente la de Roces, que es francamente mala, sirvió -y sirve- todavía de referencia.

La versión de Scaron debería confrontarse con los textos publicados por el Mega 2 y especialmente con la traducción de Fineschi; los cambios que habría que introducir, en realidad, son pocos, aunque algunos de ellos significativos.

Desde luego, lo ideal sería tener una nueva traducción que partiendo de la de Scaron, se actualice tomando en cuenta los últimos estudios y hallazgos. Por el momento, como instrumento de trabajo, sería suficiente tener en cuenta la edición italiana que, sobre la base de la cuarta edición alemana, coloca todas las variantes de las otras ediciones alemanas e incluye la francesa revisada por el propio Marx, aunque nunca estuvo de acuerdo con los traductores y es deficiente.

Mientras se espera una edición crítica completa de El Capital en español, junto con sus versiones y sus manuscritos, la elección obligatoria es la traducción de Pedro Scaron, en la cual se tiene que señalar aquellas modificaciones, no tanto de estilo o de giros del lenguaje propios de nuestra lengua, sino los términos que implican una alteración de los contenidos, que al cambiarse por otros, modifican los significados en diversos grados.

Algunos ejemplos significativos de términos que habría que revisar en la versión de Scaron:
Por lo general, Scaron rehúye el término “fenoménico” y prefiere utilizar:”manifestación”:

La versión de Fineschi dice: “il valore d´uso diventa forma fenoménica del suo contrario del valore”. (67)
La versión de Scaron: “el valor de uso se convierte en la forma en que se manifiesta su contrario, el valor”. (69)
Fineschi: “E dunque una seconda peculiaritá della forma di equivalente che il lavoro concreto diventi forma fenoménica del suo contrario, del lavore astrattamente humano”. (69)
Scaron: “Es, pues, una segunda peculiaridad de la forma de equivalente, el hecho de que el trabajo concreto se convierta en la forma en que se manifiesta su contrario, el trabajo abstractamente humano”. (72)

Aunque no es el lugar para discutir a fondo, hay una diferencia importante entre una “manifestación” de la forma y la “forma fenoménica”, porque el término fenómeno tiene toda una historia y especialmente en Hegel, de donde Marx tomará una buena parte de su terminología para esta primera sección de El Capital.

En otras ocasiones, Scaron reemplaza “forma cosale [sachlich]” por “forma material”:

               Fineschi: “…dei lavori umani riceve la forma cosale [sachlich]” (83)
               Scaron: “…de los trabajos humanos adopta la forma material…” (88)

Aunque en otros contextos, Scaron mantiene el término cosa para traducir Sache.

El término que sufre un cambio con implicaciones mucho mayores, es lo “universal” que se traduce por “general”, y a pesar de la proximidad aparente. Remiten a significados harto diferentes, con implicaciones ontológicas y epistemológicas sustanciales y que pueden conducir a distorsiones en la comprensión del pensamiento de Marx.

               Fineschi:“In questa misura, per lui lo scambio è un proceso universalmente sociale”. (99)
               Scaron: “En esa medida el intercambio es para él un proceso social general”. (105)
               Fineschi: “…la sua merce vale come equivalente universal”. (99)
               Scaron: “… y esta como equivalente general de todas las demás”. (105)

Entonces, habría que realizar estos señalamientos sobre la traducción de Scaron, con lo cual se tendría una versión suficientemente crítica y filólogicamente ajustada, que permitiría una gran precisión en los debates sobre esta primera parte de El Capital, que es particularmente difícil.

5.      El contenido de El Capital, Tomo I.

Podría parecer paradójico el preguntarse por el contenido de El Capital, pero no lo es, porque la respuesta a esta pregunta será orientadora de la aproximación y de la toma de posición sobre los debates específicos que se tengan sobre esta obra. A continuación sigo la introducción realizada por Taylor y Bellofiore, que precisan el conjunto de elementos fundamentales que están en cuestión en el Volumen I de El Capital. (Taylor & Bellofiore, 2004)

La primera y fundamental tesis hace referencia a la relación entre capital y trabajo, en donde se trata de entender cómo se produce el capital y esto solo puede resolverse en relación con el trabajo; son dos elementos que funcionan de manera correlativa: en nuestras sociedades, no se puede comprender el uno sin el otro.

Pero, esta es una relación desigual, asimétrica, en donde la existencia del capital implica un proceso de explotación del trabajo; así, los dos aspectos se encuentran en una confrontación permanente: “El principal objetivo de Marx en Das Kapital: Kritik del Politischen ÖKonomie es entender las condiciones que hacen posible la existencia y crecimiento del capital sobre la base de la explotación del trabajo”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 1)

Este punto de partida se mantiene a lo largo de los tres volúmenes del capital y subyace como su fundamento, que está detrás de cada uno de los elementos y procesos, no importa en el nivel en el que nos encontremos. En cada uno de los momentos de producción del capital, cabe preguntarse por el otro extremo, por el modo en el que el trabajo entra en dicha fase. Por ejemplo, el momento del capital como dinero, encontramos que es aquel que compra el tiempo de trabajo socialmente necesario.

Ahora bien, está claro que El Capital carece de una versión definitiva, acabada, que los autores hayan establecido como definitiva; incluso después de cada edición, tal como los manuscritos muestran, se formulan nuevas redacciones, se introducen otros aspectos y debates, se avanza sobre la propia comprensión: “El Capital de Marx permanece como un proyecto inconcluso que va de una muy extensa escritura a procesos de revisión que crean enormes dificultades de interpretación que también son fácilmente olvidables”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 1)

A pesar de este carácter no terminado de la obra, se ve con claridad que hay un plan integral, que hay una unidad en donde cada aspecto depende del otro y que desemboca en una “totalidad estructurada: “Desde nuestro punto de vista, el rol de la dialéctica de Marx es asir una totalidad estructurada en donde cada elemento depende de su relación con los otros elementos y con el todo.” (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 12)

En la dinámica de esta “totalidad estructurada”, hay unos primeros aspectos que fundamentan y explican todos los demás, que establecen leyes y restricciones que actúan en los otros niveles y que permiten su desarrollo. Por lo tanto, cada momento, cada parte, cada hallazgo, tiene que ser tomado en cuenta en el siguiente momento, porque sin este no se lo puede comprender a cabalidad. Nuevamente, en el caso de la constitución del dinero, esta remite en último término a relación entre capital y trabajo, entre valor de uso y valor.

En el proceso de producción del capital, los niveles más desarrollados no solo abren nuevos campos de realización hacia adelante, sino que regresan sobre su propio fundamento, sobre su punto de partida, arrastrando a estos a su plena concreción, a la posibilidad de su reproducción ampliada, en una espiral sin fin, tal como vivimos desde el inicio del capitalismo. Tal como se ve en el caso del dinero, únicamente cuando el capital aparece como dinero, este capital puede comprar ese trabajo socialmente necesario y reproducirse a escalas cada vez más amplias. El dinero regresa sobre la relación valor de uso y valor para realizarse plenamente el valor, para convertirlo en capital. En términos actuales se podría decir que el capital actúa como un software, que de manera recursiva se llama a sí mismo en un bucle interminable.

Metodológicamente hablando, el punto de partida de Marx son las categorías simples, que expresan ese fundamento en su inicio, nuclear, que sirve de inicio a todo el proceso, que crean un campo marcado en donde se dan todos los demás procesos; estas categorías no desaparecen durante todo el proceso de producción del capital sino que mantienen como su núcleo causal y explicativo: “…excepto decir que todos los que contribuyen a la colección actual están de acuerdo que Marx comienza en el Volumen I con las categorías abstractas y simples y entonces procede en el curso de los tres volúmenes a desarrollar cada vez más concretas y complejas categorías”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 11)

Por ejemplo, la contraposición entre valor de uso y valor, entre capital y trabajo, se mantendrá de principio a fin en los tres volúmenes de El Capital.

Ya nos es conocido que el punto de partida es la mercancía, detrás de la cual está la contraposición entre valor-de-uso y valor:  “Dado que esta totalidad de relaciones no puede ser presentada inmediatamente la primera dificultad es en dónde empezar. Marx comienza, en la Primer Parte con la “mercancía” y su oposición dialéctica interna entre el valor-de-uso y el valor, y entonces coloca la forma-valor como la peculiar modalidad a través de las que estas contradicciones se exhiben.” (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 12)

El valor se levanta como una forma que abstrae, que separa el contenido del valor-de-uso, que prescinde de él y que tiende a valorizarse en niveles cada vez más amplios. Aquí la noción que atraviesa prácticamente todos los procesos, es esta de forma-valor, que enuncia con claridad su relación con el valor-de-uso.

La forma-valor contiene en cada momento, en cada fase, en cada aspecto de la producción del capital, una expresión específica de la “oposición dialéctica” entre capital y trabajo. Hay que resaltar que esta “oposición” no es algo exterior, sino que le es “interna”, inherente o le pertenece plenamente a toda la producción del capital, sin la cual no podría ni existir ni ser comprendida.

Una vez que está dado el capital, este aparece como un universal, imponiendo su estructura y sus procesos a todos los demás. Este capital “como un todo” pone” los otros elementos, a través de “particularizaciones y concreciones”:

“A partir de aquí todo lo que es presupuesto -todas las relaciones del capital como un todo- son puestas progresivamente… En otras palabras, todos los conceptos en la primera parte del Volumen I requieren de posteriores particularizaciones y concreciones. El proceso de particularización y concreción puede ser más fácilmente entendido como un doble movimiento que estructura, de una parte, la relación entre las partes del volumen I (particularización) y, de otra, la relación entre las partes particulares de los otros tres volúmenes (concreción)”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 18)

Aquí cabe detenerse para clarificar este término que proviene del sistema hegeliano y que Marx lo utiliza: “poner”. ¿Qué se quiere decir con “puestos progresivamente”? En un primer sentido evidente, se está refiriendo a que el capital como universal coloca los otros elementos que le son necesarios para su reproducción ampliada, para valorizar el valor cada vez más; pero, significa, de fondo, que estos procesos que se desencadenan no son exteriores al capital, sino que son realizaciones de este.

Es el propio capital el que se desdobla, el que se desarrolla, el que se despliega sin parar y cada una de sus “creaciones” solo son formas concretas en las que ha devenido el mismo capital. Es como si el capital fuera adquiriendo diversas caras, como Las siete caras del Doctor Lao, que son siempre las del mismo personaje. El capital existe de esta manera: explicitándose, indexándose, a través de una serie de concreciones y particularizaciones.

Entonces, esos momentos en los que el capital se realiza le son inherentes y más aún, necesarios; esto es, sin ellos no podría existir; este es el caso del dinero. El capital está obligado a convertirse en dinero para poder comprar el trabajo socialmente necesario y reproducirse ampliadamente.

Durante todo el proceso se trata, siempre, de cómo se valoriza el valor, de cómo se acumula más capital, que es como un vampiro insaciable que chupa la sangre de los trabajadores, en una metáfora que proviene del mismo Marx, y que solo puede hacerse a través del dinero: 

“Las partes de El Capital I están conectadas por un movimiento que va de la universalidad a la particularidad y las determinaciones (sistemáticas) internas que vinculan estos diferentes elementos a la unidad: capital. En las primeras dos partes del Volumen I la universalidad del capital está inicialmente constituida por el desarrollo de formas-valores, mercancías, dinero, capital. “Valor” es presentado como el auto-movimiento de la substancia o del sujeto yendo a través de un proceso de auto-valorización capital como valor en proceso, como dinero en proceso”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 12)

La fórmula general del capital M-D-M´ muestra este proceso de valorización del valor, este incremento del capital y del dinero, cuyo único origen se encuentra en la apropiación del plusvalor, de la cantidad de trabajo socialmente necesario no pagado: “Esta forma es la forma más abstracta-simple de “valorización”, un proceso en donde una cantidad inicial de dinero genera una diferencia cuantitativa con ella misma (un plusvalor) que es puesto como un incremento monetario (la cantidad en la M´excede a M)”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 12)

Por esto, El Capital no trata únicamente de los procesos del capital sino de su origen, que se encuentra, tal como se estableció desde el inicio, en la relación de oposición entre valor-de-uso y valor, entre capital y trabajo; esto es, en la explotación de los trabajadores por parte del capital. El capital existe únicamente en la medida en la que explota la fuerza-trabajo, en cuanto incorpora el trabajo vivo y pone el movimiento el trabajo muerto -el capital-:

“La parte media del Volumen I responde a la cuestión no solo de cómo el capital trabaja sino (y sobre todo) de dónde viene. Aquí Marx considera ´no solo cómo el capital produce, sino cómo el capital es el mismo producido´ y con eso coloca el escenario para el análisis de explotación como una condición necesaria para la existencia del capital como forma de valorización. Un incremento del dinero solo es posible gracias a la incorporación del capital en sí mismo con la fuerza-trabajo, e incluye una breve introducción al valor de la fuerza-trabajo, el salario”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 13)

La explotación no es exterior al capital, no es un especie de componente marginal que podría o no estar; aquí toda la fuerza está en su carácter “necesario”, sin el cual el capital no podría existir: el capital para valorizarse, o el proceso de valorización del valor, está en función directa del grado de explotación de la fuerza-trabajo.

Así, no se podría decir que el capital financiero ha tenido ganancias extraordinarias sin estar diciendo, al mismo tiempo, que el grado de explotación de la fuerza-trabajo también ha crecido de manera “extraordinaria”; como tampoco sería válido sostener que la consolidación de cierto capital industrial se ha dado si no se dice simultáneamente que la explotación de la fuerza-trabajo se ha incrementado.
De tal manera que “casi la tercera parte del libro -trata de este antagonismo fundamental aunque necesario entre trabajadores-asalariados y capitalista, a través de indagar que abarca el intercambio (que ahora se llama mercado de trabajo) y la producción. La particularización del capital en capital constante y variable (tanto los gastos monetarios como sus elementos) constituyen los dos polos opuestos de la ´unidad en la diferencia´ de manera crucial, el trabajo vivo permite una transferencia de valor exhibidos por los elementos del capital constante a un nuevo producto y al mismo tiempo genera un nuevo ´valor añadido´, que para Marx no es sino la expresión monetaria del “tiempo de trabajo socialmente necesario” extraído de los trabajadores”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 13)

 Por eso , Marx establece cuantitativamente la relación entre capital y trabajo, a través de la tasa de plusvalor, que establece una relación directamente proporcional entre el incremento del capital y el grado de explotación. Si ha habido en un período dado, ganancias extraordinarias del capital significa directamente, que el grado de explotación de los trabajadores ha crecido de manera monstruosa: “La razón entre el plusvalor y el capital variable es llamada por Marx la ´tasa de plusvalor´y es dependiente del ´grado de explotación de la fuerza-trabajo por el capital´”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 13)

Al final del Volumen I de El Capital  nos encontramos con la acumulación capitalista; esto es, con el resultado del proceso de valorización del valor a través de una determinada tasa de plusvalor, que siempre se ha en una escala más grande, que tiene la lógica de seguir una espiral que no puede detenerse.

“La parte final del Volumen I considera la reproducción del capital. La categoría de acumulación significa que el resultado de la actividad productiva es realmente la perpetuación del propio movimiento de auto-valorización (Parte Siete), La ´reconversión´ del plusvalor en capital Marx lo llama ´acumulación de capital´. Una espiral de acumulación es esencial al concepto abstracto de capital, puesto que, sin este, el capital meramente colapsaría en dinero en su simple función de medio de circulación de mercancías (Parte Uno)”.  (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 14)

Ahora podemos explicitar la parte política de la crítica economía política de Marx, porque a través de la desigualdad entre capital y trabajo, conectados por la explotación del uno sobre el otro, vemos cómo todo movimiento del capital tiene repercusiones directas sobre los trabajadores. De esta manera, la acumulación como tendencia imparable lleva a la concentración del capital que hecha fuera del “mercado de trabajo” a una masa de trabajadores, que conforman el “ejército de reserva” y que permite mantener los salarios lo más bajo posible:

“El dinero como capital continuamente es lanzado a la circulación: tanto los avances del dinero original como su incremento. Dada la tendencia del capital incesante e ilimitada a acumular, la dinámica de explotación culmina sistemáticamente en: (i) la concentración del capital y (ii) al ejército de reserva de los desempleados a través de la expulsión del trabajo vivo… ahora él introduce una referencia directa al capital ´total´ como tal y a la reproducción social del capital total de una manera esencial”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 14)

Estamos ya de lleno en una sociedad de clases. Desgraciadamente con los sucesos del siglo XX, especialmente la caída de los llamados socialismos reales, el triunfo del capitalismo y las grandes derrotas de los trabajadores, esta perspectiva ha desaparecido de los análisis, de los estrategias, de las prácticas, de la academia.

Pero, se tiene que volver a esta perspectiva de clase porque la valorización del valor cada vez en una nivel más amplio y profundo, que no deja aspecto alguno de la vida sin secuestrar, significa un nivel mayor de explotación de los trabajadores. Nunca ha sido tan cierto como ahora que las leyes del capital se cumplen férreamente y que El Capital sigue siendo la mejor descripción de la realidad que vivimos; esto es, una sociedad de clases en donde los trabajadores solo tienen su fuerza-trabajo para vender mientras el capital crece sin cesar:

“…ahora podemos ver la emergencia de sujetos realmente ´desiguales´ en una sociedad de clase, la clase trabajadora (que tiene solo la fuerza-trabajo para vender) y la clase capitalista (que es propietaria del dinero, los medios de producción y las mercancías; (iii) el capital por lo tanto no solo produce y realiza el plusvalor, sino también y principalmente produce capital y en una escala ampliada, así que (iv) la reproducción es la reproducción de las relaciones capitalistas de explotación”. (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 15)

Por eso, cualquier estrategia que únicamente se centre en los procesos de dominación, en las alternativas contra-hegemónicas o en las iniciativas puramente culturales o lingüísticas -con todo lo importantes que son y que siempre tienen que estar presentes- están destinadas al fracaso, a ser reabsorbidas por la lógica del capital.

La lucha de clase tiene que expresarse tanto en los niveles de la dominación como de la explotación; esta es la única manera de ser realmente anti-capitalistas. Por eso, se puede concluir que: “El Volumen I de El Capital es acerca del proceso de producir y reproducir una particular sociedad de clase; es acerca de la relación capital-trabajo a través de la que las relaciones sociales capitalistas de explotación y acumulación son reproducidas.” (Taylor & Bellofiore, 2004, pág. 15) 

6.      Bibliografía recomendada:

Para seguir el desarrollo de los temas en torno al Mega 2, el sitio Marxismo crítico: https://marxismocritico.com/tag/mega-2/

También el sitio Historical Materialism, especialmente las conferencias anuales, su revista y la serie de libros sobre este tema publicados por la editorial Brill:  http://www.historicalmaterialism.org/

Otra referencia indispensable para la introducción a los debates suscitados por la publicación del Mega 2:

Robles Báez, Marco (comp.), Dialéctica y capital. Elementos para una reconstrucción de la crítica de la economía política, Uam/csh, México, 2005.
Bellofiore and Fineschi, Re-reading Marx. New Perspectives after the Critical Edition, Palgrave/McMillan, New York, 2009.

Para un análisis a fondo de El Capital en su nueva edición, los ensayos sobre el volumen 1 de El Capital, es una referencia obligada:

Bellofiore and Taylor, The constitution of Capital. Essays on Volume I of Marx´s Capital, Palgrave - McMillan, London, 2004.

Además, los ensayos sobre el volume 2 y 3:

Arthur and Reuten (eds.), The circulation of Capital. Essays on Volume Two of Marx´s Capital, McMillan Press, London, 1998.
Campbell and Reuten (eds.), The culmination of Capital. Essays on Volume III of Marx´s Capital, Palgrave, New York, 2002.
Bellofiore, Riccardo (ed.), Marxian Economics: A Reappraisal. Essays on Volume III of Capital. Volume 1: Method, Value, Money, McMillan, London, 1998.

Un análisis de los debates sobre la forma en El Capital, que toma en cuenta el Mega 2 y algunos de los estudios actuales, en: Carlos Rojas, Estéticas caníbales, Volumen II, Máquinas abstractas estéticas:
Clave: !gQhiE35Q6IgyrDnvWdq7JTcAWN1lSpEo5Gr9Rj2y6Ss

7.      Bibliografía.

 

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