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domingo, 23 de septiembre de 2012

HACIA UNA NUEVA DIALÉCTICA: 11.1. ROY BHASKAR: AUSENCIA-PRESENCIA.


Bhaskar coloca al “no-ser a la par que el ser”(44), que se sustenta en que se produce constantemente un proceso de-óntico; esto es, de pérdida de la realidad, de regreso de esta a la ausencia, al no-ser.
La ausencia aparece en ese proceso que lleva de lo ontológico, a lo óntico y a lo de-óntico; lo que significa: el ser que desemboca en las cosas y estas dejan de ser tales. Es la introducción de la irrealidad en la realidad. Por eso: “Presencias y ausencias pueden estar recursivamente incrustadas y sistemáticamente entremezcladas en toda clase de fascinantes maneras.”(44)
La imagen que emerge es la de un mundo que adquiere las más variadas formas, que van desde las realidades que vivimos cotidianamente hasta los espacios virtuales o hiperreales que cada vez nos son más cercanos. Por eso, la secuencia ausencia-emergencia está poblada de “intervalos, vacíos y pausas, deseos, fallas…” (45)
La ausencia es la riqueza de lo real; solo por medio de ella, otra realidad se hace presente, comienza a existir. De lo contrario, lo único que tendríamos es el peso aplastante del presente, de lo efectivo, de lo que está ante nosotros.
Tenemos que colocar y comprender que junto a los procesos de realización, necesariamente, concurren otros de des-realización, en donde la existencia se deshace, se pierde, la presencia se vuelve ausencia.
Aún hay que ir más lejos en esta consideración: la pregunta por las condiciones de existencia de cualquier fenómeno, tiene que ir seguida de su doble, la pregunta por las condiciones de su inexistencia, de su desaparición. Y su entrada a la nada, no es algo que le suceda como una especie de exterioridad maligna que la atrapa y de la cual quiere escapar.
Por el contrario, se deben hacer manifiestos, explícitos, aquellos elementos nucleares, internos, “esenciales”, de todo fenómeno que corresponden a los mecanismos de su disolución. Todo lo que existe contiene, desde el inicio, la forma de su inexistencia.
El vacío, la nada, a su vez, se arruga sobre sí misma para dar lugar a todo lo que existe: ausencia-presencia, indefinidamente. (Además esta es la imagen que nos proporciona la física contemporánea, aunque resultaecontra-intuitiva.)
La cadena completa quedaría de la siguiente manera:

                ontológico – óntico – de-óntico – óntico – ontológico…

En la realidad está contenido el principio de su i-rrealidad; y en la i-rrealidad está el universo entero. (Invito a reflexionar sobre las consecuencias que esta propuesta tendría para ámbitos como el estado, la sociedad, los afectos, la ley.)

domingo, 16 de septiembre de 2012

HACIA UNA NUEVA DIALÉCTICA: 11: ROY BHASKAR: LA LÓGICA DE LA AUSENCIA.


La dialéctica de Roy Bhaskar tiene una profundidad conceptual y técnica solo comparable con los sistemas construidos por Hegel, Whitehead o Badiou. En este sentido, se le puede llamar con todo derecho: la gran lógica. (Bhaskar Roy,  Dialectic. The pulse of freedom, Routledge, London, 2008)
Difícilmente ese gigantesco esfuerzo sistemático es reducible a una síntesis por precisa que sea esta. He preferido seleccionar una puerta de entrada a su dialéctica que nos muestre la orientación de su propuesta: la lógica de la ausencia.
Si el trabajo de lo negativo es lo que define a las dialécticas de nuestro tiempo, el caso de Roy Bhaskar es ejemplificador. El origen de toda negación se encuentra en la ausencia como correlato indispensable de la presencia:
“Negación real es primero y más simplemente considerada como la presencia en una región del espacio más o menos determinada… de una ausencia en un nivel específico o contexto de ser de alguna entidad, cosa, poder, evento, aspecto, relación, etc., más o menos determinada.” (35)
Si se quiere liberar a la dialéctica e instaurar una dialéctica de la liberación es preciso introducir la ausencia tanto “epistemológica como ontológicamente” (36); esto es la prioridad de la ausencia en todo sentido:
“Mi intención es mantener en esta sección que (1) que podemos referirnos al no-ser, (2) que el no-ser existe, y que (3) no solo debe concederse que el no-ser tiene prioridad ontológica sobre el ser en el grado-cero del ser, (3) sino que, más aún, no-ser tiene una prioridad ontológica sobre el ser. En suma, la negatividad gana.” (36)
Contra las ontologías de la presencia, hay que colocar a la negación, entendida como proceso de ausentarse, que está detrás de todo proceso de cambio, de transformación, de pluralización de las realidades y de nuestra comprensión de ellas.(38)
La consecuencia primera y fundamental es la crítica no solo a la ontología de la presencia, como he dicho, sino a la insolencia del presente, de lo dado. Si la ausencia es el núcleo ontológico de lo real, entonces esta tiene que ser entendida como cambio, como alteración. Cambio y ausencia van de la mano, no puede existir la una sin la otra.
De este modo se abre la realidad a su radical contingencia; lo que es bien pudiera haber sido de otro modo; o bien podrá ser de otra manera. Y este principio arrastra tras de sí, al orden epistemológico: también tenemos que dejar que penetre la lógica de la ausencia en el conocimiento, para provocar en este una transformación.