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domingo, 14 de julio de 2013

EL SIGNIFICADO DE LO METALÓGICO EN WITTGENSTEIN

Siguiendo a Wittgenstein y prologando sus razonamientos, podemos aproximarnos a una determinada comprensión de aquello que se enuncia como meta-: metalógico, meta-lingüístico. Digamos de entrada la afirmación central sobre este tema: lo meta- debe ser entendido estrictamente como una función inmanente; esto es, no nos lleva a un espacio diferente mediante un movimiento trascendente, sino que se desplaza hacia otro campo que, finalmente tiene la misma contextura ontológica.
“7. Pero la proposición ´debo comprender la orden antes de poder actuar de acuerdo con ella´ tiene sentido; solo que no un sentido metalógico. Y comprender y significar no son conceptos metálogicos.”
Así la comprensión y el significado de una orden no están ubicados en mundos distintos; pertenecen a la misma esfera, comparten una ontología similar, solo que ligeramente desplazada. No hace falta acudir a hipótesis psicológicas de procesos especiales ni recurrir a alguna metafísica del comprender.
Desde esta perspectiva, se puede aproximar esta noción de meta- con la de las conexiones parciales, que constituiría su origen real: en la composición de dos fenómenos u objetos, estos jamás entran completamente en la constitución del otro o, en caso de hacerlo, pueden desprenderse, para que en ambos casos puedan pertenecer a instancias diferentes.
Lo meta- de cualquier fenómeno, lógica, lenguaje o conocimiento, significa la mirada que tenemos de dicha realidad desde la perspectiva de aquellos elementos compatibles pero comparables, desde los cuales hablamos o interrogamos a un objeto determinado.
De este modo, se preserva tanto la inmanencia radical de todo lo existente y por otra no se la reduce a una suerte de homogeneidad, sino que se mantiene su enorme diversidad, que viene dada por una serie de desplazamientos ontológicos, graduales o no, continuos o discontinuos.
Con este tipo de ejemplos, se quiere mostrar que la  lectura de Wittgenstein no tiene por qué quedar atrapada en los juegos del lenguaje o la interpretación analítica. Ciertamente que el paso es difícil, porque la dlucidacuón ya canónica de sus textos ha seguido esa dirección y porque parecería que solo  se trata de cuestiones del lenguaje cuando hay muchos más en sus reflexiones.


domingo, 7 de julio de 2013

LA GRAMÁTICA FILOSÓFICA DE WITTGENSTEIN

Parecería simple embarcarse en la lectura de esta obra gigantesca de Wittgenstein; sin embargo, se corre el peligro de encontrar en ella nada más que lo que ya sabemos, bien sea hacia atrás para mirar los restos del Tractatus que son todavía reconocibles o bien los desarrollos hacia adelante que desembocarán en las Investigaciones Filosóficas.
Lo valioso de esta obra no está solo en su mérito histórico dentro del pensamiento de Wittgenstein, sino en la elaboración de ese vínculo entre las dos partes de su vida, como se suele decir: el primer y el segundo Wittgenstein, quizás para apostar por una hipótesis algo extraña y señalar que al final de cuentas la ruptura entre los dos momentos ha sido sobrevalorada. Hasta se podría decir que el Tractatus solo es el caso extremo y especial de una determinada gramática.
Con esta mirada, avanzo hacia otro campo –hacia algunas cuestiones epistemológicas actuales- para preguntarme en qué medida ciertas reflexiones de Wittgenstein aclararían temática específica, especialmente en la re-construcción -¿refundación?- de una nueva dialéctica y de una nueva estética. (Las temáticas de esta nueva dialéctica y estética se pueden encontrar en este mismo blog.)
Además está la necesidad de escapar a los lugares comunes, que han sido utilizados hasta el cansancio y por lo tanto se vuelven poco explicativos, su ampliación sin límite significa su destrucción como conceptos útiles. Me refiero a las nociones de gramática y juego de lenguaje, entre otras.
Comencemos por alejar la interpretación de Wittgenstein de sus dos extremos: la clausura a una suerte de lenguaje perfecto o su reducción a un tipo de juego de lenguaje; ni metafísica ni analítica (en cualquiera de sus variantes).
“6. …¿No es el caso que la expresión de la comprensión sea siempre una expresión incompleta? Esto significa, supongo, una expresión a la que hace falta algo, algo que es, no obstante, esencialmente inexpresable, pues de otra manera podría yo encontrar una mejor expresión para ello. Y ´esencialmente inexpresable¨ significa que no tiene sentido hablar de una expresión más completa.”
La tentación que se viene inmediatamente a la cabeza es interpretarla en cualquiera de las dos direcciones señaladas: se podría decir que “inexpresable” se aproxima a que el sentido del mundo se encuentra fuera del mundo; o bien, podríamos indagar en qué contexto específico una frase así tendría significado.
Y que, por lo tanto, la Gramática filosófica se encuentra a caballo entre las dos fases de su pensamiento y que expresa las dudas de su conformación, que le llevarán hasta los textos más clásicos como Investigaciones filosóficas o Sobre la certidumbre.
Está claro, en primer lugar, que ha dejado de lado cualquier recurso a una esfera que se encontrara fuera del lenguaje y de allí la renuencia a buscar “una expresión más completa.” Y tampoco se encuentra el recurso a un juego del lenguaje que permitiera resolver esa inexpresabilidad, que llevaría a preguntar en qué condiciones podríamos enunciar: “esencialmente inexpresable.”
Cabe, entonces, introducir una interpretación que sea mucho más compatible con lo que está sosteniendo; esto es, se trataría de la ruptura entre lenguaje y sentido, de tal manera que un enunciado jamás dice completamente aquello que quiere decir; pero este resto “inexpresable” simplemente pertenece a otro enunciado que, a su vez, deja un segmento inexpresable. Hay una no coincidencia perfecta entre lenguaje y sentido.

Este enunciado “no coincidencia perfecta entre lenguaje y sentido” no tiene que llevarnos a buscar ese resto de sentido fuera del lenguaje, sino en otro segmento del lenguaje. No se trata solamente de cambiar de juego de lenguaje para que lo inexpresable pueda ser dicho, sino que sostener una afirmación más radical: hay entre las dos esferas un sistema de conexiones parciales que, al mismo tiempo, están completamente contenidos una en otra, como un todo. Desde luego, hay que insistir que todos los enunciados finalmente son segmentos y que no es posible enunciar la totalidad del sentido ni agotar la capacidad expresiva del lenguaje. 

Wittgenstein, Ludwig, Gramática filosófica, Unam, México, 2007.