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martes, 23 de octubre de 2012

HACIA UNA NUEVA DIALÉCTICA 13.1: DIALÉCTICA SISTEMÁTICA.


Para Christopher Arthur, The new dialectic and Marx´s Capital, la reconstrucción de la dialéctica atraviesa por revalorizar la herencia de Hegel y de Marx, que lleva a la elaboración de una dialéctica sistemática que “articule las relaciones de un orden social dado, el capitalismo, como opuesta a una dialéctica histórica que estudia el ascenso y caída de los sistemas sociales.” (3)
Este privilegio de la parte sistemática “no se debe a la aplicación de un método universal abstracto, sino al mismo movimiento material que requiere expresarse en tales categorías lógicas.” (3)
Este concepto de dialéctica sistemática proviene de Hegel y se refiere a la “articulación de categorías designadas para conceptualizar una totalidad concreta existente.”(4)
El debate que se plantea es de fondo, porque atañe a las relaciones que se establecen entre lógica e historia, cuestión por demás difícil y problemática desde todo punto de vista, más aún si tomamos en cuenta que la tendencia fue ver al marxismo como un historicismo radical.
Aunque falta un largo trecho por caminar la idea no siempre clara que surge de estos debates es que la emergencia de la dialéctica sistemática es, ella misma, histórica, real, ontológica y no solo un artificio conceptual, un  mero procedimiento epistémico y epistemológico. (Volveré sobre este tema más adelante. Por el momento, mostraré las ideas centrales de la dialéctica sistemática.)
Por esto, “para Tony Smith es cuestión de discernir las tendencias estructurales de la forma bajo consideración. Una vez que estas son identificadas es posible inferir el carácter de nueva forma social comprendida en la nueva categoría.”(5)
Hay que volver los ojos a Hegel para saber de qué manera se está entendiendo este proceso, en donde se rebasa aquello que es metafísico en Hegel y se subraya su sistematicidad, que es lo que realmente importa; esto es, el conjunto de categorías, su ordenamiento estructural y la serie de relaciones incluidas.
De aquí que uno de los aspectos sobre los que esta dialéctica sistemática volverá insistentemente es   la “homología entre la estructura de la Lógica de Hegel y la del Capital de Marx, o al menos, una homología de algún modo especular…”(7) Pasaremos, entonces, desde “las estructuras lógicas” a “las formas del valor.”(8)
La conclusión a la que se llega es evidente: “Marx puede haber tomado la lógica de Hegel como una simple ayuda expositiva pero, para mí, la estructura lógica tiene una importancia ontológica.”(9)
Este movimiento se da primero en la realidad y por eso se traslada al plano conceptual; el carácter general, abstracto, sistemático –legaliforme como diría Lukács- está en la realidad y de allí la necesidad de usar una lógica apropiada para entenderla:
“Aquí, en este libro, muestro que hay realmente una afinidad entre la Idea de Hegel y la estructura de las mercancías, el dinero y el capital; y esto solo por las muy peculiares características de una economía monetaria.”(10)


lunes, 22 de octubre de 2012

HACIA UNA NUEVA DIALÉCTICA 12. NUEVA ECONOMÍA POLÍTICA, NUEVA DIALÉCTICA.

Los estudios marxistas renovados a partir de la nueva publicación de las obras completas de Marx y Engels, Mega2, abrieron el camino que conduce a repensar a la economía política y como su consecuencia lógica, la apertura de una nueva dialéctica.
Esta nueva dialéctica no requiere únicamente una reconstrucción, sino un trabajo radical de re-fundación desde sus bases, que permitan tanto dejar atrás el peso del marxismo dogmático y que esté en capacidad de dar cuenta de los fenómenos sociales contemporáneos, como la emergencia de los movimientos de resistencia al capital o la comprensión de la larga crisis capitalista que enfrentamos.
Lo inicial de este campo, junto con su difusión limitada –más aún en América Latina- exigen que vayamos paso a paso, de la manera más consistente posible, en esta vía de re-pensar sobre otros fundamentos la dialéctica.
En un primer momento, se tratará de tematizar la nueva dialéctica, tomando en cuenta que emerge en medio de los debates de la nueva economía política, que serán objeto de reflexión exclusivamente en su relación con la dialéctica que se encuentra contenida en ella.
(Es igual de urgente emprender una reflexión a fondo sobre la economía política, más aún en la fase de declive que se encuentra el capitalismo tardío.)
Para comenzar a tematizar la nueva dialéctica tomo a uno de sus autores relevantes, que nos servirá de guía y que nos permitirá mostrar cuáles son los debates actuales, en qué dirección se orientan, cuáles son las posiciones que se toman, qué conceptualizaciones y qué paradigmas empiezan a tomar forma: Arthur Christopher, The new dialectic and Marx´s Capital, Brill, Leiden, 2004.
Desde el inicio asoman algunas constantes: la relación entre Marx y Hegel, una revalorización de Hegel, reconsideraciones radicales sobre la dialéctica en los análisis que hace Marx en El Capital especialmente centrados en el trabajo y el valor, el papel de lo negativo o los muchos modos de entender la negatividad, la oposición entre la dialéctica histórica y la dialéctica sistemática con el privilegio de esta última.
De la vieja dialéctica casi no queda nada; quizás la referencia ocasional a algunos autores como Adorno o Lukács. Más aún esta nueva dialéctica se encuentra en las antípodas de la vieja dialéctica y de sus esquemas rígidos.
(Nos tocaría pensar desde América Latina a pensadores como Mariátegui y Adolfo Sánchez Vázquez; y en la actualidad, a Dussel y Bolívar Echeverría. Encontraremos en ellos aspectos importantes para esta refundación de la dialéctica, pero esto vendrá más adelante.)

OBJETOS 4. LOS OBJETOS DE LA PROGRAMACIÓN ORIENTADA A OBJETOS.


El aparecimiento de nuevos campos de la ciencia y tecnología termina por afectar a los demás; y esto es particularmente cierto, en una dimensión incalculable, para la informática. En este momento, me interesa resaltar la capacidad discriminatoria que exige la programación.
En la medida en que una computadora hace exclusivamente aquello que le ordenas de la manera más detallada posible, los procesos deben ser partidos en sus componentes para que puedan ser entendidos por la máquina.
Por otra parte, la Programación Orientada a Objetos, (POO), amplió el campo de aquello que solíamos considerar objetos, permitió niveles más altos de abstracción y una mejor comprensión de lo que son estos. Veamos ahora cómo la POO nos ayuda a comprender de mejor manera lo que es el diseño de objetos.
La POO parte del mundo real para volver luego de un proceso a este: “Un objeto es un componente del mundo real que se transforma en el dominio del software… consta de una estructura de datos privada y procesos, llamados operaciones o métodos, que pueden transformar legítimamente la estructura de datos.”(372)
Más adelante se establece que: “Muchos objetos tienen unas características razonablemente similares y ejecutan operaciones razonablemente similares… Todos los objetos son miembros de una clase más amplia y heredan la estructura de datos privada y las operaciones que se han definido para esa clase.”(374) De donde se deduce que “un objeto es una instancia de una clase más amplia.” (374)
Retengamos algunas ideas centrales: un objeto tiene una estructura, existen operaciones que se realizan con objetos, siempre pertenecen a una clase o conjunto –se encuentran indexados, son instancias-, sus características pueden trasladarse a otros objetos similares: se heredan.
Creo que es fácil ver cómo estas características establecidas por la POO se aplican a los objetos del diseño y, al mismo tiempo, contribuyen a entenderlos con más precisión. Se podría hacer el ejercicio de tomar un objeto diseñado y analizar cómo cumple la serie de requisitos que se han señalado.
Tomemos un sillón de mimbre y preguntémonos qué le pasa cuando entra a formar parte del dominio del diseño:
-          ¿A qué clase pertenece?
-          ¿De qué manera específica es una instancia de esa clase, como la relación entre type y token?
-          ¿Cuál es su estructura?
-          ¿Cuáles son las operaciones que sirvieron para construirlo y las que se pueden hacer con él una vez fabricado?
-          ¿Qué aspectos estructurales u operacionales son capaces de trasladarse a otros objetos?
(Pressman Roger, Ingeniería del software. Un enfoque práctico, McGraw-Hill, México, 1988)

FORMA 4. LA FORMA MODA.

En el inicio de todo se encuentra la forma, a partir de la cual lo demás emerge y se constituye. Se podría decir que de la forma se derivan tanto las formas como los contenidos. Por eso, se postula que la moda es forma y solo en esta medida, la moda tiene formas.
Lo que significa que cuando se procede a diseñar cualquier prenda antes que partir de una especie de vacío visual que luego se llenara con concreciones de las ideas que tenemos, nos están dadas innumerables formas previas que nos son indispensables como puntos de partida.
Allí en medio de esas incontables formas tenemos que hacernos lugar para ubicar nuestra propuesta, para desarrollar creativamente un nuevo estilo, una nueva propuesta. Ciertamente que este trabajo de limpieza es tan cotidiano que no lo hacemos consciente.
Sin embargo, como bien sabemos, la moda es mucho más que una acumulación caótica de elementos. Por el contrario, hay una organización, porque esas formas específicas con las que nos enfrentamos, están indexadas; esto es, pertenecen a conjuntos organizados en diversos niveles, con sus propias reglas de funcionamiento y de aplicación.
Con estos conjuntos organizados de formas, la moda penetra en la sensibilidad, para conformarla y orientarla en un sentido muy preciso. Se convierte en un régimen de la sensibilidad de un grupo humano en un contexto cultural definido y por su tiempo delimitado.
Nuestra época está completamente sometida a la moda. El capitalismo ha hecho que esta adquiera una lógica salvaje, que no la deja desarrollarse plenamente, que exige su consumo y su reemplazo acelerado, a una velocidad prácticamente imposible de controlar. Como dice Lipovetsky, es el imperio de lo efímero. (Lipovetsky, El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedad modernas.)
El destino de la moda es garantizar el más acelerado paso de la esfera de la producción a la del consumo; y de regreso a la producción. Aquí es en donde se unen estrechamente economía y estética, porque la moda es tanto estética de la economía como economía de la estética.
La unión tan estrecha entre capitalismo y moda hace olvidar que esta última coexiste con la misma humanidad. Cada cultura tiene su moda, cada una de ellas organiza de una cierta manera su régimen de la sensibilidad. Más aún, le es indispensable hacerlo, porque esa multiplicidad de formas que son el punto de partida solo existen en la medida en la que se expresan, en la que se vuelcan hacia la realidad y penetran en nosotros, convirtiéndose en el uso diario de nuestra sensibilidad. 

martes, 9 de octubre de 2012

OBJETOS 3. LOS OBJETOS Y SUS PERSPECTIVAS.



Un objeto es una perspectiva sobre el mundo, un punto de vista que se introduce en él. Si bien muchas cosas son elaboradas por nosotros, su mirada sobre el mundo difiere en mayor o en menor grado de la nuestra.  
Por un efecto antropomórfico estamos acostumbrados a privilegiar nuestra mirada sobre el mundo, como individuos y como especie. Consideramos que cualquier otra perspectiva es una prolongación de nuestro modo de aprehender el mundo.
Aunque ahora este es un tema cuyo debate se ha generalizado y se ha puesto de modo, está con nosotros desde hace bastante tiempo, quizás desde objetos concretos que han tenido un profundo efecto social precisamente porque cambiaron la perspectiva que teníamos del mundo.
El efecto fotográfico es notable: segmenta el mundo de una manera distinta de la mirada humana aunque sea su prolongación; una vez que hace esto, la congela, la inmoviliza y la enmarca en un espacio y tiempo determinados. En la foto que nos toman estamos muertos: no pasamos, no transcurrimos, nos quedamos fijados, imagen congelada de nosotros mismos. (Una maravillosa aproximación a este tema se encuentra en Barthes Roland, Cámara lúcida.)
Como Walter Benjamin nos mostró, la fotografía cambió el panorama del arte para siempre, al permitir su reproducibilidad interminable, al borrar las distancias entre el original y la copia; y en el caso de la fotografía digital, al eliminar esta separación. (Véase Walter Benjamin, El arte en la era de reproducibilidad técnica o sus escritos sobre la fotografía.)
Las nuevas tecnologías han provocado la emergencia de objetos en donde la introducción de una perspectiva determinada sobre el mundo, provoca alteraciones radicales en nuestra forma de vivir y  en aspectos que son centrales para nuestra existencia.
Tomemos el ejemplo de una memoria flash y preguntémonos cómo se “ve” la realidad desde su lugar específico. Este artefacto provoca cambios en nuestra memoria en la medida en que la parte en dos: la que tenemos en la mente y la que transportamos en ese hardware. Así que el acceso a los recuerdos no solo se produce por un mecanismo psicológico de recuperar lo que se tiene  aunque no esté actualizado, sino por el uso externo de la memoria flash que conectamos y en la que buscamos lo que hayamos guardado.
Hay una economía de la memoria real porque podemos apoyarnos en una memoria virtual externa. Por otra parte, esta memoria virtual colocada en este artefacto diminuto se vuelve completamente transportable y transferible a otros aparatos, a otros usuarios que pueden acceder a “mi” memoria con tanta facilidad como “yo” lo hago.
Este objeto que lleva información redefine las escalas de la memoria: aquello que llevo en mi mente y que solo de manera fragmentaria puedo acceder; además, para guardar nuevo conocimiento estoy obligado a borrar, a ocultar otra información.
La memoria flash altera la medida de la memoria: no se trata de aquello que puedo recordar sino de una nueva capacidad de almacenamiento, que se mide en megabytes, gigas, teras. Y esta monstruosa capacidad de acumular información, modifica nuestro modo de apropiarnos y consumir el mundo.
Ahora poseemos más música de la que podremos oír en toda nuestra vida; una cantidad de libros que jamás leeremos; una acumulación de archivos que no sabremos que tenemos. Se trata, por lo tanto, no solo de tener en la memoria la música que quiero escuchar, sino que hay una lógica de acumulación.
Toda la música que he podido reunir aunque no sepa para qué. Con seguridad es inútil, excesivo; pero, me provee de la sensación de que es mío, de que está al alcance de mi mano, de que puedo disponer de esa información cuando yo quiera y como quiera.
Hay también una batalla económica por los derechos de autor, el copyright, las patentes; esto es, la lógica del capitalismo que ha penetrado en los mecanismos de la memoria. Esta es la perspectiva que tiene una memoria flash sobre el mundo, que es distinta de la nuestra y que además redefine profundamente nuestro modo de relacionarnos con nosotros mismos y con la realidad que nos rodea.

lunes, 8 de octubre de 2012

OBJETOS 2. LA VIDA DE LOS OBJETOS.



La primera imagen que se viene a la mente es la del muchacho que entra en la habitación del brujo y comienza a tocar las cosas que, inmediatamente,  cobran vida. Felizmente al final de la obra, el brujo entra y las cosas se calman. (Paul Dukas, El aprendiz de brujo)
Podemos imaginarnos una situación en la que el brujo no logra controlar a las cosas que han adquirido vida definitivamente. Esto es lo que nos pasa ahora con los innumerables objetos que pueblan nuestra vida, en todos y cada uno de sus aspectos.
Es una suerte de animismo generalizado. Pero, ¿qué significa realmente que los objetos se han animado? Conocemos ya desde hace mucho tiempo que los objetos intermedian entre las relaciones de las personas: cuando entramos a comprar en la tienda, son las cosas que vamos a adquirir las cosas se colocan entre el comprador y el vendedor; lo demás carece de importancia; o si estamos en la fila del banco, en donde el dinero se convierte en el gran mediador, en el equivalente general, en el modelo de la objetualidad.
Este fenómeno llamado fetichismos de la mercancía sigue existiendo de manera poderosa y ocupa los espacios de la vida. Sin embargo, con el desarrollo brutal de las nuevas tecnologías, la vida de las cosas avanza a otro nivel.
Digamos que la existencia de los objetos tiene una vida propia y no solo aquella que se deriva del hecho de que están transportando relaciones sociales, sirviendo de intermediarios, aunque no dejen de cumplir esta función.
Los objetos se vuelven sobre sus hacedores y conforman sus espacios sociales, políticos, subjetivos. Basta referirse al efecto de la entrada de la televisión en los hogares, los cambios radicales que provocan las computadoras, los celulares, en las interrelaciones humanas. Construimos nuestras subjetividades allí en medio de las cosas, empujadas por estas en una dirección o en otra.
Los objetos delimitan y le dan forma a la experiencia de cada uno de nosotros: nos conducen a ciertos mundos, nos alejan de otros, nos dicen lo que debemos sentir y lo que tenemos que desear. Son máquinas deseantes por las que somos devorados.
Además, los objetos son puntos de vista, perspectivas, modos de aprehensión del mundo  que o no coinciden o lo hacen parcialmente con la percepción humana. Tomemos la cámara digital y reflexionemos sobre la pixelación de lo observado y su reconstitución posterior, sobre el tipo de fragmentación del mundo que introduce: un campo gigantesco de resoluciones, un grado creciente o decreciente de percepción de los detalles del mundo. O esa enorme paradoja del avance incontenible de la televisión en 3D juntada con la peor crisis del cine; así que estamos obligados a ver una horrible película en 3D, como si eso resolviera o encubriera su falta de calidad.
Estos objetos no solo son formas de percepción propias del mundo sino que alteran nuestra percepción, son prótesis que nos convierten en ciborgs. La visión humana quedará completamente alterada, más aún cuando se termine de implementar e introducir en la vida diaria, los mecanismos de producción de realidad aumentada.
(Una discusión detallada de estos temas se puede encontrar en Bogost Ian, Alien phenomenology o What it´s like to be a thing, University on Minnesota Press, Minneapolis, 2012)

domingo, 7 de octubre de 2012

FORMA 3. ESQUEMATISMO FORMAL.



Hemos dicho que la forma es todo aquello que introduce una distinción, sin importar del tipo que sea esta: real, virtual, lógica, ideal, social, entre tantas otras. Se trata ahora de proponer un mecanismo de paso, un modo de transición, por medio del cual se produce la distinción.
Este elemento mediador que permite la concreción de la forma y el aparecimiento de las formas, es el esquematismo formal; o, si se prefiere, el entendimiento de la forma como esquema.
¿Qué es, entonces un esquema? Digamos que en la vida cotidiana o profesional estamos rodeados de esquemas de todo tipo: desde los diagramas de flujo hasta los moldes, los patrones, incluyendo los típicos manuales para construir o manejar algún aparato. También están los llamados esquemas mentales con su respectivo software.
Para los fines aquí propuestos, entendemos un esquema como un procedimiento que nos conduce hacia un cierto resultado claramente establecido. Es la estructura y los recorridos específicos en dicho estructura que se tienen que seguir.
Sin embargo, esta es solo una parte del esquematismo formal. La otra, que es tan importante como la primera, son las reglas. Los esquemas están acompañados de reglas, que nos indican las posibilidades, las restricciones, las prohibiciones, las capacidades que están frente a nosotros.
Las reglas se refieren al modo en que el esquema debe ser interpretado y ejecutado, si se quiere obtener el resultado previsto. Hay que insistir en su carácter de regla como contrapuesto a la ley. Las reglas se siguen con diversos grados de flexibilidad, desde los muy rígidos hasta los muy abiertos que permiten recorridos amplísimos.
Por lo general, las reglas del diseño y más en el caso de la moda, están codificadas de tal manera que hay procesos, pasos, secuencias, que se tienen que seguir; estructuras a las que hay que someterse. Y al mismo tiempo la apertura de infinitas posibilidades dentro de ese marco. Quizás incluso habría que señalar que es la existencia de las reglas la que permite la proliferación de sus variantes, interpretaciones, deslices, sesgos.
Las reglas del diseño –como esquemas formales que son- no están hipocodificadas; esto es, no son tan laxas que den lugar a interpretaciones sin límite –a semiosis ilimitadas- o a procesos radicalmente desordenados. Tampoco están hipercodificadas, a tal extremo que sea imposible cualquier variante.
Se coloca, si se quiere, entre las reglas lógico-matemáticas que son completamente rigurosas en su determinación de los procesos; y las reglas de la cocina en donde la capacidad de su variación y alteración prácticamente no conoce límites.
Las reglas de un determinado diseño, de una escuela, un estilo, una moda específica, pueden ser modificadas, alteradas, cambiadas hasta volverse irreconocibles. Lo que no sucede es la desaparición del régimen de reglas: si una de estas se quiebra o se altera para producir una moda sustancialmente nueva, esta última al venir a la existencia estará conformada por sus propias reglas.
El surgimiento de una moda se da de manera concomitante con la emergencia de las regulaciones que la producen y de las regulaciones a través de las cuales produce, permitiendo el surgimiento de un estilo, la persistencia de una corriente por un cierto lapso, sin lo cual la moda no existiría.