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domingo, 7 de octubre de 2012

FORMA 3. ESQUEMATISMO FORMAL.



Hemos dicho que la forma es todo aquello que introduce una distinción, sin importar del tipo que sea esta: real, virtual, lógica, ideal, social, entre tantas otras. Se trata ahora de proponer un mecanismo de paso, un modo de transición, por medio del cual se produce la distinción.
Este elemento mediador que permite la concreción de la forma y el aparecimiento de las formas, es el esquematismo formal; o, si se prefiere, el entendimiento de la forma como esquema.
¿Qué es, entonces un esquema? Digamos que en la vida cotidiana o profesional estamos rodeados de esquemas de todo tipo: desde los diagramas de flujo hasta los moldes, los patrones, incluyendo los típicos manuales para construir o manejar algún aparato. También están los llamados esquemas mentales con su respectivo software.
Para los fines aquí propuestos, entendemos un esquema como un procedimiento que nos conduce hacia un cierto resultado claramente establecido. Es la estructura y los recorridos específicos en dicho estructura que se tienen que seguir.
Sin embargo, esta es solo una parte del esquematismo formal. La otra, que es tan importante como la primera, son las reglas. Los esquemas están acompañados de reglas, que nos indican las posibilidades, las restricciones, las prohibiciones, las capacidades que están frente a nosotros.
Las reglas se refieren al modo en que el esquema debe ser interpretado y ejecutado, si se quiere obtener el resultado previsto. Hay que insistir en su carácter de regla como contrapuesto a la ley. Las reglas se siguen con diversos grados de flexibilidad, desde los muy rígidos hasta los muy abiertos que permiten recorridos amplísimos.
Por lo general, las reglas del diseño y más en el caso de la moda, están codificadas de tal manera que hay procesos, pasos, secuencias, que se tienen que seguir; estructuras a las que hay que someterse. Y al mismo tiempo la apertura de infinitas posibilidades dentro de ese marco. Quizás incluso habría que señalar que es la existencia de las reglas la que permite la proliferación de sus variantes, interpretaciones, deslices, sesgos.
Las reglas del diseño –como esquemas formales que son- no están hipocodificadas; esto es, no son tan laxas que den lugar a interpretaciones sin límite –a semiosis ilimitadas- o a procesos radicalmente desordenados. Tampoco están hipercodificadas, a tal extremo que sea imposible cualquier variante.
Se coloca, si se quiere, entre las reglas lógico-matemáticas que son completamente rigurosas en su determinación de los procesos; y las reglas de la cocina en donde la capacidad de su variación y alteración prácticamente no conoce límites.
Las reglas de un determinado diseño, de una escuela, un estilo, una moda específica, pueden ser modificadas, alteradas, cambiadas hasta volverse irreconocibles. Lo que no sucede es la desaparición del régimen de reglas: si una de estas se quiebra o se altera para producir una moda sustancialmente nueva, esta última al venir a la existencia estará conformada por sus propias reglas.
El surgimiento de una moda se da de manera concomitante con la emergencia de las regulaciones que la producen y de las regulaciones a través de las cuales produce, permitiendo el surgimiento de un estilo, la persistencia de una corriente por un cierto lapso, sin lo cual la moda no existiría.

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