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lunes, 14 de septiembre de 2020

SIMONE WEIL - LECTURAS AZAROSAS

Me resulta difícil pensar Simone Weil. No se debe a la dificultad propia de sus textos ni a la distancia histórica que pareciera alejarnos cada vez de ella. Es una cuestión biográfica. Formé mi modo de ver el mundo con su pensamiento. Se convirtió en el horizonte contra el cual todo tomaba forma y adquiría sentido. Fue refugio en el que me escondía de la avalancha de doctrinas que pululaban allí afuera.

He leído creo que la mayor parte de sus escritos en desorden sin una dirección precisa. Acudí a ellos en medio de las confusiones, cuando buscaba silencio, a veces más bien tratando de entenderme a mí mismo más que al mundo. No quería encontrar respuestas sino un estado de ánimo que permitiera seguir. Y después cerraba las páginas, la dejaba atrás. De tiempo en tiempo he regresado a la fuente. Reconozco dentro de mí sus palabras como un inconsciente ajeno que me habita.

He tenido la intención de escribir un largo texto sobre ella. No lo hice. Quizás no podía hacerlo. Era como mirar muy adentro de mí mismo y no era posible. Ocasionalmente cité sus textos, alguna vez los incorporé a un estudio. Pero, siempre estuvo como esa referencia oculta, no dicha, no reconocida, ni reconocible en un medio en donde es prácticamente desconocida.

Muchas veces he tomado el grueso libro que recopila sus escritos. Abro sus páginas al azar. Leo azarosamente. Y vuelvo a colocarlo en el estante. Durante muchos años tuve en mi velador La gravedad y la gracia. Era mi libro de cabecera. He tenido con este libro una relación larga y extraña.

Conocí su existencia cuando tenía 19 años. Lo llevaba un cura a quien solo le importaba como un ejemplo ateísmo. En ese tiempo no había fotocopias. En los pocos días que me prestó, lo copié íntegramente en la vieja máquina de escribir mecánica. Aún conservo algunas de las fichas en las que transcribí en su formato estándar de 12.5 cm por 7.5. Ahora se ven unas cartulinas amarillentas.

Luego pudo comprarlo. Presté. Tuve que volver a comprarlo. Más tarde conseguí la edición original en francés. Luego en inglés. Mucho más tarde las obras escogidas en donde el texto de La Gravedad y la Gracia desaparecía entre cientos de anotaciones. En gran medida esa organicidad de su pensamiento era algo construido desde fuera.

Muchas veces he recomendado el libro. Nunca recibí una opinión. Me preguntó por qué no les decía nada. Sería, talvez, que chocaba violentamente con la matriz judeocristiana en la que estamos inmersos. Ahora proliferan los estudios y las citas de Simone Weil. Alguna vez leo los comentarios. Me parecen tan extraños que no puedo seguir. Me formé una imagen suya que no quiere perder.

En medio de la pandemia emprendo esta lectura y recuerdo lo que ella decía, no literalmente: somos leídos antes que leer. La lectura es un acto opresivo que cae sobre nosotros. Otros nos leen, nos interpretan, nos entienden, nos dicen qué es bueno para nosotros y qué no lo es. Por esto, tratando de escapar a esa maquinaria, me acerco a sus palabras azarosamente. Y esta palabra nosotros las usamos ciertamente para mencionar el azar, pero se nos desliza un cierta tristeza, una cierta sonrisa.

(Citaré directamente las páginas de Simone Weil, Oeuvres, Le Grand Livre du Mois, 2001, que está tomado de la Edición de Gallimard).

“Detenerse, reprimirse, crear un vacío dentro de uno mismo”. (813)

Nada hay tan recurrente en Simone Weil como la idea del vacío. Es ante todo un movimiento que nos lleva a vaciarnos, a despojarnos de lo que tenemos dentro, a salir de nosotros mismos. Es la tarea central, la acción fundamental, que nunca la lograremos definitivamente. Tenemos que dirigirnos hacia ella, hacer todo para lograr despojarnos de lo que nos habita.

Comprender la banalidad de nuestros esfuerzos, entender estamos llenos de tantas cosas que abarrotan nuestro interior: ideas, sentimientos, deseos, compensaciones, que son un obstáculo, que se levantan como una barrera que no queremos atravesar o superar.

Muchas veces es una “violencia exterior” la que crea esa sensación de vacío. Pero este es el mal. Y el vacío que crea es falso. Tratamos de escapar de él, tenemos que combatirlo. Buscamos un vacío como una opción propia, voluntaria, que surja de nuestro interior, que cuestione nuestros afanes, que ponga un signo de interrogación a lo que hacemos, a lo que queremos, a lo que tenemos, a lo que nos aferramos.

Lograr este vacío no es una meta. Tampoco algo que alcancemos y que de este modo logremos una especie de realización interior y peor aún que nos convierta en seres especiales que habrían adquirido un tipo de consciencia superior. Todo esto solamente alimenta las vanidades. No hay en Simone Weil ni al más mínimo rastro de la terrible jerga de la autenticidad. Vaciarse no nos convierte en seres especiales.

El vacío interior únicamente nos prepara para otra cosa. Nos abre de par en par. Nos muestra cómo realmente somos.

sábado, 4 de julio de 2020

INTERSECCIONALIDAD: UNA MIRADA ONTOLÓGICA

Una visión crítica de la interseccionalidad.


Toda las ontologías son políticas, hasta las más abstractas tienen consecuencias sobre la realidad, aunque no se las perciba de manera inmediata, porque una ontología nos dice de qué manera se dan los entes que habitan el mundo, en qué tipo de relaciones entran, cuáles son sus orígenes y sus fundamentos; esto es, nos hablan del ser de las cosas. Las respuestas que damos a estas preguntas orientarán las acciones que tomemos en una u otra dirección, las estrategias que desarrollemos, la manera en que nos relacionamos con los demás, las luchas que emprendamos, los significados que otorguemos a la realidad misma. Es un campo de batalla permanente.
Enfocarnos en la perspectiva ontológica de la interseccionalidad mostrará cómo se ve el mundo desde este campo y, por ende, qué acciones serán posibles, qué modos de resistencia se desprenderán de ella, qué alianzas para los combates serán posibles, cómo se relacionarán las batallas contra los diferentes modos de opresión y explotación. Entonces, una ontología está lejos de ser un mero ejercicio abstracto alejado de la realidad. Lo que hagamos en el mundo depende de la manera como veamos el mundo.
Se comienza con una reconstrucción de la interseccionalidad a partir de sus textos clásicos y luego se debaten algunos enfoques contemporáneos; a continuación se realiza una dilucidación de su ontología, de los modos de ser junto con las cuestiones centrales que tienen que debatirse; finalmente se analizan algunas limitaciones del paradigma y caminos para recorrer en la búsqueda de superar los residuos dualistas que quedan y cierta lógica de suma de elementos, cuestión que no ha logrado superarse.
Si bien se mencionan clase, género y raza, esto no significa que se desconozca la existencia de un sinnúmero de modos de opresión y explotación y que, además, surgen otros nuevos debido a los procesos del capitalismo y a las resistencias contra este, como es el caso de lo queer, lo transexual, los migrantes, las cuestiones ecológicas, los temas de la paz, entre tantos otros. Además, hay que insistir en que este no es un estudio que proporcione una aproximación comprehensiva y general a la interseccionalidad, sino que está centrado en dilucidar exclusivamente sus aspectos ontológicos.



Artículo completo en:

https://mega.nz/file/p8MUgKrA#L6AOKqiktvTNSv0RqmHCGG2fWC4DJpjbTWCvfcBMyq0

martes, 9 de junio de 2020

ONTONEGRITUD

ONTONEGRITUD


Lunes 25 de mayo del 2020. Minnesota. George Floyd, afroamericano es asesinado por un policía que le presionaba el cuello con la rodilla, mientras George susurraba: “No puedo respirar”.

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En principio estas reflexiones deberían llamarse Ontología de la Negritud, pero desde el inicio nos topamos con una dificultad crucial: esta ontología desde su punto de partida se muestra como imposible. Entonces, ¿cómo aproximarse a este campo si está signado por lo imposible? ¿Y de qué negatividad absoluta se trata en la medida en que atañe al campo del ser? Una imposibilidad de hecho que proviene de que una parte de la humanidad, signada por la negritud, puede ser matada sin que se cometa un crimen, en la medida en que siguen siendo excluidos de los derechos básicos. El hombre negro reducido a la nuda vida. (Agamben, 1998)

Por este motivo, prefiero denominarla Ontonegritud, con la especial connotación que tiene el término en español, que tiene diversos matices y creo que todos estos confluyen en esta ontología: el cruce entre la denominación racial, un negro, y la situación infeliz de opresión a la que remite, aunque quizás desemboca en una postura que lleve a una serie de conceptos que nos permitirán entender no solo esta área en particular, sino iluminar el campo entero de la ontología e incluso de ciertos debates epistemológicos.

Link: 

https://mega.nz/file/0k81QAAB#icaw_6bsrQGWK6y13DyCx8eQPYwfhS7R6th1NyDnovk


lunes, 8 de junio de 2020

METAFÍSICA VUDÚ

METAFÍSICA VUDÚ

Análisis de la espiritualidad haitiana que reconstruye su ontología, más allá del tremendismo de Hollywood y de Occidente,

Aproximarse a la metafísica vudú, extraer de ella la ontología de la negritud haitiana, es una tarea extremadamente difícil, no solo por la distancia cultural sino por las profundas distorsiones a las que ha sido sometida por la intervención occidental. Una rápida búsqueda en Google arroja la imagen profundamente alterada de la espiritualidad vudú, en donde se mezclan toda clase de artefactos extraños: terror, zombis, muñecas clavadas con alfileres, magia negra, magia blanca, hechizos, experiencia pseudoespirituales que se venden y ocasionalmente algún estudio crítico y serio.

Link: https://mega.nz/file/Ns8SQQjA#chmhE5-ceeFxO_KJP_dbNuGSsQD2v4aOpG989QpxalY

miércoles, 29 de abril de 2020

PUERTA DOBLEMENTE CERRADA


PUERTA DOBLEMENTE CERRADA

Obra de teatro.

Autor: Isidro Luna.

Obra en un acto y diez escenas

Basada en A puerta cerrada de Sartre

Tres personajes, dos mujeres y un hombre, en un gran espacio dividido en tres cajas de cristal, en donde se encuentra cada uno de ellos. Cada caja tiene una puerta que da hacia la caja central, además de una ventana. Los personajes por ningún motivo llegarán a tocarse, habrá siempre entre ellos al menos dos metros de separación. Tienen una edad indefinida, podría ser treinta años o bien cincuenta. Son ese tipo de personas indescifrables a primera vista. Carmen está ubicada en la caja de cristal central, Damián a la derecha y Dora a la izquierda. Desde luego, las cajas están abiertas de cara al público.

Los personajes mencionan varias cosas, como cigarrillos o comida. Nada de esto aparecerá. Ellos imaginan esos objetos y hacen como si fueran reales.


PERSONAJES

Carmen
Dora
Damián
          
Música: Juan Campoverde, Topografías, 1996. (Se la puede escuchar en https://soundcloud.com/juancampoverdeq)

Ilustración portada: Valerio Valencia

Editorial Marvariable. Quito, abril del 2020. Edición Digital.

                            Escrito durante la pandemia.



Link de descarga: https://mega.nz/file/osklkYCD#842QWDU-10RsBVi-sVF0fCBvvVbuWFKLUjl6puHHvDU 

martes, 31 de marzo de 2020

GRAZNATÚA Y PATANCRUEL

GRAZNATÚA Y PATANCRUEL

Obra de teatro para estos tiempos oscuros:

https://mega.nz/#!d882BYoS!57KD2X3NvoMa6zcOdegYq-WldsJaGbS_6eXr18kuETA

viernes, 27 de marzo de 2020

SER PERSONAS EN AMERINDIA

SER PERSONAS EN AMERINDIA:

Artículo que analiza los modos de existencia de las personas en Amerindia, como diferenciadas de Occidente, desde una mirada estrictamente ontológica, y que parte del análisis de grupos étnicos tales como los Wari y Tzeltales:

https://mega.nz/#!0lsDHQIC!EqvH1NPE1XWixrn07BSe10B7EMX6XV_2Oef6yrDSJNY