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domingo, 18 de noviembre de 2012

FORMA 5. LA FORMA MODA: LECTURAS DE LIPOVETSKY 1.



Para dar cuenta del papel de la moda en las sociedades contemporáneas vamos a leer a Lipovetsky. (Lipovetsky Gilles, El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas, Ed. Anagrama, 2000.)
Antes de entrar en una serie de consideraciones técnicas y de debates propuestos por Lipovetsky es necesario realizar una precisión que considero importante, especialmente porque se trata de encontrar respuestas a sus críticas sobre la moda.
Si bien uno puede estar de acuerdo con las críticas severas y profundas a la moda en el mundo actual y con el evidente secuestro de la moda por parte del capitalismo, hay que sacar a la luz un residuo irreductible a esos cuestionamientos: ¿es concebible una sociedad sin moda? ¿El destino utópico sería su desaparición completa?
La respuesta es, desde luego, negativa: la moda es parte constitutiva de la cultura de cada pueblo, de cada sociedad, de cada individuo, porque permite que estos se vuelquen sobre la realidad, expresando lo que son, lo que quieren ser o lo que están imposibilitados de alcanzar.
Tiene que ver con la aparición del régimen de la sensibilidad: no tanto con este o con este otro régimen, sino con el hecho de la existencia de regímenes de la sensibilidad, de su distribución en la sociedad, de los procesos de diferenciación que introduce. Otra cosa es que ese régimen se convierta en capitalista y que la desigualdad se transforme en opresión.
La moda tiene la capacidad de representar muchas cosas: la conformación del gusto, la elección de una estética, las formas de la relacionamiento con la corporalidad, la segmentación de las clases sociales, las variaciones culturales, los procesos híbridos, ciborgs, etc.
Sin embargo, su capacidad expresiva y representativa se origina mucho antes que su secuestro capitalista: en el momento en que venimos a la existencia como seres humanos, en el inicio mismo de lo que somos, como exteriorización de la diferencia, de la multiplicidad, de la variedad, de la irrepetibilidad subjetiva, se inaugura la moda.
Por esto, no puede ser eliminada o cortada de raíz. Los procesos de uniformización de las personas, de los gustos, de los consumos, siempre han tenido que ver con los regímenes dictatoriales. Y debería haber una cierta continuidad entre democracia y moda. Un proceso revolucionario, a su vez, sería la realización completa de la moda plena.
Diferiré de Lipovetsky precisamente en su concepto de moda plena, para señalar que la moda es, en el mundo moderno, un proyecto inacabado. Una lectura desde esta perspectiva nos conducirá a preguntas claves respecto del texto de este autor, dirigidas a mostrar que en lo efímero caben dos tendencias.
Una predominante y que responde a los intereses cada vez más salvajes de valoración del capital; y otra, oculta, supeditada, dominada, que se desliza y que se muestra con mucho más dificultad y que expresa ese otro mundo posible. Habría que decir: otra moda es posible.
La moda está lejos de ser un fenómeno lineal que va en una sola dirección; sus vectores apuntan hacia horizontes distintos, opuestos, que viven en constante confrontación. Introduzcamos en Lipovetsky esta doble lectura de sus textos, leamos entre líneas, abramos los espacios cerrados, ampliemos la mirada.
Ninguna ingenuidad en este posición, porque si la moda ha moda ha sido secuestrada por el capitalismo, la lucha por su liberación no puede separarse de la lógica de la emancipación general de la sociedad capitalista.

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