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s Un elemento central de la forma de la distinción es el carácter de
apertura, el surgimiento de una multiplicidad de formas y contenidos que son
indicados, que expresan la productividad de la forma. Campo de posibilidades
que se denomina “affordance”: campo de resultados posibles.
Sin embargo, hace falta caracterizar con más detalle la capacidad
operativa de la forma de distinción; su comportamiento que le permite ser una
máquina abstracta formal, que se deriva de esos resultados posibles que están
contenidos en su campo marcado.
Con la finalidad de delimitar apropiadamente este fenómeno, introduzco
las reflexiones sobre el affordance o campo de acciones posibles –CAP-, a
partir de la reflexiones de James J. Gibson, nuevamente separándolas del área
específica en la que originan, que es la ecología y generalizándolas para
llevarlas hacia una teoría general de la forma. (Gibson) No se trata de
entrar en la polémica en torno a las teorías evolucionistas de la percepción ni
a su aplicación a otras áreas, sino exclusivamente su relación con la forma.
Desde el punto de vista de Turvey, un CAP o affordance pertenece a la
ontología; esto es, se refiere a determinados fenómenos que se dan o pueden
darse efectivamente; y no son solo aspectos o relaciones de la percepción o del
conocimiento, en donde se establece la “ontología como el estudio de las
características genéricas (no específicas) de la realidad.” (Turvey 174)
La combinación de “propiedades y substancias” conducen a que el “análisis
es el de los affordance para las acciones. Tomo esto como fundamental…” (Turvey 174) Aquí se delimita
cuáles son “las posibilidades para la acción real o factual de estados de hecho
(esto es, que existen independientemente de la percepción o conceptualización),
que son percibidas directamente. Necesito establecer que posibilidades de
acción constituyen una categoría ontológica, y no una epistemológica…” (Turvey 174)
Este es un enfoque dinámico porque “cada cambio es la transformación de
algo, y algo está sometido a cambio.” Cambio que implica, necesariamente, establecer
que “solo hay cosas con propiedades; no propiedades ni cosas individuales independientes
unas de otras.” (Turvey 176)
Sin embargo, con el fin de no dejar en una especie de entidad puramente
posibilística, alejada de la realidad, Turvey propone entender este CAP como
una posibilidad real y más aún, como una disposición.
Una disposición, que nos aproxima a las máquinas abstractas formales, se
caracterizan por “disposiciones para hacer como prioritarias al hacer”, que se
dan por “pares”; esto es, escindidas siempre en dos polos; por ejemplo,
medio/forma, proceso/estructura. Y “las disposiciones nunca fallan en ser
actualizadas cuando van juntas con las circunstancias adecuadas.” (Turvey 178)
Independiente de una aseveración tan radical, la necesidad de su
actualización, lo importante está en las serie de formaciones y
transformaciones que llevan a las affordance a actualizarse, a darse
efectivamente. Así, el campo de acciones posibles, desde la perspectiva
ontológica, es una posibilidad real, que se comporta como una disposición, que
se actualiza bajo determinadas circunstancias.
Más adelante, Turvey engloba el conjunto de estos aspectos del CAP en un
Marco de Referencia –Frames of Reference-, a partir de presuponer que:
“… Los estados son cosas con
propiedad que son relativas al marco de referencia.
Todos los marcos de referencia
son locales.
Todas las unidades son
relativas.” (Turvey 183)
De tal manera que tenemos: un campo de acciones posibles en un marco de
referencia determinado: CAP/MR.
En la corriente llamada psicología ecológica hay diversas orientaciones
que incluso se presentan como paradigmas opuestos; sin embargo, desde fuera, no
parecen tan radicalmente incompatibles como se muestran, a pesar de las
diferencias evidentes que no pretendemos negar.
Por eso, incorporo a la imagen del campo de acciones posibles, otros
componentes que, a la luz de una teoría general de la forma, aparecen como
compatibles; esto es, como transformaciones de la forma, con sus
correspondientes elementos que surgen de esta y que son indicados.
Anthony Chemero en su teoría de los affordance, contra Turvey, sostiene
que las acciones posibles deberían ser entendidas como relaciones “entre
habilidades de los animales y las características del medio ambiente.” Esas
affordances no pertenecen ni a los animales ni al medio, sino que son
estrictamente, la relación que establecen entre ellos: “Como relaciones,
affordances son tanto real como perceptibles, pero no son propiedades ni del
medio ambiente ni del animal.” (Chemero 181)
Se llega a una nueva definición de affordances, que son entendidos como “relaciones
entre animales y características de la situación”. La relación mantenida entre
medio ambiente y animal, permite un comportamiento determinado: “El medio
ambiente afford (permite, posibilita) el comportamiento X de un organismo.” (Chemero 187)
Aquí el aspecto fundamental que se introduce es el carácter relacional
del campo de acciones posibles, que se da, precisamente entre medio y forma,
entre estructura y proceso, o entre cualquiera otro par. Desde la teoría
general de la forma, diríamos que la Forma se ha convertido en el marco de
referencia de las acciones posibles, en medio de las cuales –como parte de
estas- se dan los contenidos respectivos, para formar determinados pares:
medio/forma, medio ambiente/animal o cualquier otra.
El dispositivo-la máquina abstracta formal- conduce las acciones
posibles, que tienen una forma determinada, sin la cual ni podrían existir ni
relacionarse. Entonces, es un dispositivo que en funcionamiento la máquina
formal abstracta, dando forma, en primer lugar, a ese campo de acciones
posibles, que son efectivizadas bajo determinados parámetros.
Cabe distinguir, y es otro gran tema, entre el campo de acciones
posibles y las acciones que efectivamente se dan: dilucidar el paso de una a
otra es una ardua tarea, porque deberán concurrir las “habilidades del animal”
con las circunstancias efectivas dentro del marco de referencia, para que un
hecho se produzca.
Si bien el campo de acciones se define como posibilístico, sin embargo,
estas posibilidades son reales y están indicadas por la forma, como disposición
de un marco de referencia; no todos los hechos son igualmente posibles; hay
grados de probabilidad que, también, están contenidos en esa máquina abstracta
formal.
Dicho de otro modo, cualquier cosa que llega a la existencia lo hace
conjuntamente con su regla o ley de formación, que incluye tendencias
específicas de efectivización, que privilegian un curso de acción sobre otro, que
conducen a la realidad en una cierta dirección, que solo en situaciones
concretas adquiere un comportamiento determinista.
Aunque parezca muy específico, tomaré el caso del campo de acción
posible en el diseño, porque será extremadamente ilustrador del modo de
funcionamiento de los dispositivos y de las consideraciones a tomar en cuenta a
la hora de diseñarlos. Además, muchas de sus connotaciones son válidas en
general para entender estas acciones que se dan en marcos de referencia.
Siguiendo a Don Norman, se pueden relacionar los CAP con la experiencia,
porque finalmente esos ámbitos definen los modos en los que la experiencia puede
darse y se da. Las acciones están orientadas hacia la producción de
determinadas experiencias, en donde: “Conocimiento y emoción están
interrelacionadas estrechamente, lo que significa que los diseñadores deben
tener en cuenta a ambos.” (Norman 10)
Los CAP ponen en relación “los objetos físicos con una persona… Una affordance es una relación entre las
propiedades de un objeto y la capacidades de un agente que determina justo cómo
el objeto posiblemente puede ser usado.”; esto es: qué experiencia se puede
hacer con él. (Norman 11)
Si bien estas acciones posibles no son inmediatamente visibles, tienen
que estar diseñadas como tales para poder ser percibidas y usadas: “Para los
diseñadores, su visibilidad es crítica: las acciones posibles visibles proveen
de fuertes pistas para la operación de las cosas… Percibir las affordances ayuda a la gente a figurarse
qué acciones son posibles sin necesidades de etiquetas o instrucciones. Llamo a
estos componentes señaladores de los affordances,
significantes.” (Norman 12)
Estos elementos conducen finalmente a la elaboración de modelos
conceptuales que se dan al interior de un marco de referencia. Son formas que indican
cómo operan las cosas: “Un modelo conceptual es una explicación, generalmente
altamente simplificada, de cómo funcionan las cosas. No tienen que ser
completas o precisas sino útiles. Los archivos, carpetas e iconos que se vemos
desplegarse en la pantalla del computador ayudan a la gente a crear el modelo
conceptual de los documentos y carpetas dentro del computador…” (Norman 25)
Aplicaciones de estos conceptos se pueden encontrar en diversas áreas
del diseño que, como se ha dicho, ilustran bien el modo cómo los dispositivos
establecen los campos de acciones posibles y los modos en los que la
experiencia se estructurará. (Ju, Wendy y Leifer, Larry)
Ahora extraigamos las consecuencias de estos debates para una teoría
general de la forma que, a su vez, esperamos ilumine esos campos con nuevos
enfoques y con la superación de contraposiciones que en realidad son complementarias.
Lo que se gana aquí tiene que ver con el entendimiento de la forma como
acción, que incluye un doble aspecto: de una parte, la forma como campo de
acciones posibles y las acciones propias de la forma. Como se puede ver en el
recorrido que se ha realizado, en diferentes momentos la forma hace su
aparición, como campo posibilístico, marco de referencia y modelos
conceptuales. Todos estos son aspectos formales, en donde unas acciones
determinadas efectivamente se dan y en donde, por lo tanto, hay unas
experiencias.
El hecho de no introducir la distinción entre los CAP y las acciones
propias de la forma, que las denominamos formaciones, lleva a ese debate entre
una ecología perceptual que considera las affordances como dispositivos y no
otra como relaciones, cuando son consecuencias del funcionamiento de las
máquinas formales.
Hay un trabajo de la forma que está constantemente ascendiendo o
descendiendo de nivel –una parsimonia de niveles, desde la perspectiva
epistemológica-, para adecuarse a los contenidos que han sido indicados y a los
que acompaña permanentemente; por ejemplo, como marco de referencia o como mapa
conceptual.
Esto significa, y es crucial, que la forma es, constantemente,
generadora de otras formas, que se desprenden de ella, que rompen con ella, que
se desplazan en diversos grados, que constituyen las formaciones, como grandes
dispositivos maquínicos abstractos, negociando con aquello que en cada caso ha
sido indicado, o simplemente con las cosas. (Rojas)
De aquí se desprende que la forma permite que se den unas experiencias y
las experiencias, a su vez, tienen una forma.
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