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jueves, 29 de marzo de 2012

ESTÉTICA DEL DISEÑO 2


Con la finalidad de dotarnos de un instrumento metodológico de análisis en el que se vean con claridad los elementos estéticos, utilizaremos un enfoque semiótico que se desprende de los trabajos de Hjelmslev y Caputo, entre otros.
Desde la perspectiva semiótica distinguiremos los siguientes planos: el plano de la expresión y el plano del contenido. Cada uno de ellos será cruzado con otros dos elementos: forma y substancia. De tal manera que tendremos:

 
    Forma de la expresión
    Substancia de la expresión
    Forma del contenido
    Substancia del contenido

 
Hagamos un breve recorrido que nos permita aproximarnos a este modelo semiótico: digamos que cualquier producto del diseño está hecho de una materialidad: vidrio, madera, tinta… y entonces nos encontramos ante la substancia del contenido; esto es, los componentes materiales del diseño.
Lo que hace el diseño –como una de sus tareas centrales- es conferirles a estos elementos materiales una determinada forma; por ejemplo, tomar el plástico y darle la forma de una botella que contendrá agua. A esto proceso le llamamos la forma de expresión.
Ahora bien una vez cumplida la realización de una materia que ha tomado una forma, adquiere un significado; de hecho, un conjunto de significados. Supongamos que se trata de una botella de agua de marca Vivant: surgen sentidos asociados con el deporte, con un personaje público, con el significado de la marca. A este le denominamos substancia del contenido.
Desde luego que el hecho de beber agua embotellada y de marca se corresponde con un estilo de vida, con un modo de relacionarse con la naturaleza. Quiero decir que los momentos que hemos señalado anteriormente, se integran con una cultura determinada en una fase de su existencia; por ejemplo, la sociedad globalizada que nos conduce a privilegiar el agua embotellada y el consumo de las marca. Estamos ya en la forma del contenido.
Semiótica de la botella de agua marca Vivant.



Expresión
Contenido
Forma
Botella con este diseño específico
Globalización de las pautas de consumo
Substancia
Plástico, agua
Vivant: marca de agua embotellada

domingo, 25 de marzo de 2012

EL ARTE COMO CONTINUIDAD DE LA POLÍTICA POR OTROS MEDIOS

Una ruptura esencial al capitalismo y a su sociedad es la que se da entre la razón pura y la razón práctica: de una parte, la necesidad de producir enunciados verdaderos, comprobables respecto de la realidad para apropiarse de esta y transformarla; de otra parte, el carácter ético de los enunciados cuya correspondencia con lo que efectivamente sucede se reduce a un deber ser.
La representación sirve tanto para dar cuenta del primer como del segundo plano: representación rigurosa de las cosas en la mente a través de la ciencia; sistema político "ideal" basado en la delegación de la voluntad general, en la elección de unos representantes.
Es este doble plano lo que entra en crisis en la posmodernidad: la tecnología supedita a la ciencia llevando a su término a la razón instrumental; la democracia burguesa –tal como la vemos ahora- no da más, porque ha incumplido con las promesas contenidas en su imaginario.
El privilegio de la performatividad proviene de esta crisis y se relaciona inicialmente con el discurso científico. (Lyotard, La Condición posmoderna). Por su parte, cada vez más los discurso políticos se distancian de las realidades sociales que pretenden representar; cada vez más la política es el reino del espectáculo y no de la veracidad de sus aseveraciones.
Es esta misma performatividad la que penetra en el arte posmoderno. Las figuraciones dejan de ser el vehículo de búsqueda del encuentro con lo real. Las vanguardias por su parte se devoran a sí mismas al sucederse unas a otras, por la imposibilidad de una idealidad que reemplace a la figuración, cuando esta no tiene reemplazo posible.
De este modo el arte posmoderno privilegia con fuerza la performatividad. Incluso en su actual vertiente canónica, este es uno de los aspectos que le conforma. La performatividad es la esencia del canon posmoderno.
Sin embargo, el momento de mayor éxito de la posmodernidad es igualmente el de su agotamiento, de su crisis: ausencia de criterios para el juicio estético allí en donde todo vale, estética de la banalidad confundida con la experiencia sin límite de la subjetividad, penetración sin resistencia en los mecanismos del mercado.
La performatividad nacida para resolver los problemas irresolubles de la representación –especialmente bajo la forma de figuración-, cree haber resuelto los problemas del arte en la conjunción entre la enunciación artística y la obra de arte, cuando el enunciado tiende a la asignificación y en la realidad concreta no siempre se ha producido una obra de arte.
La unión del concepto con la obra, a través de la mediación de la subjetividad del artista elevado nuevamente a demiurgo, en una continuidad sin ruptura, lleva a la desarticulación del concepto y a la banalidad de la obra de arte.
El arte como continuación de la política por otros medios deja irresuelta la escisión inherente a los seres humanos, entre lenguaje y acción, que han dejado de corresponderse.(Agamben, El Scaramento del lenguaje)
El arte posmoderno performativo finalmente no alcanza ni a decir ni a hacer. Oscila permanentemente entre el exceso de decir que no logra traspasarse al hacer; y un hacer que ha perdido el rastro de lo que se quería decir a través suyo. Ocasionalmente se rompe con el secuestro performativo que es lo único que permite que finalmente haya arte; esto es, que una cierta sensibilidad se ponga en obra con unos determinados significados abiertos a la interpretación.
Como pasa en muchos otros ámbitos, nadie se atreve a decir que el rey va desnudo. O, lo que es peor, se critica a la posmodernidad desde la imposible nostalgia de la modernidad.

¿QUÉ SON LAS ESTÉTICAS CANÍBALES? 1


En la conformación de nuestra identidad andina se insiste mucho en los temas de la relación con el mundo quichua, del cual somos parte y que con seguridad constituye uno de los elementos claves de lo que somos. Está de otra parte, como lo visible y dominanante, la pertenencia a Occidente, aunque estemos ubicados en el Extremo Occidente.
Sin embargo, nuestra pertenencia a la Amazonía está oculta profundamente; ni siquiera hace parte de los discursos retóricos de la nación. Hace mucho que las oligarquías de este país declararon que el oriente era un mito. Efectivamente: el oriente es un mito que nos conforma a pesar nuestro. Y no solo porque una parte del territorio esté en la Amazonía y por los pueblos que habitan allí: shuars, ashuar, huaoranis, entre otros.
Los profundos contactos e intercambios entre la cultura de los pueblos amazónicos y quichuas vienen desde lejos y continúan hasta ahora.
Las estéticas caníbales se inician en este primer reconocimiento: somos pueblos amazónicos. Quizás uno de los pocos elementos que penetraron la "conciencia nacional" –sea lo que esto sea- fue precisamente el tema del canibalismo: los temas de la antropofagia cruzan el imaginario literario, como es el caso del Antropófago de Pablo Palacio y de manera especial los Tsántsicos, como movimiento literario de vanguardia con claras intenciones políticas y no solo literarias. Además, las tsantsas hace parte de los lugares comunes de la cultura comercializada: sus réplicas se encuentran con toda facilidad en cualquier lugar "folclórico", aunque no sepamos qué exactamente representa para nosotros.
Las estéticas caníbales retoman este camino de los Tsántsicos, como apelación a ese suelo amazónico y no tanto en sus propuestas artísticas que ciertamente pertenecen a otro momento de nuestra historia. Se propone mirar el arte, el diseño, las artesanías, los videojuegos, desde esta perspectiva tsánstica; esto es, la necesidad de volvernos otros, de capturar el espíritu del otro –que es un enemigo- para poder ser nosotros mismos.
La identidad atraviesa por la alteridad como uno de sus indispensables elementos constitutivos.
Desde luego tomamos en cuenta también a Oswald de Andrade y el Manifiesto Antropófago, nuevamente no tanto en sus planteamientos específicos sino en la estrategia de regresar hacia el mundo amazónico para pensar desde él.
Las estéticas caníbales reafirman nuestra voluntad de someter al arte y al diseño occidentales y convertirlos en tsantsas: aprender de ellos, reducir sus cabezas y colocarlas en la cintura. Volvernos otros para poder ser nosotros mismos.

jueves, 22 de marzo de 2012

Estética del diseño 1


Cuando nos enfrentamos a la estética del diseño caben al menos dos posibilidades: la primera, hacer un recuento de las diferentes corrientes de la estética y aplicarlas al campo específico del diseño; la segunda, enfatizar en la estética del diseño, en donde la estética hace parte constitutiva del diseño, como uno de sus núcleo internos y no como una suerte de exterioridad que habría que introducir desde fuera.
Por lo tanto, interioridad de la estética en el diseño. Aunque más adelante se justificará plenamente, hablaremos de la forma diseño, que une los dos campos en mención: la estética y el diseño. 
Comenzamos esta tarea aproximándonos a la estética, para establecer sus componentes básicos que provean de un entendimiento común a una categoría que ha sido bastante difícil de definir, sobre todo por las innumerables tendencias y autores.
La estética tiene que ver con la sensibilidad: sus categorías, los modos de experiencia, la diversidad cultural e individual, los efectos que causa en nosotros, entre otros elementos.
Sin embargo, la sensibilidad lejos de estar distribuida por igual en toda la sociedad, depende directamente de las manera cómo el poder organiza dicha sensibilidad, especialmente vinculada con  lo que se refiere la producción y consumo de mercancías, en donde están incluidos los productos culturales.
(Se puede decir que las industrias culturales estaban relacionadas con la producción de la cultura en sentido estricto: arte, artesanías, cine, artes plásticas, música, entre tantas otras. Ahora con las nuevas tecnologías de la información y comunicación, las industrias culturales han ido avanzando hasta copar gran parte de la producción general; por ejemplo, celulares, computadoras, tablets, videojuegos.)
Vamos a llamar régimen estético al modo como el poder produce y regula la sensibilidad (y sensibilidades) en una sociedad dada en un momento determinado de su existencia. El régimen estético es, por lo tanto, el régimen de la sensibilidad.
La experiencia estética de la sensibilidad es intencional; esto quiere decir que dicha experiencia tiene un contenido. ¿Acerca de qué contenidos hace su experiencia la sensibilidad? La experiencia de la sensibilidad es experiencia de la forma.
Más aún que la estética, el debate sobre el significado de la forma ha sido históricamente y actualmente diverso, contradictorio. Bastaría mencionar la confusión en los debates entre la forma y las formas.
Como punto de partida, tomo una aproximación a la noción de forma que sea de lo más amplia y comprensiva para que recubra este campo amplísimo: forma es aquello que introduce una distinción en donde antes no había como tal.
Imaginemos un espacio vacío:


Y ahora introduzcamos una forma, esto es una distinción:

                                                               -----

Con esta forma  podemos decir: arriba de la línea, debajo de línea, a la derecha, a la izquierda…
A lo largo de estas notas se trabajará en la perspectiva de la estética del diseño: la forma diseño.

miércoles, 29 de febrero de 2012

PLURALIZANDO LA ESTÉTICA


                                          Sello Jama-Coaque
                                          
Hay una estética que se refiere a la distribución de lo sensible, a su régimen. Sin embargo, solo existe en la medida en que se especifica en unos regímenes concretos y específicos, lo cual no quiere decir que la estética sea solamente el proceso de generalización inductiva de dichos regímenes.
Por lo tanto, hay una estética que se pluraliza, que existe pluralizándose, que oscila entre estos dos extremos: la necesidad de una distribución general –de una cierta universalidad- de lo sensible y la exigencia de que dicha distribución se muestre en unos objetos sensuales y ocupe el espacio de lo particular –incluso de lo singular-
Como señala Spivak, es indispensable mantenerse en ese doble vínculo sin resolverse fácilmente, sin reducirlo a uno de los extremos y sin proponer falsas síntesis aparentemente superadoras –al estilo Schiller o el desarrollo sostenible- (Spivak, Otras Asias.)
Siguiendo todavía a Spivak digamos que una de las estrategias para mantenerse oscilando en el doble vínculo es la pluralización de los mundos, en este caso de la estéticas. Entonces: ESTETICAS, así en plural. (Spivak, La educación estética en la era de la globalización.)
El mundo diverso de la estética incluye el arte en el sentido occidental clásico, que conforma una esfera separada de los otros ámbitos socio-culturales y en donde es precisamente el régimen estético de la disociación el que permite definirlo en su relativa independencia de los otros espacios.
Y no puede detenerse en su afán devorador: la estética se traslada a las mercancías, a los objetos de consumo, porque la belleza se ha convertido en un aspecto fundamental del valor de los objetos, de su posibilidad de ser vendidos a un precio más alto; no podemos entender el mundo de las nuevas tecnologías sin este componente estético, sin la generación de este nuevo tipo de belleza.
El viaje nos lleva todavía más lejos –más cerca de nosotros mismos, los subalternos- porque también hay un arte de los otros, como diría Ticio Escobar, al que le corresponde otra estética.
Existen campos enteros poco explorados desde la perspectiva de la estética, que requieren de urgencia un tratamiento que vaya más allá del canon occidental, tanto a su plena realización y desborde como a su exterioridad. Me refiero a la belleza contenida en los videojuegos y, en el otro extremo, a la exigencia de desarrollar una estética propia, específica, para las culturas ancestrales.
Cabe aproximarse con estos ojos, por ejemplo, a los sellos Jama-Coaque e intentar ir más lejos que su descripción morfológica. Podríamos preguntarnos, si es el caso, por el significado de la abstracción contenida en estos sellos y no solo por los procesos de alejamiento de lo figurativo que llevaron a su producción.
Deberíamos interrogarnos por la posibilidad de que no fueran exclusivamente funcionales –decoraciones que hacen el mundo más habitable o instrumentos de comunicación, como sostendría Alfred Gell, Art y Agency- sino formas que si bien no están separadas, disociadas de su capacidad decorativa, son algo más.
Son formas estéticas que corresponden a elevados procesos de abstracción de un tipo distinto al que se podría encontrar en el mozárabe o el arte abstracto contemporáneo. ¿Qué abstracciones culturales, metafísicas, oculta Jama-Coaque? ¿Qué no se está pudiendo figurar, qué se oculta, qué no puede y no debe mostrarse sino bajo su forma abstracta?
Quizás por este motivo toda esta estética de los pueblos ancestrales se nos aparece tan cercana, tan familiar, tan nuestra, tan capaz de ser traslada sin más a los objetos de consumo diario: camisetas, vasos, portavasos, llaveros.
¿De qué manera se fusionan las dos abstracciones tan diferentes y tan distantes: la capitalista y la ancestral?
Estos son contenidos que se incorporan y se desarrollan en las estéticas caníbales. O, de otro modo, las estéticas caníbales son ante todo plurales, múltiples, diversas, sin dejar de ser –paradójicamente- estéticas.

jueves, 23 de febrero de 2012

DUCHAMP DE REGRESO A CASA. HACIA ESTÉTICAS CANÍBALES PLURALES.


En el mundo actual hay dos esferas privilegiadas de la estética: la del arte y la de los objetos de consumo. Son dos mundos que se presentan como opuestos e irreconciliables, de tal manera que si un objeto viaja de un lugar a otro se transforma a tal extremo de ser irreconocible. Este es el caso de Duchamp o de Warhol.
Se propone para esta muestra un gesto caníbal sobre los objetos de consumo para llevarlos a la esfera del arte. 
Sin embargo, ¿cómo evitar repetir el movimiento del urinario entrando en el museo o la serialización de la sopa Campbell? ¿Hay que alguna alternativa por la que podamos hacer el recorrido de una estética a otra?
Gesto caníbal en la medida en que se entregue al máximo a la belleza del objeto hipermoderno o decorativo y que provoque en este las necesarias transformaciones para que se introduzca en el mundo del arte como un objeto sensual más.
Seguramente este movimiento ha sido realizado un número indefinido de ocasiones de muchísimas maneras y con las más diversas variaciones. Por eso, el gesto predatorio de la estética caníbal se propone hacer estallar esos límites entre los mundos y así provocar también el estallido o la transformación de la esfera del consumo. Y quizás para esto tiene que ir de regreso.
Como si el Duchamp hubiera vuelto para llevarse el urinario y devolverle a la ferretería, aunque en el proceso sin saber ni cómo ni por qué ese urinario se hubiera convertido en otra cosa. Así una persona cualquiera entra a la ferretería y pregunta: "¿Tiene urinarios Duchamp? Quiero uno." Solo así el movimiento está completo, el círculo se cierra, las esferas colapsan la una en la otra.
Y esto también es algo que sucede a menudo, como apropiación del arte para convertirlo en objeto de consumo. Únicamente que en este caso se trata de una actitud predatoria que lleva hace los dos movimientos como parte de la obra.
Cabe preguntarse si esto no es Warhol en el momento en que produce su obra para el mercado; por ejemplo, camisetas como las sopas Campbell.
¿Cuál es aquí la novedad? Vivimos en una época post-Duchamp, post-Warhol, sobre todo porque los cambios en el mundo del arte han sido profundos y radicales. Y los cambios en la estética hipermoderna de los objetos de consumo están bastante lejos de la simpleza de las sopas Campbell o de la caja de brillo.
La estética de los objetos de consumo –especialmente en su variante hipermoderna de las nuevas tecnologías- se resistirá con todas sus fuerzas. Imaginemos que alguien toda una sofisticada laptop Asus y la coloca en un museo. Nadie tendría la misma reacción que con las sopas o con el urinario. Parecería que por su estética esa computadora tiene todo el derecho de estar en el museo, como tarde o temprano lo hará.
Se perdería, sin lugar a dudas, la lógica del pastiche o del kitsch. El poderoso efecto fetichista aplastaría cualquier intención irónica y terminaría en un acto celebratorio: la belleza de la laptop colocada como pieza de museo.
La parte esencial de la propuesta consistiría en poner en contacto la violente estética hipermoderna de las nuevas tecnologías con la posmoderna de las artes plástico visuales y averiguar el efecto que provocan en los dos lados: del arte y del consumo.
En el otro extremo se podría empezar por invertir a Duchamp: llevar una obra de arte a la ferretería. Alguien entra al almacén a comprar clavos y se topa con el David o con el Balzac ce Rodin. Y aún se puede ir más lejos: allí en la ferretería construimos una instalación o realizamos un performance.
¿Y qué si hacemos obra posmoderna en un entorno hipermoderno? ¿Un happenings en medio de un almacén de laptops, celulares, tablets?
¿Qué pasaría, cuáles serían los efectos? ¿Se produciría un cambio en los dispositivos de la sensibilidad? ¿Se volverían evidentes los regímenes predominantes de la sensibilidad?

 

domingo, 4 de diciembre de 2011

Nicolas Costantino: Nicola y su doble

  1. Una fenomenología de Nicola y su doble.

Análisis de la muestra Nicola y su doble que se expone como muestra paralela de la Bienal Internacional de Cuenca Junto con Daros, en la Sala Procesos. Las imágenes se pueden ver en: http://www.daros-latinamerica.com

Ver lo que está allí, tal como está allí, tal como se muestra, lo que está frente a nosotros y nos cuesta reconocerlo. No me refiero a lo que está supuesto ni a un contenido que tiene que ser develado luego de un largo análisis. Una fenomenología de la obra.

Necesitamos colocarnos frente a cada obra y mirarla con detenimiento. Incluso habrá que volver una y otra vez hasta que todos los detalles que se nos habían escapado se hagan patentes. Y que digamos, ¿te fijaste en este pequeño objeto rojo colocado sobre la repisa? Se me había pasado por alto.

Todo lo que diga después tiene que estar soportado en la obra. El análisis que se haga debe sustentarse en aquello que está allí ante nuestros ojos y que no requiere de ninguna textualidad, de ninguna escritura para impresionarnos, para conmover nuestra sensibilidad. Una cuestión clave cuando revisemos los escritos sobre la obra de Nicola Costantino será precisamente esta: ¿en qué medida le cabe a la obra, tal como se muestra por ella misma, lo que se dice?

Un dispositivo completo que funciona, un programa muy bien hecho que cuando le damos clic se despliega ante nuestros ojos. Después estaremos autorizados a ir en una u otra dirección, a darle un sentido u otro, a desplazarnos por los diversos significados que le caben.

A continuación los resultados parciales de la mirada sobre la obra de Nicola Costantino, Nicola y su doble. Me interesa resaltar aquellos elementos que me parecen particularmente sugerentes para la interpretación que se hará después.

Nicola y su doble. En la playa. Hoyningen-Huene.

Ella, en primer plano, con la mirada perdida. El doble-maniquí, en segundo plano, mira hacia lo lejos. Y abriéndose al infinito un extraño mar virtual, íntimo.

Nicolas idénticas según Arbus.

Una Nicola junto a sí misma. Sin embargo, sutilmente, un conjunto de diferencias: en una un cierto rictus, el pelo metido dentro de los anteojos, un rizo suelto, un soplete que la una sostiene y la otra no. Y, desde luego, -¿por qué no?- una a la izquierda y otra a la derecha.

Nicola y su doble. Moisés.

La una detrás de la otra. La que está detrás, vestida de colores oscuros, subida en una tabla -¿es el maniquí?- El niño en brazos de la Nicola que va de blanco. Ambas miran hacia un punto que escapa fuera del cuadro, que no está contenido en él.

Nicola y su doble. Frente al televisor.

Una habitación en la penumbra. Nicola y su doble-maniquí sentadas al borde de la cama frente a un televisor. La luz de este ilumina parcialmente la escena. El niño duerme sobre la cama. En el televisor no se imagen alguna. Solo una pantalla luminosa cortada en dos segmentos. Parecería que vemos únicamente la interferencia, porque los canales no emiten más.

Nicola y su doble. Maternidad.

Nicola de blanco sostiene al niño en brazos. Su doble, colocada atrás, parece rozarle suavemente. Ambas de pie en una escena extremadamente estática, con la mirada puesta en punto que va más allá de la foto.


 

Nicola y su doble. Vestidos.

Nicola embarazada cose el vestido de Nicola-maniquí. Un serie de espejos detrás de ella reflejan tanto el soporte como dejan entrever cierto carácter maquínico del maniquí. Los espejos repiten sin cesar la imagen del doble, de tal forma que su presencia virtual termina por invadir el espacio entero.    

Príncipe Aquiles según Velázquez.

Las Meninas han sido reproducidas con elementos del entorno de Nicola. Es lo primero que vemos y quizás aquello que nos impide ver lo demás. Incluso el título nos conduce a esta mirada. A mí me parece más llamativo todo lo demás: las luces, los paraguas, el botellón de gas para soplar, el recorrido de los elementos rojos, los cañones de luz. Es decir, los elementos del escenario, como si la obra de Velázquez se hubiera convertido en una pieza de teatro y le tomamos una fotografía.

También me parece que debe resaltarse la apertura hacia un exterior luminoso que se abre detrás dela Nicola ubicada en la puerta. En las paredes los cuadros contienen imágenes de Nicola y de su doble. Finalmente podemos contar seis Nicolas.

En la medida en que es una unidad construida como tal de manera explícita, la muestra Nicola y su doble, también debe ser mirada desde esta perspectiva, un poco a la Warbug: imágenes se leen unas con otras, se encuentran en diálogo, se penetran, se confunden.

Dos aspectos transversales me interesa señalar: la proliferación de duplicados que sea por la vía de cuadros dentro del cuadro o del juego de espejos; y el doble modo de representación del doble: como maniquí y como imagen. Estos son elementos que tienen que ser integrados en cualquier estudio de la obra que quiera ser coherente.

En los comentarios a la obra de Costantino, las pistas para entender esa duplicidad son escasas, quizás porque están centrados en entender su otra producción Peletería humana. De lo poco que se dice, extraigo tres líneas que nos inducen a seguir una determinada dirección:

En primer lugar, la idea de una muñeca con la que la artista juega, como si se tratara de un juego de desdoblamiento:

"…en otras se concentra primariamente en una muñeca que la representa a sí misma: mira televisión con su doble, toma sus medidas es decir, las de su muñeca, para hacer un vestido, se encuentra en la sala de partos como muñeca con cochecito. En el choque entre la artista y su doble –sólo diferencias ópticas mínimas separan ambas esferas– se crea la impresión como si la muñeca también siempre fija un rol predispuesto, un rol que cobra vida en el día a día. No como si la muñeca copiara al original, sino como si el original copiara a la muñeca." (Kuntsforum)

En segundo lugar, la duplicidad que recorre la obra tendría que ver con su vida privada, especialmente referidas a la maternidad:

"En este caso, y claramente vinculado a lo anterior, se trata de escenas próximas a un momento especial de su vida privada que tiene que ver con la maternidad y el diseño de una figura idéntica a sí misma, capaz de acompañarla en los momentos clave que le esperaban. "Pensé en un doble como compañía, para no enfrentar sola una experiencia como ésa." (Battistozzi)

Y en tercer lugar, las transformaciones en el orden de lo real que quieren controlarse en el plano imaginario. Los vínculos que se proponen son, a mi modo de ver, harto extraños:


"Pero también como una figura que congelara mi imagen ante los cambios físicos que imaginé se producirían", confiesa la artista ante el mar de fantasías que le desató una experiencia movilizadora como ésa."

"La cuestión del doble ha sido asociada tanto al problema de la representación como a la histórica relación pintor-modelo. ¿Pero qué ocurre cuando el modelo es el propio autor desdoblado en infinitas circunstancias y personajes? La artista misma indagó esta cuestión desde las posibilidades diversas que planteó el arte y la literatura. Desde el Dr. Jekill, de Stevenson al Dorian Gray, de Wilde o El Hacedor, de Borges. En todos le fue posible rastrear una proyección de algo propio."
(Battistozzi)