Translate

martes, 7 de mayo de 2019

LA TÓPICA DE LO IMAGINARIO.



Lacan, Jacques, El Seminario. Los escritos técnicos de Freud, 1, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1981, pp. 127-130 y 209-216

La estructura psíquica está conformada por imaginario, simbólico y real, que Lacan analiza siguiendo la segunda tópica de Freud. Este orden imaginario, en donde se forma y habita el yo, se “constituye por clivaje, por distinción respecto del mundo exterior” (127); esto es, hay aspectos que se mantienen y otros que se desechan.

Este orden imaginario corresponde al estadio del espejo: al verse reflejado por primera vez, “se concibe como distinto, otro de lo que él es”, se duplica entre lo que es y su imagen; así, percibe su cuerpo como una totalidad. A partir de aquí, se “estructura el conjunto de su vida fantasmática”: fantasmas que no son sino las imágenes producidas por ese clivaje de lo real. (128)

Aquí ya tenemos los dos elementos de la segunda tópica: lo real y lo imaginario, que se unen por medio de un sujeto que está situado. ¿En dónde está colocado este sujeto? En el orden simbólico, mientras que el yo permanece en el plano imaginario. O si se prefiere, llamamos sujeto cuando ese yo se ubica en lo simbólico y, por medio de este, pone en relación a lo imaginario con lo real. Desde luego, “La situación del sujeto … está caracterizada esencialmente por su lugar en el mundo simbólico, en el mundo de la palabra”. (130)

Pero, esta introducción de la mediación de lo simbólico conduce a la distinción entre el yo ideal y el ideal del yo, porque nuestra relación con el otro pertenece al ámbito de lo simbólico, de la ley que nos regula. El yo ideal no es sino el yo imaginario, que se apropia de la realidad segmentándola.

En cambio, el ideal del yo tiene que ver “el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro. Y de esta relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria”. (214) De tal manera que el ideal del yo termina por regular al yo ideal, en la medida en que dependemos de los otros para conformarnos como nosotros mismos.

En este momento, Lacan introduce el tema del deseo: desde mi posición imaginaria me pregunto por mi deseo, que no puede ser respondido a menos que salgamos del plano imaginario y vayamos hasta lo simbólico, porque el deseo solo puede resolverse a través del “intercambio verbal entre seres humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo”. (215)

El ideal del yo es “el otro en tanto hablante, el otro en tanto tiene conmigo una relación simbólica … o sea la palabra…” (215) Lacan pone énfasis, desde el inicio de sus escritos, en lo que más adelante llamará el inconsciente como lenguaje. Aquí hay un importante desplazamiento respecto de Freud, porque el orden simbólico es enteramente lenguaje y, como tal, lenguaje de los otros. Hay que recordar que todo lenguaje es público, no hay lenguajes privados. (Wittgenstein) Decimos nuestros fantasmas con las palabras de los otros, conformamos nuestro yo ideal con el lenguaje que viene de fuera.

¿Qué otra cosa es la relación entre psicoanalista y psicoanalizada sino una relación entre el yo ideal y el ideal del yo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario