Estar siendo (2)
La metafísica que Ahumada desarrolla a partir de Kusch trae una palabra
profundamente latinoamericana: amague; así se refiere a que el estar-siendo
amaga:
El acierto fundante del estar-siendo tiene el carácter
del como si, porque no hay una consistencia definitiva, sino un amague, una
especie de constante corrimiento de la presencia hacia la incertidumbre de lo
que deviene en cada proyecto mío. (52)
Amagar es hacer una finta: un movimiento inesperado que pretende evitar
al contrario y cuya dirección no habíamos previsto de antemano. El estar
siendo hace una finta. ¿A quién se la hace? Al ser. ¿Qué se esconde detrás
de esta metáfora? Frente a la certeza, el estar siendo amaga desde la incertidumbre;
ante la consistencia de la presencia del ser, el estar siendo amaga dejando un
espacio vacío, dejando que en la realidad se introduzca lo inconsistente, es
decir, lo inmanente.
El estar siendo se niega a ir en la dirección que le impone el ser; deja
atrás la seguridad del fundamento absoluto, las certezas dogmáticas, la
seguridad de los mundos habitables y se coloca a sí mismo en una zona de
riesgo. En el momento en el que amaga desconoce hacia donde le llevará la finta
que le ha permitido evadir al ser.
En cada momento de la existencia el estar siendo juega, lanza los dados,
se entrega al azar, huye de la determinación a la indeterminación:
Juego para vivir, para acertar (o no) vivir. En
realidad me las juego, me involucro, me sumerjo en la vida al estar-siendo, lo
que implica necesariamente un otro que me arrastra azarosamente, como con los
dados: se me juega la vida. Esto es lo que está en juego en la mántica
popular-originaria americana, la mántica del pobre, cuya pobreza es la
ontológica invalidez del estar-en-la-indeterminación. A partir de esa
indigencia ontológica se reconoce el otro trascendente que brinda la
determinación, o mejor, que juega con nosotros, que nos indetermina. (52)
Pero, la indeterminación también es indigencia, que no se hace referencia
solo a la ausencia de algunos medios de subsistencia, sino que partiendo de
estos se llega a una indigencia de la existencia entera; esta es una metafísica
de la indigencia. Indeterminación que muestra que la continuidad de la
existencia siempre está en riesgo y que vive sumida en la precariedad. Esta no
es una elección, nadie elige la indigencia por ella misma. En la indigencia
impuesta, aceptando la indeterminación, hacemos nuestro juego, apostamos la
vida misma.
Ahumada introduce en este texto otra palabra que en general la usamos
poco: mántica, que se refiere a los procesos de adivinación del futuro.
Digamos que el amague del estar siendo al ser, la finta existencial del pobre
le lleva al terreno de la mántica. Después del amague se encuentra sumergido en
este nuevo territorio.
Desde luego, Ahumada no está apostando por procedimientos adivinatorios;
la mántica es, en este contexto, la apertura hacia un modo distinto de saber
más allá de la metafísica occidental, esto es, una mántica
popular-originaria americana, que iniciaría una episteme diferente. Su
punto de partida estaría precisamente en el reconocimiento pleno de la radical
inmanencia del estar siendo.
Ciertamente que el núcleo de este texto se encuentra en el término inmanencia.
Este confiere sentido a la mántica, juego y amague; digamos que los tres
son una consecuencia lógica de haberse colocado en el plano del estar siendo
caracterizado por dicha inmanencia. Es la inmanencia la que abre el espacio de
la indeterminación, crea posibilidades con las que se puede jugar, deja abierto
el futuro sobre el cual podemos lanzar los dados:
En otras palabras, una desterritorialización de la
máquina abstracta Ser en la máquina inmanente Estar: el requerimiento
del fundamento, lo impensable, se deja calcar por la determinación del logos en
el pensar, pero ese calco siempre remite, devuelve, el mapa de un territorio,
de una geocultura, de una inmanencia inabarcable y, por esto, desalbergada,
como el desierto, la pampa o el impenetrable. El juego, punto infinitesimal del
cruce entre calco y mapa, es el rizoma de la mántica americana: el
estar-siendo, devenir ultrahumano… (52)
Ahora haría falta un desarrollo pleno de las
metáforas y de la lógica de la inmanencia del estar siendo como núcleo de una
nueva metafísica, en donde el punto de llegada no sería tanto un rizoma ni lo
ultrahumano, sino la reinvención de la humanidad o más bien, de muchas
humanidades.
Ahumada, M.
(2021). Sentipensar América. Buenos Aires: Ciccus.
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