MILBANK.
¿Por qué añadir finitud a la infinitud?
Quizás se necesita decir que en cierto sentido la experiencia de la finitud, falta,
debilidad, misteriosamente añade algo a la plenitud misma.
Este texto corto de Milbank, en una entrevista
con Short, contiene cuestiones metafísicas que han perseguido largamente a los
filósofos y teólogos. Seguramente su resolución es extremadamente difícil,
porque atañe a las relaciones entre lo trascendente e inmanente, y a la
posibilidad, desde mi punto de vista, de construir una metafísica efectivamente
inmanente que no oculte detrás una teología, como es el caso de la posmodernidad,
la deconstrucción y los poshumanismos.
¿Cuáles elecciones metafísicas realiza este
texto? ¿Cuáles son las implicaciones que subyacen a la formulación de la relación
entre finitud e infinitud? ¿Hacia dónde apunta el encuentro entre los dos
planos? ¿Existe realmente una solución viable a dicha relación? Veamos las
tesis de Milbank:
Primera afirmación: se puede añadir finitud a la
infinitud. Esto es, dios en su existencia absoluta, que no admite cambio,
produce, de la forma que sea, una infinitud; pero, una vez dada la finitud, ¿es
puramente externa a la infinitud?, ¿en algún momento participa de la
infinitud?, ¿su modo de ser solamente es analógico?
Segunda afirmación: es posible añadir algo a la
infinitud. ¿Hay aquí una contradicción? ¿Dios, como absoluto e infinito, no
está completo? Si es así, entonces no es infinito. Milbank se ve obligado a
introducir una suerte de palabra mágica: misterio. ¿Destruye a la infinitud la
penetración de la finitud, a menos que esta se vuelva también infinitud? Y si
no es una contradicción, ¿a qué se está refiriendo exactamente?
Se debe tomar en cuenta que cualquier solución tendría
que evitar la disolución de un término en el otro: la disolución de la
infinitud en la finitud, o la reducción de la trascendencia a inmanencia. Pero
¿lleva esto a un dualismo insostenible?
Tercera afirmación: la experiencia de la
finitud, falta, debilidad, misteriosamente añade algo a la plenitud misma. Milbank
se opone a considerar lo finito como algo disminuido ontológicamente y que debe
ser considerado como negativo. Por el contrario, podríamos decir que la falta,
la finitud en cualquiera de sus expresiones, implica una positividad metafísica.
Solo por esto, puede añadir algo a la infinitud. ¿Qué le añade?
¿Humanidad a la divinidad, sin la cual esta última estaría incompleta? ¿Qué
pasaría si en el núcleo metafísico de la infinitud subyaciera, como su
fundamento, lo finito? ¿Qué forma tendría un mundo inmanente?
Shortt, R. (2009). Radical
Orthodoxy:a conversation. En J. Milbank, & S. Oliver, The Radical
Orthodoxy Reader (págs. 28-48). London: Routledge.
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