Partimos de preguntarnos: ¿Qué es
el diseño? Esta es, de entrada, una
pregunta harto problemática que, generalmente, es evadida, muchas veces por la
vía de establecer un significado harto banal. No se trata, por lo tanto, de
llegar a una especie de definición, sino de establecer las condiciones para su
adecuada comprensión. Probablemente se requiera de un largo y minucioso
recorrido que permita sacar a la luz la profundidad de su contenido, por el
impacto que tiene en la sociedad actual.
Si bien estas reflexiones se
colocan al inicio de libro, han sido elaboradas prácticamente al final de su
escritura; solo así han ido apareciendo sus matices, deslices, su deriva
histórica, las maraña de interrelaciones que lo conforma.
Por esta razón y porque se oculta
detrás de la aparente inocuidad de una tecnología que se ocupa de la superficie
de las cosas, conceptualizarlo es una de las tareas más arduas y que se deja
rápidamente de lado. Queremos decir que encontramos muchas definiciones de lo
que es el diseño como puerta de entrada a diversos textos; luego, se pasa
rápidamente a las cuestiones técnicas que son las privilegiadas sobre cualquier
otra consideración.
Hay un desbalance gigantesco
entre todas las áreas que cubre el diseño, como práctica, profesión, producción
y las reflexiones que, en cambio, apenas si existen y son, en la mayoría de
casos, ignoradas por los sistemas académicos, por la lógica del mercado, por
las experiencias que lo acompañan. Estas consideraciones teóricas deberían
llevar a la comprensión de este extraño fenómeno.
En este lugar nos aproximaremos
al diseño desde una perspectiva conceptual más bien amplia, que prefiera
mostrar la dispersión, los equívocos, las dificultades de la reflexión sobre el
diseño, antes que embarcarse con un solo paradigma, o que escoja un enfoque
exclusivo. Una panorámica que sirva de puerta de entrada a todo lo que vendrá y
que, paradójicamente, solo será adecuadamente entendido al final del texto.
Comencemos por los aspectos
etimológicos. Diseño viene del italiano: designare; esto es, compuesto de de- y
–signare; de en el sentido de aislar, separar y signare de signo. Por lo tanto,
crear un campo separándolo de otro, con sus propias características y
funcionamiento; y algo que tiene relación con el signo.
En esta cuestión del signo
tenemos que introducir un matiz importante: hay aquí un doble plano que tiene
que ver con crear un determinado signo y, como consecuencia, provocar la
emergencia de nuevas significaciones. El diseño produce signos y
significaciones, cuya relación siempre es parcial; ni los signos se agotan en las
significaciones; ni estas se encuentran pegadas definitivamente a los signos
que los originaron; de tal manera que unos y otros pueden vincularse con diferentes
y significaciones, potencialmente.
Vayamos un poco más lejos e
introduzcamos la temática de la signatura: no es un signo más, sino uno que
marca la realidad, es radicalmente performático,
altera la realidad en la que se introduce, en mayor o menor grado. El diseño es
una signatura y es fácil ver cómo desde aquí evoluciona a la firma y a la
marca.
Diseño también se emparenta con
designio: proyecto teleológico que se nos impone de cualquier manera; por
ejemplo, los llamados designios divinos. Todo diseño tiene el carácter de
proyecto. Esto es harto conocido. Sin embargo, nosotros recuperamos ese gesto
teológico del designio para expresar que el diseño es un designio tecnológico,
que se nos impone un cierto determinismo técnico que le da forma a nuestras
sociedades. (Flusser, 2002)
Sin embargo, entender a cabalidad
el significado del diseño en nuestras sociedades exige que vayamos más allá de
estas consideraciones etimológicas. Diremos que la lógica de la forma es lo que
caracteriza al diseño. Veamos de qué manera.
Hallnäs establece, como punto de partida, el modo de
comprensión hasta cierto punto estándar que se tiene acerca del diseño, a
partir de la relación entre forma y expresión, como elementos indispensables:
“Forma y expresión son las nociones básicas en el
diseño estético y en la educación en el diseño estético. Esto está de alguna
manera profundamente enraizado en arquitectura, diseño de productos, diseño
industrial, moda y así.” (Hallnäs)
El diseño no consistiría sino en tomar un material
que está informe o que tiene una forma básica, y conferirla otra forma, con la
cual se presenta en el mundo: “Una mirada común sobre el diseño es que sostiene
que define y da forma al aparecimiento de las cosas materiales e inmateriales,
o mejor, forma su expresión.” (Hallnäs)
Y de manera más específica:
“Cuando hablamos de dar formar a la apariencia
actual de un producto, queremos decir todas las decisiones que definen este
producto particular, su forma especial, su funcionamiento interno, su interfaz
y así. Lo que llamamos forma a menudo se relaciona con la vieja distinción
entre forma materia: forma, la manera en que las cosas materiales se
construyen.” (Hallnäs)
El aparecer en el mundo, el mostrarse en la realidad
de las cosas, atañe a todos sus aspectos, lo que incluye aquellos que están
relacionados con su uso. Se diseña para un uso o usos específicos y por eso, la
forma se convierte inmediatamente en la diversidad de las formas de las cosas
que pueblan el mundo y que nos convierten en personas con cosas, que terminan
por funcionar como interfaces.
La vida cotidiana en la que nos encontramos
sumergidos hace su aparición en la plenitud de su concreción:
“Cuando
decimos que el diseño significa que forma la expresión de las cosas,
simplemente significa que en el proceso de diseño decidimos la manera en que
una cosa actualmente aparecerá en términos de color (la camisa azul), textura
(la almohada suave), sonido (el motor silencioso), comportamiento (interfaz
inteligente).” (Hallnäs)
Si bien esta relación entre forma y expresión puede
ser evidente en el plano del diseño, sin embargo es insuficiente. Para
aprehender a cabalidad la radicalidad del diseño que crea modos de vivir, que
orienta la existencia hacia un lugar u otro, que es parte de las
determinaciones tecnológicas del mundo en que vivimos, que contribuye de manera
decisiva a la conformación de las subjetividades, es necesario ir mucho más
lejos.
Siempre según Hallnäs, se trata de distinguir entre
expresión y experiencia: la expresión es la base de la experiencia; o de otro
modo, se experimenta aquello que se nos presenta. Sin embargo, parecería que la
expresión se agota en la experiencia que tenemos de ella, que está hecha solo
para ser presentada a nuestra mirada.
Además, el modo privilegiado de acceder a la
expresión sería a través de la experiencia concreta de los usuarios de las
cosas; si bien la expresión precede a la experiencia, esta sería la finalidad y
el sentido de la expresión. La expresión tendría que indagar sobre los modos de
experiencia a fin de diseñar. Muchas veces se le otorga este papel al mercado y
de allí la importancia que se les da a los estudios de mercado como puntos de
partida del diseño.
Con el fin de superar este punto de vista de sentido
común que impide acceder a otros aspectos de lo más importantes del diseño, hay
que suspender el juicio sobre la experiencia, dejarla momentáneamente aparte y
permitir que emerjan aquellos aspectos de la expresión que no se reducen a la
experiencia que tenemos de ellos: “Poner entre paréntesis la experiencia
intenta enfocarse en la expresión, esto es
la expresión es lo que despliega o muestra una cosa –y a la inversa la impresión es lo que vemos en la cosa.” (Hallnäs)
Una vez que hemos desprendido la expresión de la
experiencia, vemos asomar detrás de esta a la forma en su nueva acepción:
“Forma es lo que define una cosa como tal, la manera
en que el material construye la cosa. Expresión es lo que despliega una cosa
como tal, lo que muestra la cosa. Por esto, las nociones de forma y expresión
son nociones básicas para una fundación teorética de la práctica en diseño y en
arte y por qué las teorías explícitas o implícitas del proceso de diseño
descansan sobre la base de entender estas nociones.” (Hallnäs)
La forma es el fundamento de la expresión y, por lo
tanto, se convierte en el fundamento de la experiencia. Así la forma no es solo
darle una expresión particular a un determinado material, sino que le da forma
a la experiencia: “En todo diseño, la estética tiene una naturaleza dual,
abarca la expresividad de las cosas y sistemas que diseñamos y la expresividad
de su uso. Diseñamos cosas, pero también, implícitamente, diseñamos actos de
uso.” (Hallnäs)
Hemos llevado a la forma un nuevo nivel: posibilidad
de toda experiencia y al mismo, creación de los parámetros de esa experiencia.
Y es en este momento en donde se une diseño y estética:
Forma ----------------------- expresión ----------------------------- experiencia
---------------------------------------------------------------------------------------------
experiencia
La estética recubre todo el recorrido, que lleva
desde la forma a las formas (expresión) y que orienta a la sensibilidad que
hace su experiencia de las cosas y que con ellas construye un mundo y lo
proyecta (imaginación), a más de proveerle de una base para el ejercicio del
juicio del gusto (la aceptación o rechazo de la belleza.)
Por eso Hallnäs puede afirmar que: “Un curso básico
de diseño interactivo, además de enseñar las leyes de la forma espacial y de la
expresión visual, introduce la estética del acto de diseñar… Este involucra
revisitar las nociones de forma y expresión para entenderlas desde una
perspectiva algo diferente.” (Hallnäs)
Ahora puede comprenderse que el diseño se
corresponda con la lógica de la forma; aquello que llamaremos de aquí en
adelante: la forma diseño, que la
distinguimos de la expresión: formas del diseño, modos específicos en los que
las cosas adquieren una diversidad de formas. Insistamos en la distinción entre
la forma diseño y las formas del diseño.
La forma es la lógica del diseño: aquello que
establece las estructuras, los procesos, sus condiciones y restricciones, los
modos de funcionamiento, los recorridos posibles, la amplitud de significados
que tendrá el nuevo objeto, el delineamiento del campo de las experiencias:
“La noción general de forma concierne a la lógica que
mantiene a las cosas unidas tal como ellas son en sí mismas. En el proceso de
diseño, esto corresponde a la lógica inherente de las definiciones básicas del
diseño, una lógica que también se refleja en la forma en que diseñamos. La
forma es lo que determina el fundamento del trabajo del diseño. Es lo que
refleja las elecciones básicas que proveen la fundamentación lógica tanto para
los resultados como para el mismo proceso.” (Hallnäs)
Esta lógica de la forma –y por lo tanto, estética- es
lo que llamamos diseño: “La lógica de diseñar la expresión es la estética
básica como fuerza conductora en el
proceso del diseño.” (Hallnäs)
No es suficiente señalar que la diferencia entre
arte y diseño está en la función; esto es, en la inutilidad del arte y la
usabilidad de los objetos diseñados; sino que la lógica de la forma –estética-
cumple un papel distinto, en su relación con la expresión y con la conformación
de la experiencia extendida de los seres humanos en su cotidianidad, tal como
lo vemos, por ejemplo, con los celulares o las computadoras:
“Esta es la diferencia básica entre la estética como
filosofía del arte, como crítica y estudio empírico de la experiencia estética
y la estética como fundamento del trabajo de diseño. En lo que sigue me
referiré a esta última como diseño estético.” (Hallnäs)
Hallnäs avanza aún más y cree que a este fenómeno se
le debe denominar diseño estético y que nosotros llamamos la forma diseño:
“Diseño estético, como lo entiendo aquí, concierne a
la lógica del diseño de las expresiones… La relación entre forma y expresión
introduce un axioma básico de la estética: la forma define la expresión. La
manera en que lo material construye la cosa define lo que la cosa muestra. En
el diseño, siempre hay una definición racional a la que nos referimos.” (Hallnäs)
La racionalidad del diseño, como acción orientada a
fines, viene dada por la lógica del diseño, que nos permite discernir entre
diferentes opciones, seleccionar algunas y ejecutarlas y todo con una relativa
independencia inicial de la experiencia, que vendrá luego: “La lógica del
diseño expresivo concierne a la razones por qué, detrás de un diseño introduce
una racionalidad que se refiere a las decisiones detrás del diseño básico de
cada uno. Dado eso, yo entiendo la lógica detrás del diseño de un determinado
objeto.” (Hallnäs)
Una racionalidad que no solo tiene que ver con la
toma de decisiones, adecuadamente sustentada en unos parámetros –que es lo que
constituye el diseño y su enseñanza-, sino con el desarrollo e implementación de
un sistema, en el sentido en el que se habla de sistema de la moda o sistema de
los objetos:
“En el proceso de diseño,
introducimos las definiciones de las nuevas cosas, de estos nuevos sistemas. En
un sentido más general, la noción de forma se refiere fuertemente a la lógica
de tales definiciones, esto es, a la manera en que el diseño define las nuevas
cosas, el nuevo sistema. Queda claro que forma en este sentido no se refiere
solo la forma geométrica de las cosas como cosas espaciales, esto es, no solo
la apariencia visual y espacial de las cosas como objetos distantes. La forma,
la forma concreta, la estructura general de algo forma la manera de hacer algo.”
(Hallnäs)
Con todo esto, hemos entrado de
lleno en el giro estético del diseño que, a nuestro entender, si bien se
manifiesta de modo preponderante en la relación entre seres humanos y
computadoras, se extiende a todos los campos del diseño:
“Nos
referimos a este orientación de la investigación como el giro estético: una
tendencia emergente en el diseño y en la literatura investigativa que reconoce
la importancia de la estética y la necesidad de explorar de manera más creativa
e innovativa la formas de la interacción humano-computador.” (Udsen y Jᴓrgensen,
pág. 206)
Estos
autores señalan la evolución del enfoque estético en las diferentes corrientes
del diseño ciborg; esto es, como se ha dicho, de las relaciones que tenemos con
estas máquinas:
|
1.Enfoque
cultural
|
2.Enfoque
funcionalista
|
3.Enfoque
basado
en la
experiencia
|
4.Enfoque
tecno-
futurista
|
Tradiciones
académicas
|
Humanidades
Nuevos
media
|
Tradicional
Interfaz
Humano-
computador
|
Diseño
interactivo
|
Filosofía
|
Tipo
de
interfaces
|
Espacios no
Informacióna-
les
|
Espacios
Informaciona-
les
|
Objetos
Post-
óptimos
|
Entornos
Computacionales
ubicuos
|
Figura
1. Panorama de los cuatro enfoques estéticos
Modificado de: (Udsen y Jᴓrgensen, pág. 206)
Desde la nueva perspectiva,
que nosotros extendemos al ámbito entero del diseño, se extraen las
consecuencias de la separación entre expresión y experiencia; eso permite que
el conjunto de productos del diseño no sean analizados solo desde la
perspectiva de su utilidad o funcionamiento, sino de los procesos de producción
de significados sociales y subjetivos:
“Johan Redström and Lars Hallnäs
comparten la misma ambición cuando sugieren una radical transformación en la
manera en que pensamos los objetos tecnológicos. En vez de verlos como
herramientas para un uso específico, deberíamos pensarlos en términos de cómo
darles una presencia significativa.” (Udsen y Jᴓrgensen, pág. 211)
El giro estético abre nuevas
vías para la investigación, más allá de los aspectos específicos del diseño o
de la lógica del mercado y permite la incorporación de las nuevas tecnologías y
sus consecuencias: “La estética cubre una variedad de temas de investigación,
que coloca una nueva agenda en el diseño interactivo e investigaciones que
incluyen una renovada sensibilidad hacia categorías como interfaz, interacción y usuario.” (Udsen y Jᴓrgensen,
pág. 212)
Solo así la amplitud y
profundidad del fenómeno del diseño en nuestras sociedades adquiere su
verdadera dimensión, porque escapa al reduccionismo tecnológico o puramente
operatorio del diseño, como si solo se tratara de una especie de aprender a
hacer con un cierto grado de creatividad y no, como es el caso, de la
introducción en el mundo de una forma de vida:
“Lo que se necesita en el diseño
no es la alabanza de la nueva tecnología, sino la orientación hacia la producción crítica y creativa
estético-técnica que une tanto la información moderna y la comunicación
tecnológica con diseño, arte, cultura, sociedad y al mismo tiempo coloca la
nuevas tecnologías mediadas en su contexto cotidiano de cambios en los estilos
de vida.” Citado por Udsen y Jᴓrgersen. (Udsen y Jᴓrgensen, pág. 212)
La estética del diseño, el
diseño estético, la forma diseño, se dan primero como fundamento de la
experiencia estética que hacemos nosotros de los objetos diseñados: “El dominio
de la estética digital está constituido en la interacción dinámica entre la
interfaz estética y la experiencia estética del usuario.” (Udsen y Jᴓrgensen, pág. 213)
Flusser, V. (2002). Filosofía del diseño.
Madrid: Síntesis.
Hallnäs, L. (s.f.). On the foundation of
interaction design aesthetics: revisiting th notions of form and expression.
Udsen y Jᴓrgensen. (s.f.). The aesthetics turn:
unravelling recent approaches to man-computer interaction.