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lunes, 14 de abril de 2014

REPRESENTACIÓN VIRTUAL. 2. HUSSERL.

Si entrásemos en la lógica husserliana, ¿cómo podríamos expresar el campo de las representaciones virtuales? Tengo la impresión de que muchas de las dificultades que tiene Husserl para expresar lo que quiere decir, provienen de la insuficiencia del entorno científico y tecnológico de la época, que no le permitían vislumbrar con claridad ese extraño campo de aquello que es la conciencia intencional en su perspectiva anti-psicologista, en su objetividad que no podía estar alejada de la subjetividad.
También este caso, como en el kantiano, diríamos que necesitamos duplicar el esquema husserliano de la conciencia intencional: toda conciencia es conciencia de… Y para cada nivel de la conciencia, ascenso guiado por la epojé, establecer una particular intencional, hasta llegar al ego trascendental.
Tendríamos de una parte, el ego trascendental con su respectiva intencionalidad, en su máximo nivel de abstracción-qué fundamenta el máximo nivel de concreción-, como conciencia de… Esta es la parte clásica de Husserl.
De otra parte, tendríamos no tanto la duplicación de la conciencia, para adjudicarle algún nivel a las cosas, lo que sería un error que se comete más a menudo de lo que se piensa, por ejemplo en las corrientes del realismo especulativo, como Graham Harman, aunque de manera harto sutil, en donde las formas de aprehensión de las cosas respecto del mundo no se distingue con suficiente rigor de las maneras de aprehensión de los sujetos.
Aparece otro tipo de intencionalidad, en este caso de las cosas que se dirigen hacia los sujetos, como un hecho contingente, nunca necesario. Esta intencionalidad de las cosas es la forma en que devienen al mundo, con un determinado proceso de indexación; esto es, la intencionalidad de las cosas corresponde tanto a la existencia específica de las cosas y a las reglas que permiten y estructuran dicha existencia, sin las cuales simplemente no se darían.
La negociación de los dos tipos intencionalidad se da de manera privilegiada, aunque no exclusiva, en nuestra época ciborg, mediada por las interfaces virtuales, que actúan como aquellos elementos trascendentales de los que habla Husserl. Las interfaces son los nexos, los vínculos, los nudos de la red, de las intencionalidades de las cosas y de los sujetos.
(Nuevamente hay que aclarar que el término intencionalidad se presta a equívocas y se tiene que quitarle cualquier antropocentrismo; por eso, intencionalidad como indexación trascendental en el sentido de Badiou o, si se prefiere, cercana Alfred Gell.)

De este modo el ego trascendental no sería otra cosa que el lugar de encuentro y de fusión entre la máquina virtual y la máquina simbólica, a través de la interface. 

domingo, 9 de junio de 2013

EL LARGO CAMINO DE LA IMAGEN: DEL ESPEJO A LOS LENTES DE GOOGLE

La segunda tópica del inconsciente, sobre la que basa su obra Lacan, partía de la triple estructura: imaginario, real y simbólico. La manera cómo nos constituimos como sujetos se inicia en la reproducción imaginaria de la realidad que, inmediatamente, será mediada por el orden simbólico; esto es, por la cultura.
Lo que interesa retomar de este esquema es que en el núcleo de aquello que somos se encuentra el orden imaginario y con este, en la imagen y la fantasía, que tienen su punto de partida en la imagen reflejada en el espejo. De este modo, logramos ser y saber lo que somos.
El estadio del espejo está allí en nuestro interior conformándolo, dándole vida, llenándole de “fantasmas” que, aunque provienen de lo real, siempre lo desplazan, lo modifican, lo alteran, distanciándose en algún grado. (La imagen funciona como un tropo; por ejemplo: como metáfora, metonimia, sinécdoque.) (Nusselder, The surface effect, 2013)
Sin embargo, la imagen –y lo imaginario- una vez que han salido virtualmente hasta el espejo se niegan a regresar sin más. Por el contrario, inician un largo recorrido hasta nuestros días. Tratemos de señalar los hitos de la secuencia que parte del paso de la imagen especular a la fotografía hasta desembocar –por el momento- en los lentes de Google.
Se requiere de una amplitud de la mirada que solo será posible si nos centramos en aquello que consideramos el aspecto central de cada una de las fases, con la convicción de que su entendimiento pleno ha requerido y requerirá de una multitud innumerable de estudios, como ha sucedido con la fotografía.
Considero que en este par de siglos las marcas relevantes y estructuradoras de períodos bastante definidos son: fotografía, imagen-movimiento (especialmente el cine), pantalla, realidad aumentada. Debe tomarse en cuenta que son estadios acumulativos, en donde cada uno que capturado en el siguiente; y, además, cada uno persiste en su propio espacio con su propia evolución, lo que dificulta su comprensión global, como es el caso del paso de la fotografía analógica a la digital.
Fotografía: congela la imagen especular, el ojo fotográfico segmenta la realidad que captura y permite que este fragmento de lo real pueda trasladarse a un ámbito distinto del que surgió; por ejemplo, aparecer en un periódico. Desde luego, la mirada fotográfica está penetrada enteramente por un régimen de la sensibilidad proveniente del entorno cultural y a su vez, se convierte en un elemento privilegiado de dicho régimen. (Barthes, 1990)
Imagen-movimiento: la imagen fotográfica es puesta en movimiento, de manera simulada. Se reintroduce el tiempo en la imagen, no solo como referente sino como algo dado inmediatamente. De este modo, se crea junto a la realidad otra realidad, en este caso imaginaria, virtual. Aquí la ilusión y lo ilusorio estallan en millones de pedazos, de películas, videos, audiovisuales, videoclips. Por esa misma razón, lo que está en juego en la imagen movimiento es el porvenir de la ilusión: ¿tenemos derecho a la ilusión?, ¿de qué modo es posible?, ¿ha triunfado definitivamente el simulacro?, ¿la sociedad del espectáculo es un callejón sin salida en donde  la ideología del capitalismo tardío se realizado plenamente? (Cubitt, 2004)
Pantalla: la electrónica permite el manejo cotidiano de la imagen lo más cercanamente posible a cada uno de nosotros. La gran pantalla de cine se empequeñece y la tenemos frente a nuestros ojos prácticamente todo el día: computadoras, laptops, tablets, celulares, smartphones… Estas pantallas se han convertido en interfaces que hacen de mediadores entre nosotros y la realidad, entre nosotros y los otros. Ciertamente interfaces inteligentes: software que es ante todo la concreción de un concepto y de una imagen del mundo sobre un soporte electrónico. El software piensa la realidad de un determinado modo, introduce una nueva ontología en el mundo. (Nusselder, Interface fantasy. A lacanian cybor ontology., 2006)
Realidad virtual: este es el momento en que vivimos, todavía muy inicial, tanto que quizás el nombre escogido no expresa todas sus potencialidades y riesgos. La imagen deja de estar allá fuera, a una cierta distancia de los ojos y se aproxima tanto que prácticamente se fusionará con nuestro aparato visual. Podemos decir que es la realización plena de la fase ciborg de la imagen. La imagen como prótesis.

Cuadro 1. Del espejo a los lentes de Google.

IMAGEN
CARACTERÍSTICA PRINCIPAL
Fotografía
Fragmentación de la realidad.
Imagen-movimiento
El porvenir de la ilusión
Pantalla
La imagen como interface
Realidad virtual
La imagen como prótesis


Bibliografía.

Barthes, R. (1990). La cámara lúcida. Buenos Aires: Paidós.
Cubitt, S. (2004). The cinema effect . Cambridge, Ma. : MIT Press.
Deleuze, G. (1984). La imagen-movimiento. Estudios sobre cine 1. . Buenos Aires: Paidós.
Nusselder, A. (2006). Interface fantasy. A lacanian cybor ontology. Amsterdam: F&N Eigen Beheer.
Nusselder, A. (2013). The surface effect. London: Routledge.



miércoles, 12 de septiembre de 2012

HACIA UNA NUEVA DIALÉCTICA: 10: LA DIALÉCTICA COMO REALIDAD AUMENTADA


Este largo siglo XXI tiene marcado en la frente la tecnología, su exaltación, su triunfo, su promesa y su maldición. Difícilmente cualquier propuesta de comprender el mundo en el que vivimos podrá escapar a un profundo diálogo con la tecno-ciencia.
Hemos ido tan lejos que los límites entre lo natural y lo artificial se vuelven cada vez más borrosos. ¿Qué puede ser más natural que la tecnología que usamos todos los días como el celular o la computadora? ¿Qué puede ser más artificial que un maíz transgénico? La naturaleza es naturaleza producida y lo artificial se incorpora a lo humano para convertirnos en ciborgs. Lo posmoderno se transforma en poshumano.
Por esto, cabe entrar en las reflexiones que se desprenden de la tecnología; es pertinente analizar la utilidad de los conceptos de ese campo ciborg para nuestra comprensión dialéctica del mundo y no solo como metáforas sino como verdaderos instrumentos analíticos. Un ejemplo esclarecedor de esta relación lo encontramos en la comprensión de la dialéctica como realidad aumentada.
Entendemos por realidad aumentada la complementación de la realidad que vemos con otros elementos –reales o no- que no están presentes o que no se muestran de manera explícita aunque correspondan a esos fenómenos.
Un celular que toma una foto de una calle y la realidad aumentada le provee del resto de la información que se requiere: distancias, transporte, servicios, la dirección que buscamos. La imagen delineada de un auto o el logo de Toyota que mostrados a la cámara de un determinado programa nos permite conducir virtualmente el auto, verlo por dentro, desarmarlo.
En el momento en que se afirma que la dialéctica es la realidad aumentada se quiere decir que nos proporcionar los elementos que nos llevan más allá de las apariencias, de lo que efectivamente vemos, en donde emergen  los otros componentes de la realidad.
Esos otros aspectos de lo real están ocultos porque lo que vemos no puede proporcionarnos toda la información y nosotros no estamos en capacidad de percibirla de modo completo. Además, la dialéctica corrige las distorsiones introducidas por la ideología dominante, dejando que salgan a la luz los procesos de explotación, de dominación, de sometimiento al que nos tiene sometido el capital y su sociedad.
La dialéctica como realidad aumentada también actuaría como espacio virtual en el que rastreamos ese otro mundo posible que anhelamos, esa sociedad alternativa, esos procesos de emancipación por los que luchamos. Nos permitiría construir virtualmente a partir de la realidad actual, esa otra sociedad sin explotación.
Igualmente la utilizaríamos como instrumento educativo, por ejemplo, en el ámbito ecológico para explicitar los efectos de la explotación minera o para proponer un entorno en donde cuidados de la naturaleza.
En síntesis, la realidad aumentada le serviría a la dialéctica para insistir en lo insuficiente de nuestro concepto de realidad, que tiene que ser sustancialmente ampliado para incorporar todo lo que ella oculta.