La Lógica de los mundos de Alain Badiou, a pesar de su intensa
formalización, no contiene una teoría de lo virtual, lo que no deja de ser curioso,
porque este debería ser un tema importante en las reflexiones en torno a la
conformación de los mundos como multiplicidades irreductibles a una totalidad.
Como en el caso de Kant y de
Husserl –ver las entradas del blog correspondientes-, se tiene que desprender
de las consideraciones lógicas generales, una lógica de lo virtual desde las
propias categorías de Badiou. Nuevamente, como en los autores mencionados,
indicar las transformaciones en su pensamiento que se producen en el momento en
que entra en juego el campo de lo virtual.
“El materialismo dialéctico dice:
´Solo hay cuerpos y lenguajes, excepto que haya verdades´. Ese ´excepto que´ existe en cuanto sujeto.”(45)
En Badiou hay un vínculo
indisoluble entre sujeto y verdad: el sujeto es el lugar de la verdad, que es
precisamente lo que le convierte en sujeto. Esto razonamiento da lugar a una
teoría formal del sujeto: “…porque la teoría del sujeto es esencialmente
formal.”(46) que “designa un sistema de formas y operaciones.”(47) Las
modalidades del sujeto –modalidad como forma y operación- ligadas a los
procedimientos de la verdad son: amor, ciencia, arte y política.
Antes que entrar en el debate
sobre “la teoría formal del sujeto”, con todas sus implicaciones técnicas, es
preferible quedarnos en las formas y los procedimientos de esas modalidades,
porque allí podría ubicarse el campo de lo virtual. Si el sujeto “designa un
registro de la experiencia, un esquema para la distribución consciente de lo
reflexivo y lo no reflexivo”(47), entonces cabe la pregunta por el modo de
conformación de ese registro y por el esquema resultante.
Las operaciones que llevan desde
lo reflexivo a lo no reflexivo, y viceversa, se articulan a través de una
interface que contiene, precisamente, aquellos dos ámbitos: la máquina virtual
del hardware y el software y la máquina simbólica.
Estas dos máquinas forman un
esquema, un diagrama que muestra el funcionamiento del sujeto, que con su
máquina simbólica tiene que conectarse a la máquina virtual para acceder a
cualquiera de las modalidades señaladas por Badiou.
La colocación mediadora de esta
interface introduce en el esquema de Badiou otro elemento sin el cual estaría
incompleto e incluso no alcanzaría a volverse real: la imaginación, la
fantasía, el orden imaginario. Imaginación que adquiere una forma específica a
través de la máquina virtual. Como ejemplo, tenemos los procesos de
subjetivación a través de los videojuegos, que contienen tanto los entornos
posibles del orden imaginario así como el campo en donde se hace posible la
conformación de los sujetos, en donde se negocia lo simbólico, las redes de
socialización, la política entendida como estrategia y guerra, etc.
Por lo tanto, al introducirse en
estos esquemas, el registro de la experiencia virtual, el sujeto como lugar de
la verdad, se convierte en sujeto como lugar en donde primero se imagina el
amor, la ciencia, el arte y la política. Sin esta disposición imaginaria, estas
modalidades no se vuelven reales. El dispositivo imaginario es así un cíborg:
máquinas incomparables pero compatibles, que les permite funcionar
extraordinariamente bien. El sujeto como conjunción cíborg de máquina
virtual-máquina simbólica, a través de los cuales los procedimientos y esquemas
de la verdad se hacen posibles.
Los modos de representación
virtual son aquellos que se dan a través del cíborg virtual-simbólico y son
específicos para cada uno de los campos mencionados: amor, ciencia, arte,
política.
Badiou, Alain, Logics of worlds. Being and event, 2, Ed. Continuum, London, 2009.