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miércoles, 8 de junio de 2022

ALCANCES Y LÍMITES DE LES FORMES DU VISIBLE DE PHILIPPE DESCOLA. 5. JACKSON POLLOCK.

La teoría propuesta por Descola se pone a prueba ante la obra de Jackson Pollock, por las rupturas que esta provoca y la dificultad de encontrar respuestas adecuadas que no se queden en los aspectos biográficos o no recurran a las tesis de la teoría del arte por el arte y la abolición completa de cualquier referencialidad y, por ende, la desaparición de la representación.

Si bien las pistas seguidas podrían conducir a una conclusión diferente, Descola se detiene quizás impulsado por probar que la estética y la ontología de Pollock son una variante del analogismo. Afirmación que se sostendría en su alejamiento de la iconografía indígena y de la figuración moderna. La obra de Pollock consistiría en mostrar un modo operativo, una manera de expresar el hecho mismo de hacer arte sin más conducido por la adopción de una técnica que sería el objeto mismo de su arte.

Por eso, dando la espalda a la práctica de las citas incrustadas, que es la menos interesante de las formas de hibridación icónica, nos centraremos más bien en los modos operativos que los artistas reivindican como su forma de mostrar más de lo directamente mostrado, una manera en que sin embargo reconocen que les fue sugerida por tradiciones que no se enseñan en las escuelas de bellas artes. Jackson Pollock y Joseph Beuys son emblemáticos de esta actitud. (568)

 

A pesar de las influencias directas de los modos de figurar del animismo de los nativos americanos, dado que la reflexión de Pollock más bien es marginal y poco conceptual, esta ontología, debe quedar descartada y hay que buscar en otro lugar la explicación de su obra.

Ambos dicen estar influidos por el chamanismo y por la fusión con las fuerzas naturales, sin que siempre sea posible distinguir en una retórica bastante vaga si se refieren a una comunión de tipo animista con los no humanos o a una búsqueda de la armonía con el cosmos, más característico de ontologías analogistas. Así que es menos en lo que dicen que en lo que hacen donde debemos buscar la clave de las intuiciones cuyas consecuencias figurativas han desarrollado. (569)

Son dos vías las que se abren para entender a Pollock. En primer lugar, recurrir a la propia referencia de este al inconsciente, que sería la fuente de la que mana la máquina operativa que le lleva al action painting, como una especie de automatismo que se superpone a la consciencia y que empuja la voluntad del artista más allá de él mismo:

Se pueden reconocer dos períodos en la incorporación de Pollock de las imágenes chamánicas de los nativos americanos. En el primero, lo utiliza como un medio icónico para explorar el vaivén entre su inconsciente —"la fuente de mi pintura es el inconsciente"— y el inconsciente colectivo junguiano, marcado por la idea de que los arquetipos míticos revelan y dan forma a la experiencia humana. fusionando lo consciente y lo inconsciente.

En segundo lugar, el analogismo que le permite a Descola sostener que este es el modo de figuración al que adhiere Pollock. La técnica del goteo, dripping, sería adoptada como procedimiento con el fin de mostrar de manera análoga el mundo de la siembra al voleo o la imagen de las gotas de lluvia sobre los sembríos. Como se sabe, esta técnica Pollock la toma de la figuración nativa que construye sus representaciones sobre el suelo chorreando elementos como las semillas, y de las técnicas, junto con los nuevos tipos de materiales pictóricos, que aprendió con Siqueiros.

Aquello que entra  en la figuración del action painting sería la unión de las dimensiones que conforman los mundos indígenas, esto es, la realidad social de las comunidades y los mundos espirituales, sagrados, simbólicos, que le confieren de sentido.  

A partir de 1947, las obras de Pollock se vuelven cada vez menos icónicas y el uso de referencias amerindias se desvanece en favor de la puesta en escena del arte como un proceso calificado de chamánico gracias a la técnica del dripping, que consiste en el levantamiento de lienzos de gran tamaño colocados en el suelo por goteo. pintarlo o proyectarlo… Este método de dispersión evoca la figuración de la siembra o de las gotas de lluvia en las culturas amerindias del suroeste, es decir una acción de fecundación, de conexión del macrocosmos y el microcosmos del que dan testimonio las pinturas navajo y que así sitúan estas grandes pinturas. por Pollock bajo el régimen figurativo del analogismo.

Pollock deja de lado los elementos iconográficos para centrarse en las relaciones que unen los mundos mencionados y que en último término ponen en obra una particular manera de establecer la relación entre cultura y naturaleza, encontrando un procedimiento que explicita los procesos de su interrelación. El dripping no sería otra cosa que expresar de manera análoga la relación de los nativos americanos con la naturaleza, especialmente con el momento de la siembra y los ritos de fecundidad:

De apariencia más abstracta que las obras anteriores, las pinturas del período de goteo son en realidad mucho más concretas porque el artista se inspira en los nativos americanos que “encontraron en ellas la naturaleza más que la naturaleza como motivo”; tienen la fuerza conjunta e integradora de las figuraciones analogistas que fusionan gesto e imagen tanto como imagen y fondo para hacer visible no un objeto tomado aisladamente, sino todas las relaciones que le permiten existir dentro de un proceso inclusivo. (570-571)

A partir de esta síntesis de las posiciones de Descola surge la pregunta: ¿realmente se puede sostener que el arte de Pollock corresponde a una ontología analogista? Pollock pinta de manera similar, con los desplazamientos metonímicos del arte y construyendo una técnica pictórica a partir de los nativos y de Siquieros, a las prácticas de siembra y de los modos de figuración de los nativos americanos; y que se harían a través de los automatismos psíquicos provenientes del inconsciente colectivo manifestados en Pollock.

Sin embargo, los hallazgos de Pollock van más allá de su limitada experiencia y comprensión del mundo indígena norteamericano o de la escasa reflexión respecto de las experimentaciones técnicas de Siqueiros. Para esto habrá que cuestionar la tesis fundamental de Descola sobre el analogismo de Pollock e indagar por qué está impedido de dar el paso y reconocer, al menos como posibilidad interpretativa, una ontología animista en Pollock. Ciertamente, habrá que desprenderse de las explicaciones psicoanalíticas o ponerlas en un contexto diferente.

Entonces ¿qué se está figurando en estas obras? Si ha dejado de lado cualquier iconografía ¿qué ha puesto en obra Pollock más allá de los referentes algo banales de la siembra o de la fusión entre micro y macrocosmos? ¿Signo de qué es su obra, esto es, en vez de qué está o qué es lo que expresa? Una respuesta negativa a estas preguntas lleva, como se puede ver en gran parte de la crítica de su obra, a un irracionalismo: la obra de Pollock no hablaría de nada, sería una especie de dadaísmo llevado al extremo de haber perdido no solo la significación, sino la capacidad misma de tener sentido.

Sostendremos, como una hipótesis enteramente viable, que el action painting de Pollock, gobernado por el dripping, se corresponde con un modo de figuración animista. Para esto habrá que entender la obra de este período como la figuración de ritos de pasaje que conectan mundos ontológicamente diferentes, pero accesibles mediante procedimientos rituales.

Su obra figurara la experiencia del pasaje de una esfera a otra, de la comunidad al espacio de lo simbólico colocado allá afuera en un mundo propio. La similitud de la técnica de pintar con la danza ritual, e incluso el hecho de provocar estados alterados de la conciencia, estaría al servicio del rito de pasaje, que sirve de puente entre campos ontológicos diversos, pero en ningún caso cerrados al acceso mutuo.

Incluso es posible dar un paso adicional en la interpretación de Pollock, partiendo de Descola pero rebasándolo, para desprenderlo de su referencialidad étnica a los nativos americanos y de la apropiación de la técnica de Siqueiros, y abriendo su obra más allá de la trampa del gran pintor blanco norteamericano.

Es decir, señalar con fuerza su capacidad de universalización. Su animismo, aunque sustentado en los orígenes mencionados, figura -y representa- la relación difícil, tortuosa, casi imposible de manejar adecuadamente, entre el orden social y la esfera simbólica colocados al borde del caos y, simultáneamente, construyendo ciertas pistas, constantes, recorridos que se forman en medio de ese caos.