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lunes, 14 de julio de 2014

TEATRO CANÍBAL.PROPOSICONES 9. MÁS TODAVÍA.


“He dado todo y quieren más todavía.”

Esta locución adverbial introduce en el teatro caníbal una inquietud de sí mismo, la imposibilidad de tener un cierre, una clausura, un punto de llegada en el que se podría instalar, un método que se pudiera mostrar y que pretendiera estar terminado, listo solamente para ser aplicado.

“Más todavía” instaura una lógica del excedente que, incluso, va más allá del “sin embargo”; quiero decir que una vez que se han encontrado las vías para transitar, que se han hecho las elecciones quizás más acertadas, que se ha ido acumulando experiencia, que fuimos confrontados con públicos y críticos, se exige “más todavía”.

En aquello que estaba completo, frente a un estilo relativamente formado, con un trabajo actoral definido, con unas corporalidades que finalmente fluyen en la obra, nos sentamos y nos decimos: “más todavía”.

Esta demasía no significa necesariamente una proliferación barroca de elementos, de técnicas, de escenarios, una experimentación sin límite. Por el contrario, podría ser que encontremos que algo tiene que ser quitado, un gesto debe ser evitado, o que nos acercamos peligrosamente a una estética a la que no queremos llegar.

“Más todavía” en el sentido: hay que pulir, cercenar, cortar, evitar, alejarse, bajar el tono de la voz, evitar la sobreactuación, acallar las estridencias, recortar las teorías, aplacar las divagaciones, frenar los delirios.

Después de que creíamos haber hecho todo lo necesario, hay más trabajo, más reflexión que, probablemente, solo alcance a verse en la próxima obra, en el siguiente momento, en el nuevo texto que comienza a deslizarse por el papel.

La escritura de la siguiente que obra que viene, por ejemplo, después de Elizabeth o la esclavitud, comienza en su territorio, busca la forma de escapar de este, introduciendo precisamente este “más todavía”; si Elizabeth tuvo tales características, trato de unas temáticas, alcanzó unos desarrollos lingüísticos, la siguiente obra, Andrea Malquin, inicia su existencia en este “más todavía”.

Esta locución significa una fractura del tiempo, una quiebra de su realización, un muro contra el que se estrella y se parte en pedazos, en fragmentos de temporalidades que viajan a diferentes velocidades. Sacan a la luz el carácter heterogéneo del tiempo, el desarrollo desigual de los momentos históricos; nos dice que la contemporaneidad es relativa: ¿cuáles son nuestros contemporáneos? Y no puede responderse diciendo que aquellos que viven en nuestro mismo tiempo, en la misma época.


domingo, 13 de julio de 2014

TEATRO CANÍBAL. PROPOSICIONES. 8. SIN EMBARGO, MÁS TODAVÍA.

Estas dos locuciones adverbiales expresan el gesto metodológico del teatro caníbal. Este dice constantemente: sin embargo; y cuando se atraviesa esta locución, queda la otra: más todavía. Únicamente así puede decirse que la estética del teatro caníbal está abierta.

¿Qué sucede cuando introducimos en nuestro discurso un “sin embargo”?, ¿qué rupturas, qué escisiones, qué desplazamientos provoca?, ¿de qué manera altera el curso del razonamiento, quiebra la argumentación para llevarla en otra dirección?, ¿cómo paraliza aquello que estaba sucediendo para dar paso a otras historias, a otros sucesos inesperados?

“Hemos trabajado todos estos años bajo la dramaturgia de Barba, sin embargo…”
“El teatro que hicimos se trasladó del intimismo absurdo a la esfera política, sin embargo…”
“Isidro Luna es un heterónimo, sin embargo…”

Si dejáramos estas oraciones sin su continuación: “sin embargo”, estaríamos diciendo algo completamente distinto; afirmaríamos que nos limitamos a ser discípulos de Barba, que simplemente se dio el paso de una temática a otra, que Isidro Luna no es más que un heterónimo.

Sin embargo, hay más.

Ese “sin embargo” lejos de involucrarse al final del movimiento, cuando la frase termina, tendría que colocarse en cada uno de sus momentos desde el inicio. Nos formamos en la dramaturgia y desde los primeros pasos ya hubo un “sin embargo”. Nunca fue simple y llanamente una estrategia barbiana, sino que estuvo penetrada por el reconocimiento de unos límites, de un sesgo, de un cierta incongruencia, de una coincidencia que jamás fue plena, porque hubo otros elementos, otros aspectos, otros recorridos.

Y el intimismo absurdo del teatro de Isidro Luna si bien lo caracterizaba de modo explícito, sin embargo, hubo algo más, quizás hasta algo diferente; por ejemplo, una preocupación radical por la forma, por la experimentación, por hacer estallar el lenguaje, de alguna manera.

Isidro Luna es un heterónimo, sin embargo al mismo que su devenir real, hubo otros junto a él, que quedaron menos visibilizados, escondidos, subalternizados, que reclaman un espacio demasiado ocupado por este. Nunca hubo nada más que Isidro Luna, porque el mismo trabajo de la heteronimia exige una suerte de multiplicidad, de proliferación, de partición. Cada heterónimo contiene dentro de sí, abreviadamente, un nuevo heterónimo, que pide su propia existencia.

“Sin embargo” denuncia la insuficiencia de lo real y del discurso que lo acompaña. Dice, de modo radical, que aquello que hemos señalado requiere de complementación, de suplementación y que sin importar aquello que hayamos logrado en entendimiento o transformación de la realidad, hay que ir más allá, hay que denunciar el carácter provisional y perecible de lo existente.

Los hallazgos que hicimos, las obras que pusimos en escena, las trayectorias que recorrimos, nos permitieron conformarnos en lo que somos; sin embargo, fuimos más que eso o quizás menos, sin la posibilidad de una coincidencia completa entre la ilusión y la realidad.

Toña La Negra canta “Y sin embargo te quiero”: “No, no debía de quererte y, sin embargo, te quiero.” Todo dentro de nosotros apuntó en una dirección, la razón nos advirtió de los riesgos, sabíamos que era un terreno poco explorado que tendría consecuencias inesperadas, probablemente destructivas y, sin embargo, tomamos ese camino hasta el final.


Por eso se debería decir: “Sin embargo, Isidro Luna.” Antes de la frase podemos colocar la serie de razonamientos, experiencias, confusiones, persistencias de otro ego que se quebró y, entonces, añadir: “… y, sin embargo, Isidro Luna fue…”