Acaba de aparecer -apenas hace
unos pocos meses- el libro de Alberto Moreiras, Marranismo e inscripción, o el abandono de la conciencia desdichada,
Escolar y mayo, Salamanca, 2016. Más allá de las tesis específicas que contiene
esta publicación coloca algunos temas cruciales frente a nosotros.
En primer lugar, nos confronta
con la necesidad de saldar cuentas con los estudios culturales
latinoamericanos, dirigidos por la corriente llamada decolonial, que tiene en el Doctorado en Estudios Culturales
Latinoamericanos, Universidad Andina Simón Bolívar, uno de sus centros claves
de producción y reproducción de su grupo.
No se ha realizado una crítica
sólida de los efectos negativos que ha tenido sobre una capa importante de
intelectuales, especialmente en el mundo andino, imponiendo un pensamiento
fundamentalista, sectario, que ha estado de espaldas a la realidad de nuestros
países y que, además, ha sido un obstáculo importante precisamente a aquello
que querían construir: el pensamiento de los otros. La voz de los indígenas
hablando por ellos mismos más bien ha sido acallada y sometida un discurso que
exigía una mirada exótica de los indígenas sobre los indígenas.
El libro de Morerias coloca con
claridad, sin caer en la virulencia igualmente sectaria, los límites y
deficiencias de esta corriente que en gran parte se ha impuesto como el nuevo
dogma en ciertos ámbitos universitarios del área andina.
Aquellos que pasamos por el
Doctorado en Estudios Culturales conocemos muy de cerca la experiencia de estar
en un ámbito académico dogmático, en donde se decía qué autores citar, qué
pensar y qué no, y se presionaba a que los estudiantes” se convirtieran a la nueva iglesia. Sin embargo, no ha
existido una crítica sistemática de esos procesos y de las profundas distorsiones
teóricas convertidas en el paradigma a seguir.
Por otra parte, el libro topa un
aspecto central de la vida social que tiene que ver con la política; de hecho,
con la manera de escapar de ella a través de la infrapolítica, con un enfoque
poshegemónico. Aunque es un tema que tiene que debatirse a fondo, estamos
constantemente atrapados en el dilema de entrar en la política y quedar
atrapados en su lógica perversa; o huir de ella y dejas que sean precisamente
los políticos los que toman las decisiones vitales sobre el futuro de nuestros
pueblos.
De hecho, cabe preguntarse si la
infrapolítica es suficiente para enfrentar el ascenso del fascismo en el mundo
o si se requiere de otras estrategias adicionales para detener su crecimiento
que, por ahora, parece irrefrenable.
Es un texto cuya lectura está al
orden del día y cuya lectura puede refrescar esta larga hegemonía de corrientes
que o bien repiten sin más lo que esté de modo o bien reproducen el
culturalismo convirtiéndolo en paradigma interpretativo para cualquier
situación que se ponga adelante, que puede ir desde la producción artística
hasta el conflicto armado colombiano, pasando por la valoración de los
gobiernos populistas.