Si preferimos centrarnos en el ethos del ethos barroco como forma de
vida que, se resiste tanto a la modernidad como al capitalismo, cabe hacerse
una seria de preguntas a fin de entenderlo a cabalidad y, especialmente,
explicitar los elementos que lo conforman desde las reflexiones de Bolívar
Echeverría.
Para esto pondremos en relación
aquellos aspectos de su pensamiento que generalmente se tratan como aspectos
separados y que requieren de una visión unificadora de sus preocupaciones.
Además, como prolongación de sus planteamientos, proponer algunos territorios a
ser explorados en la constitución de cualquier otro ethos alternativo o de
resistencia, en ese caso, al capitalismo tardío, como sería el caso del ethos
caníbal.
Este ethos colocado junto al
barroco o a lo caníbal, ¿qué nivel de generalidad tiene?, ¿atañe al conjunto de
la sociedad y su propuesta es una alternativa a la cultura dominante entera y
no solo a unos de fragmentos?
Entonces, esta forma de vida,
ethos, ¿se puede postular a sí mismo como una voluntad general, como un
ejercicio potencialmente soberano?, ¿podría existir un ethos de resistencia que
nos permite vivir lo invivible sin el horizonte de sentido de una voluntad
general, que destituya el orden existente?
En caso de ser así, ¿cómo
entender esa voluntad general, más allá de la democracia representativa,
burguesa? Una voluntad general de este ethos barroco o caníbal que tiene que
incluir a todos con todas sus diferencias y que no solo debe destituir sino
pre-figurar los modos de institución de lo nuevo.
Sin embargo, ¿los nuevos modos de
institución que aparecen y desaparecen, en nuestra sociedad, como partículas
virtuales, efímeras, no quedarán atrapados en las paradojas de la
representación de lo irrepresentable, cognoscitiva y políticamente?, ¿no
llevarían, otra vez, en un juego interminable, a la lógica de la doble
prescripción del poder constituyente y el poder constituido?, ¿no quedarían
atrapados en la política, a pesar de que se postule lo impolítico, en cualquier
de sus variante teóricas?
Además, ¿se puede pensar que las
nuevas tecnologías han alterado radicalmente la voluntad general como la conformación
de multitudes inconscientes que la realizarían en los espacios virtuales?; o,
por el contrario, ¿las nuevas tecnologías también están presas de la dualidad
entre las tendencias opresoras y las liberadoras?
Muchas de estas preguntas ni
siquiera pueden ser planteadas con toda claridad en el momento en el que vive
la humanidad; por eso, habrá que aproximarse a ellas con todo cuidado, con los
rodeos que sean necesarios, resaltando a cada paso, la provisionalidad de las
respuestas que se encuentren.
Entonces, digamos que el primer
que hay que dar este, ya enunciado: un ethos implica una voluntad general; son
términos consustanciales, en donde no podemos prescindir de ninguno de ellos.
Por otra parte, se encuentra en
Bolívar Echeverría, en el conjunto de sus escritos y no en uno en particular,
este trabajo laborioso de la conformación de un ethos, como voluntad general, en eso que suele presentarse como
fragmentado y disperso en su pensamiento. Me refiero a las formas que analiza y
que, a primera vista, no sería se encontraría de manera directa los vínculos
que los unen.
Así, tenemos los trabajos sobre
diversas formas: valor de uso, negritud, barroco, resistencia, cultura,
opciones políticas para el nuevo siglo. Lo que se postula aquí es que, en vez
de ser una muestra de dispersión de intereses, se trata de una búsqueda
tentativa de pensar lo general de la voluntad general, en sus distinciones y diferencias
constituidoras.
Esto significaría, por ejemplo,
aproximar los temas de la forma valor de uso a los debates sobre el ethos
barroco; en otros términos, la persistencia del ethos barroco como forma de
resistencia, implicaría la batalla del valor de uso contra el valor de cambio;
o, la negritud contra la blanquitud; o cómo a través de guadalupanismo se abre
a las cuestiones de género. No debería vérselos como reflexiones separadas,sino
como elementos que podrían entrar en la construcción del ethos barroco, insistiendo
en la preeminencia del ethos sobre su
carácter barroco.
Y, también, explicitar las
relaciones entre esa voluntad general como voluntad de forma; de tal manera,
que la esta última, es un modo de lo general. La voluntad general se “representa”,
o muestra, como voluntad de forma.