Colocar sobre nuevas bases las
relaciones entre los sujetos y los objetos, entre las personas y las cosas,
presupone la ruptura de los dualismos subyacentes: cuerpo y mente, espíritu y
materia. Por otra parte, las corrientes críticas se alimentaron, en gran
medida, de la teoría marxista del fetichismo de la mercancía.
Esto es, fetichismo en la medida en
que las relaciones entre personas se mostraban como mediados por las cosas; así
se naturalizaba el capital y se sustentaba la dominación capitalista, lo que no
ha dejado de suceder.
La implicación que este tiene para la superación
del dualismos mencionados es que se choca contra la lógica del capital y de su
sociedad; no podemos simplemente plantearnos una “democracia de las cosas” o
una relación de igual entre personas y cosas, para que esas puedan hablar por
sí mismas, sin cuestionar la lógica del capital. Al interior de estos
mecanismos de fetichismo de la mercancía se tiene que trabajar para una
aproximación más justa a las cosas, a los objetos y a la misma tarea de
diseñar. (Marx, 1975)
Lukács, en Historia y consciencia de clase, ha mostrado a fondo los modos de
funcionamiento de este fetichismo, a través de los procesos de reificación o de
cosificación. No es este el lugar para reflexionar sobre este, que no deja de
ser importante para entender los estudios de la materialidad, que están
vinculados a los regímenes de producción de valor:
“Las condiciones de transnacionalismo
baja las que la mayoría de la gente vive ahora en el mundo, han creado nuevos y
a menudo significados culturales contradictorios
y los valores económicos y los significados de los objetos –esto es, en la
cultura material- como aquellos objetos que viajan e modo acelerado a través de
mercados locales, nacionales e internacionales y otros regímenes de producción
valor.” (Myers, 2001, pág. 3)
De lo que efectivamente se trata aquí
es de preguntarnos por el reverso del fetichismo: ¿qué queda cuando logramos
romper, aunque sea de modo provisional, con la lógica de la ganancia y
desaparece el fetichismo? Ciertamente que se puede mostrar que el capital es
una relación social de explotación, lo que es un paso importante para la
ruptura la hegemonía capitalista.
Sin embargo, hay otras preguntas que
tenemos que introducir para aproximarnos a esta cuestión de las relaciones
entre sujetos y objetos, personas y cosas: ¿al desaparecer el fetichismo de la
mercancía, esto es: la relación entre personas que aparece como relación entre
cosas, se produce un contacto directo de persona a persona, de manera
transparente? ¿Qué sucede con las cosas? ¿Son estas excluidas de las relaciones
entre personas? ¿Nos vemos conducidos hacia una profundización de la dualidad
entre personas y cosas, que llevará a un enfoque instrumental de los objetos
por parte de los sujetos que, de este modo, privilegiarían los encuentros
directos?
Los razonamientos que se desprenden
encuentran rápidamente las consecuencias, seguramente justas, de la lucha
contra el consumismo, el “materialismo” de nuestras sociedades en su sentido
peyorativo, la pérdida de valores, el triunfo de la sociedad del espectáculo, la
extensión sin límites de la moda.
Y nuevamente las preguntas que surgen:
¿cuál es el reverso del consumismo? ¿Una sociedad que no está guiada por el
consumo? ¿Qué sería una sociedad sin la espectacularidad capitalismo? ¿Una
sociedad sin espectáculo?
Nuestra respuesta va en dirección contraria:
el reverso del fetichismo no es la separación radical entre personas y cosas,
que finalmente lograría el ideal de la transparencia. Al liberar a los sujetos
del dominio capitalismo, las cosas también lo harían. De tal manera, y esta es
la tesis fuerte, las personas con las cosas estarían en plena capacidad de
relacionarse con las otras personas con cosas.
El reverso del fetichismo es la liberación
de las cosas, de tal manera que dejen de expresar las relaciones capitalistas
de dominación de unas personas sobre otras, y se vuelvan enteramente capaces de
expresar las relaciones entre los sujetos, en medio de una nueva sociedad del
espectáculo.
La superación del “materialismo” no es
una suerte de espiritualismo, algo parecido al new age, sino el materialismo
pleno de todos los seres humanos con iguales derechos, con igual capacidad de
acceso a los objetos, sin los que no pueden ser plenamente sujetos.
El reverso de la moda no es la
abolición de la moda, sino su plena liberación del secuestro a la que está
sometida. Así que la tesis de Lipovetsky de la moda plena no tiene solo un lado
de exaltación del capital sino adquiere un matiz utópico: el reverso de la moda
es la moda plena.
Bibliografía.
Marx, K. (1975). El Capital (Vol. Tomo
I/Vol.I). México: Siglo XXI.
Myers, F. (. (2001). The empire of things. Regimen
of value and material culture. Oxford: School of American Research Press.