Posthumanismo.
A pesar de las afirmaciones de superación de la
ontoteología por parte de la posmodernidad o de las nuevas corrientes
emparentadas con ella, como el posthumanismo, su lógica interna se abre a las
respuestas teológicas y, en algunos casos, la exige como su única solución.
¿Cuáles son los aspectos inherentes al posthumanismo que le conducen hasta la
teología? ¿Por qué se ha dado la proliferación de teología derivadas de la
deconstrucción, la postmodernidad, el materialismo de Badiou, entre otros
tantos, incluido el pensamiento analítico?
Se podría decir que se ha producido un giro
teológico al igual que hubo un giro lingüístico; una vez dado este, tiende a
regresar sobre otros campos del saber, provocando que esa matriz teológica prolifere;
este es el caso de la llamada epistemología del sur: punto de partida
metafísico, la anulación de todas las demás epistemologías incluyendo sus
desarrollos históricos, y el comienzo absoluto, la emergencia de una novedad
inédita y luego, el gesto mesiánico, el pregón de la buena nueva de una epistemología
completamente diferente.
El posthumanismo implica la superación de la
modernidad como origen del humanismo; es el reconocimiento de la inviabilidad
del humanismo burgués o ilustrado; pero, se niega al mismo tiempo a cualquier
postulación de un sustituto; se trata de un gesto de negación sin reemplazo. ¿Qué
viene después del humanismo? ¿El reconocimiento de nuestro estatuto de animales
como cualesquiera otros al modo Derrida? ¿El realismo especulativo que postula
la existencia de las cosas en su total indiferencia respecto de los seres
humanos?
Además, en esta corriente está subyacente, sin
ser formulada de manera explícita, la muerte del hombre, de tal manera que el
posthumanismo se convierte en la filosofía de lo póstumo: después de la muerte
de la humanidad, ¿qué viene?
Aprovechando las fisuras, rupturas, nihilismos,
fallas, de la modernidad que queda cuestionada en el posthumanismo, y la
formación de un vacío ontológico y de sentido, penetran las teologías que
intentan dar una respuesta, llenar el vacío metafísico que tiene una ansiedad
de ser completado de alguna manera.
Al dejar irresueltas cuestiones fundamentales,
como el destino de la humanidad frente a la crisis económica, ecológica y
sanitaria, en realidad el posthumanismo se coloca en el plano de ser el
antecedente inmediato de una teología, que encuentra allí un terreno enteramente
fértil para su trabajo; así, emprende su batalla contra los procesos de secularización
modernos y reintroduce las respuestas religiosas, como es el caso de la
teología de John Milbank.