La cultura Jama-Coaque ha merecido diversos estudios, generalmente
enfocados sus aspectos particulares. Los estudios comprensivos son escasos y
cortos, formando parte generalmente de historias, historias del arte o
recopilaciones sobre arqueología. Una de las escasas excepciones es el estudio
de Gutiérrez, El eje del universo,
que nos servirá de base para las reflexiones que vienen a continuación. (Gutiérrez Usillos)
A fin de aproximarnos a la forma-de-vida Jama-Coaque, hay que hacer una
serie de preguntas tendientes a develar este modo de existir, que muestra tanto
sus procesos de diferenciación con los otros grupos así como sus préstamos y
continuidades.
Por otra parte, el interés de reconstruir con los elementos que se
tienen esta forma-de-vida Jama-Coaque no radica solamente en la necesidad de su
comprensión o en una curiosidad intelectual; por el contrario, se trata de
sacar a la luz aquellos aspectos que pueden iluminar la existencia nuestra
ahora, así como de retomarla y seguirla desarrollando, por ejemplo, a través
del arte y del diseño. Queremos que esta forma de vida vuelva a la vida.
Estas cuestiones muestran la dirección en la que deberíamos trabajar, a
fin de no solo de tener una aproximación arqueológica o desde la historia del
arte a la cultura Jama-Coaque, sino aproximarnos a ella para entenderla como
una forma-de-vida, que define tanto un modo de existencia y un campo harto
definido de posibilidades de desarrollo, de curso de acciones diversas, de
elecciones política y estéticas.
1.
La
forma-de-vida Jama-Coaque atraviesa varios siglos, desde el 400 d.c. hasta el
1650 d.c. Es un larguísimo período que requiere de una explicación. Para
Gutiérrez Usillos la razón de su persistencia estaría en su matriz religiosa y
mítica:
“En realidad, su presencia a lo largo de todos
esos siglos ratifica la continuidad de una tradición religiosa y un pensamiento
mítico que dio consistencia a esta cultura, verificando su larga pervivencia”. (Gutiérrez Usillos
26-27)
Podemos interrogarnos sobre la suficiencia de
esta hipótesis que, por otra parte, no se desarrolla: ¿qué elementos entrarían
en juego para que haya una persistencia tan larga de una cultura con una
marcada continuidad en su modo de vida?
Digamos, entonces, que debieron ser un conjunto
de factores que permitieron que los Jama-Coaque se mantuvieran a lo largo de
estos 800 años, en donde necesariamente entran en juego los aspectos económicos
y los mítico-religiosos.
2.
¿De qué
manera la forma-de-vida Jama-Coaque pudo resolver adecuadamente los temas de la
superviviencia, administrando correctamente los recursos, combinándolos
probablemente entre comercio y agricultura, evitando las catástrofes naturales
con un enfoque ecológico que permitiera la continuidad del grupo?
3.
La forma en que se caracteriza en desarrollo de las culturas de la costa ecuatoriana sigue
el patrón bastante conocido de establecer unas fases definidas; Formativo, Desarrollo
Regional e Integrativo; la cultura
Jama-Coaque se inicia en el Período de Desarrollo Regional y se continúa en el
Período de Integración.
¿Este enfoque evolucionista que, en realidad
llega hasta la formación del Estado, explica la forma-de-vida Jama-Coaque o,
por el contrario, hay en esta cultura una “negativa” a avanzar hacia formas
estatales de organización, peor aún a la conformación de algún tipo de imperio?
Digamos que esta cultura se mantiene en la
forma de cacicazgos con una estructuración muy compleja que, al parecer, no requiere
de “evolucionar” hacia formas estatales, como si esto fuera una suerte de
destino necesario. Subyace una visión hegeliana de la historia, en donde el
estado es la culminación del desarrollo histórico de los pueblos, que llega a
ser tanto su plena realización como el lugar de resolución de sus principales contradicciones.
La forma-de-vida Jama-Coaque persiste en la
historia, con su continuidad, sin formar un estado y lo hacen de manera
exitosa. A esto habría que añadir un aspecto fundamental: la negativa a formas
un estado tiene como correlato una fuerte “sociedad civil”, en donde e
distingue el poder civil del religioso.
Gutiérrez Usillos insiste en que era una
sociedad teocrática, pero él mismo pone los elementos para negar esta
hipótesis:
“Y llegamos al punto clave a dilucidar, pues
esa preponderancia de centros ceremoniales y grandes tolas piramidales, induce
a pensar que los pobladores de la cultura Jama-Coaque conformaron un cacicazgo
sacerdotal o una jefatura teocrática.” (Gutiérrez Usillos
31)
Y a continuación señala la imposibilidad de
sostener esta hipótesis:
“Algo que es difícil de demostrar, si bien la
presencia de figuritas de caciques sobre taburetes, claramente diferentes de
los chamanes y de los guerreros y otros grupos masculinos Jama-Coaque, indica
que los sacerdotes no eran quienes ejercían el poder político de forma manifiesta.” (Gutiérrez Usillos
31)
Desde luego, no se explica en qué consistiría
ni de qué forma se daría este gobierno oculto de los sacerdotes. Una conclusión
mucho más lógica es que estos cacicazgos están estructurados en diversos
grupos, en donde las estructuras políticas no se confunden con las religiosas
ni con la vida civil.
4.
Sobre la
continuidad cultural, incluidos los aspectos estéticos: si bien es cierto que
dependen directamente de esa matriz mítico-religiosa, sin embargo, ¿no hay
otros elementos que escapan a esta esfera o que se interrelacionan con ella sin
disolverse y que tendrían que ver con el surgimiento de una rica “sociedad
civil”, marcada por ejemplo por un ritualismo extremo, que penetra en todas las
esferas de la existencia?
Podría ser, hipotéticamente, que esta “sociedad
civil” no reducible al ámbito religioso, el que explique la gigantesca
producción de formas artísticas, que avanzan en ese interminable juego de
cambio y continuidad.
Solo las exigencias de la sociedad explicarían
la vastedad de producción de formas y evitaría ese congelamiento en unas
representaciones exclusivamente mítico-religiosas. Bastaría poner el ejemplo de
los sellos que, con seguridad, iban más allá de este ámbito en su función
social, probablemente ligadas al ritual y al prestigio.
Según Gutiérrez Usillos: “En el caso de la cultura
Jama-Coaque, a juzgar por su gran estabilidad temporal, parece que constituyó
un complejo entramado mitológico-simbólico altamente eficaz.” (Gutiérrez
Usillos 30)
Diríamos que es preciso separar estos dos
momentos: de un lado el “entramado mitológico” y de otro “el orden simbólico”
que no quedaba reducido a su función religiosa, sino que formaba parte del “entramado
social”.
Gutiérrez Usillos, Andrés. El
eje del universo. . Madrid: Ministerio de Cultura/Museo de
América/Ministerio de Cultura del Ecuador, 2011.
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