El sacramento del lenguaje,
Arqueología del juramento, Homo sacer
II, 3.
(2008)
En este comienza a aparecer las líneas
alternativas a esa contraposición entre soberanía y gobierno, entre ley y
hecho, que a medida que avanza el proyecto, se irán desarrollando con más
fuerza. Entonces forma parte no solo de la parte crítica de la política
occidental, sino de su propuesta constructiva, que finalmente llevará a la teoría
de la potencia destituyente frente a la dualidad poder constituyente/poder
constituido.
Agamben se ubica en la filosofía del lenguaje
para mostrar cómo desde el inicio se produjo una ruptura entre mundo y palabra,
de tal manera que se da una “,,,inadecuación fundamental entre significante y
significado que se produjo en el momento en que, para el hombre hablante, el universo
se volvió de repente significativo.” (Agamben, El sacramento del lenguaje 2010, 103)
Citando a Lévi-Strauss, Agamben muestra ese
doble plano excedentario, bien sea del significante sobre el significado, bien
sea del significado sobre el significante:
“Entre los dos siempre hay una
inadecuación que solo el intelecto divino puede llenar, que resulta de la existencia
de un exceso de significante respecto a los significados a los que puede
vincularse. En su esfuerzo por conocer el mundo, el hombre siempre cuenta,
entonces, con un sobreexcedente de significación.” (Agamben, El sacramento del lenguaje 2010, 104)
Con el drama consiguiente de esta escisión
significante/significado que conduce a la imposibilidad de su coincidencia
plena, que a su vez deriva en otra separación, esta vez entre acciones y
palabras. ¿Cómo garantizar que aquello que decimos se volverá acción y, por lo
tanto, verdad? ¿Cómo hacer que las palabras expresen de manera fiel nuestras
acciones? ¿Cómo garantizar el paso de las palabras a los hechos y de los hechos
a las palabras?:
“Igualmente y quizás aún más
decisivo debe haber sido, para el viviente que se descubrió hablante, el
problema de la eficacia y la veracidad de su palabra; es decir, qué era lo que
podía garantizar el nexo original entre los nombres y las cosas, y entre el
sujeto que ha devenido hablante –y, por lo tanto, capaz de afirmar y prometer-
y sus acciones.” (Agamben, El sacramento del lenguaje 2010, 105)
Religión y derecho explicitan estas rupturas,
en donde se pretende que el juramento establezca la veracidad de la declaración
o la firmeza del compromiso de un modo performatico; esto es, que por su sola
enunciación produzca aquello que está nombrando: “La religión y el derecho
tecnifican esta experiencia antropogenética de la palabra, en el juramento y en
la maldición como instituciones históricas, separando y oponiendo punto por
punto la verdad y la mentira, el nombre verdadero y el nombre falso, la fórmula
eficaz y la fórmula incorrecta.” 108
Así la fuerza de ley se apoya en el sacramento
del lenguaje. Un juramento que ocupa la esfera de lo sagrado, permitiendo que
la ley sea aceptada y se cumpla. Sin embargo, en las sociedades contemporáneas
el destino de la palabra ha seguido el camino inverso, el de la banalidad. Nunca
se ha hablado tanto, nunca se ha dicho tan poco y tan superficialmente. La
experiencia de la palabra queda secuestrada en la publicidad, en la propaganda,
en el reality show, en los innumerables mensajes que enviamos por los
celulares, en la exhibición ilimitada de la esfera privada en el Facebook convertida
en campo público irrelevante.
El quehacer político se encuentra invadido por
este efecto superficial de las palabras, cada vez más desconectadas de los
hechos, de la veracidad, de la eficacia de las palabras. La experiencia política
se torna casi imposible:
“Por un lado se halla ahora el
viviente, cada vez más reducido a una realidad puramente biológica y a una vida
desnuda; y por otro lado, el hablante, separado artificiosamente de él, a
través de una multiplicidad de dispositivos técnico-mediáticos, en una
experiencia de la palabra cada vez más vana, a la que no puede hacer frente y
en la que algo como una experiencia política se vuelve cada vez más precario.” (Agamben, El sacramento del lenguaje 2010,
109)
El sistema se plantea inmediatamente la tarea
de rellenar esta brecha, de crear un espacio en donde las palabras al fin tendrían
unos significados realmente vitales para la sociedad, pero no encuentra otra
cosa que irse hasta el otro extremo, tratando de capturar la vida entera –biopolítica-
en el discurso jurídico, en una interminable sucesión de normas, leyes,
reglamentos, disposiciones:
“Cuando el nexo ético –y no
simplemente cognitivo- que une las palabras, las cosas y las acciones humanas
se quiebra, se asiste en efecto a una proliferación espectacular sin
precedentes de palabras vanas por un lado y, por otro, de dispositivos legislativos
que tratan obstinadamente de legislar cada aspecto de aquella vida que ya no
parecen poder capturar.” (Agamben, El sacramento del lenguaje 2010, 109)
Por lo tanto, una tarea urgente radica en
recuperar el valor de la palabra, en hacerse cargo de lo que decimos, en
aproximar el discurso político a la realidad del pueblo, en precisar los
significados impidiendo que los significantes deambulen como cáscaras vacías: “El hombre es aquel viviente que, para
hablar, debe decir “yo”, o sea, debe “tomar la palabra”, asumirla y hacerla
propia.” (Agamben, El sacramento del lenguaje 2010, 110)
Si esta es una época caracterizada por la
resistencia contra el capital, contra su sistema que lo invade todo con la lógica
de la ganancia, del marketing, también debemos resistir en el lenguaje,
recuperarlo en todos los espacios, con el fin de que el juramento tenga validez
más allá del orden jurídico, de lo contrario quedaremos atrapados entre la
vaciedad de lo que decimos y la vida desnuda:
“En un momento en que todas las
lenguas europeas parecen condenadas a jurar en vano y en el que la política no
puede sino asumir la forma de oikonomia,
es decir, de un gobierno de la palabra vacía sobre la vida desnuda, la
indicación de una resistencia todavía puede venir de la filosofía…” (Agamben,
El sacramento del lenguaje 2010, 111)
Agamben,
Giorgio. El reino y la gloria. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2008.
—. El sacramento del lenguaje. Buenos Aires:
Adriana Hidalgo, 2010.
—. Estado de excepción. Homo sacer II, 1.
Valencia: Pre-Textos, 2004.
—. Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida.
Valencia: Pre-Textos, 1998.
—. Stasis. Torino: Bollati Boringhieri, 2007.
Spivak, Gayatri
Chakravorty. An aesthetic education in the era of globalization. Cambridge, MA.: Harvard University Press, 2012.
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