Stasis, Homo sacer II, 2, 2015. (Basado en una conferencia
del 2001 en Princeton.)
Una de las manifestaciones centrales del estado
de excepción es la guerra civil, cuestión que según Agamben, ha sido largamente
descuidada, especialmente en el sentido de una “guerra civil mundial”,
expresada en el terrorismo.
“Hay hoy día una “polemologia”, una teoría de
la guerra, que una “irenologia”, una teoría de la paz, pero no existe una “stasiologia”,
una teoría de la guerra civil. Ya hemos mencionado como, según Schnur, esta
laguna puede ser puesta en relación con el crecimiento de la guerra civil
mundial.” (Agamben, Stasis 2007, 11)
¿Cuál es, entonces, el origen de la guerra
civil, entendida no solo como lucha interna a un estado sino como guerra que se
libra en diferentes países, con la implicación de diversos países, tal como la
vemos desarrollarse en la actualidad?
La guerra civil se desencadena en el momento en
que se crea una zona de indiferencia entre el oikos –la casa, la familia, el ámbito
privado- y las polis –la ciudad, el ámbito de lo político-, en donde “el fuera
y el dentro coinciden” de tal manera que “la guerra civil marca el umbral a
través del cual lo impolítico se politiza y lo político se “economiza.” (Agamben,
Stasis 2007, 30)
Agamben retoma a Hobbes para explicar la dinámica
de la guerra civil en el contexto del estado moderno y de la teoría que le
acompaña, en donde se distingue entre pueblo y multitud. Se crea así un
circuito infernal:
Guerra
civil – multitud desunida – pueblo rey – multitud disuelta – guerra civil
La paradoja emerge cuando se pasa de la
multitud desunida a la multitud disuelta; porque la primera puede ser dominada
por el soberano y la segunda no. La multitud disuelta escapa al control
estatal, al dominio del poder. Y aquí estamos ya en la guerra civil: “El círculo
multitud desunida – pueblo/rey – multitud disuelta se rompe en un punto y la
tentativa de regresar al estado inicial coincide con la guerra civil.” (Agamben,
Stasis 2007, 54)
Yace aquí una contraposición entre pueblo y
multitud que es preciso aclarar, porque me parece uno de los aportes
indispensables pare entender estos conceptos que, o bien los confundimos como
sinónimos o bien los diferenciamos sin saber exactamente en qué consiste su
oposición.
El pueblo es la multitud en cuanto desunida;
pero si se disuelve, existe más allá e independientemente del pueblo. El pueblo
queda representado en el soberano pero no así la multitud disuelta, porque “la
multitud no tiene un significado político, ese es el elemento impolítico sobre cuya
exclusión se funda la ciudad; y, más aún, en la ciudad solo hay la multitud
porque el pueblo ya siempre se ha disuelto en el soberano.” (Agamben, Stasis 2007, 55)
Si esa multitud disuelta queda fuera de la política,
quiere decir que es irrepresentable –o solo puede ser representada
indirectamente…” (Agamben, Stasis 2007, 55) (Sería útil vincular
esta noción de multitud con la de subalterno, en el sentido que le da Spivak (Spivak 2012) : aquello que no
puede ser representado ni puede representarse.)
La guerra civil es el intento de forzar el
regreso de la multitud disuelta a su forma de multitud desunida; esto es, a su
modo de existencia como pueblo representado en el soberano, en el gobierno.
En la evolución del uso del término pueblo, en
Occidente, ha terminado por confundirse esos dos sentidos de multitud, por eso
siempre le podemos interpretar como
población y pueblo. Pero esto lleva a una contradicción constitutiva del estado
moderno, que es su “ademia”: la no presencia del pueblo –disuelto- en el
estado:
“El pueblo es, es decir, lo absolutamente
presente que, en cuanto tal, no puede estar presente y puede, por tanto, solo
ser representado. Si, en el término griego para pueblo, demos, llamamos “ademia”
a la ausencia de un pueblo, ahora el estado hobbesiano, como cualquier otro
estado, vive en condición de permanente ademia” (Agamben, Stasis 2007, 59)
Se podría decir que desde esta perspectiva se
vuelve más clara la relación del gobernante con el pueblo: de una parte, quiere
representarlo en cuanto pueblo homogéneo aunque desunido que se somete al
poder; de otra, es el enemigo silencioso que se teme a cada momento, porque
puede colocarse por fuera de la ley, de la constitución, de la representación. Entonces
la mantención del poder obligará a recurrir a la guerra civil.
Agamben,
Giorgio. El reino y la gloria. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2008.
—. Estado de excepción. Homo sacer II, 1.
Valencia: Pre-Textos, 2004.
—. Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida.
Valencia: Pre-Textos, 1998.
—. Stasis. Torino: Bollati Boringhieri, 2007.
Spivak, Gayatri
Chakravorty. An aesthetic education in the era of globalization. Cambridge, MA.: Harvard University Press, 2012.
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