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domingo, 20 de abril de 2014

ESTRATEGIAS DE DISEÑO NEO-ANCESTRALISTAS.

1.       1. Aprender del ancestralismo:

El ancestralismo se enfrentó a este desafío, produciendo un arte que retomaba la simbología de los pueblos originarios y trasladándolos a un lenguaje moderno. Huyendo de la copia, elaboró una estética en donde a pesar del predominio de lo contemporáneo, los elementos –color, formas, figuras- de las culturas ancestrales aún eran reconocibles.

La primera tarea para los diseñadores es aprender del ancestralismo, de sus soluciones, de sus hallazgos, de sus limitaciones en la comprensión de las otras culturas. Ciertamente, fue ante todo, un gran trabajo sobre la forma antes que sobre las concepciones míticas y estéticas de los pueblos ancestrales. Tres nombres resaltan, a mi modo de ver, en esta corriente que serían extremadamente útiles para el diseño neo-ancestralista: Estuardo Maldonado, Enrique Tábara y Oswaldo Viteri.

2.       2. Comprender la estética propia de los pueblos ancestrales:

En este aspecto es en donde se tiene la mayor limitación, porque no existen suficientes estudios de la estética de los pueblos originarios, que no puede ser reducida a unas orientaciones, sino que, además, exige que se la entienda en su diversidad. De hecho, no hay una sino unas estéticas ancestrales.

La elaboración de estrategias de diseño neo-ancestralista deberían como punto de partida la reconstrucción detallada de la estética y de las formas artísticas de los pueblos ancestrales. Por el momento, o bien tenemos los estudios arqueológicos y antropológicos que se quedan en el marco de estas ciencias, o bien la utilización sin más de estas formas en la producción de objetos.

Hay algunos pocos trabajos que comienzan a orientarse en esta dirección y que sería indispensable de tomarlos en cuenta, que se dan sobre todo para la estética maya o la moche.

3.       3. Estrategias deconstructivas y morfología parcial:

Los diseñadores parten de los análisis morfológicos, que sirven de base para las propuestas gráficas u objetuales. Estos análisis llevan  hasta un extremo que conduce al hallazgo de formas universales, porque no puede ser de otro modo; por ejemplo: figuras geométricas, líneas, simetrías, curvas.

Se trata en el enfoque deconstructivo de llevar el análisis morfológico hasta un límite: encontrar las formas básicas no de la geometría en general, sino de esa estética en particular. Y solo entonces, reconstruirlos de otro modo, introduciendo las alteraciones que se crean necesarias para la producción de nuevas visualidades. Llamaremos a este análisis: morfología parcial.

4.       4. Procedimientos de etnogénesis:

En la medida en que gran parte de la matriz simbólica ancestral se ha perdido, los pueblos originarios que todavía quedan son los que pueden re-inventar las cosmologías, los mitos, los significados.

Las nuevas matrices simbólicas servirán de base para la re-interpretación y la re-invención de las estéticas ancestrales.

5.       5. Estrategias metonímicas:

Desplazamientos de la estética y de las formas ancestrales hacia nuevos campos, introducción en contextos diferentes que al mismo tiempo que se separan de su fuente inicial, conservan un “aire de familia”, mantienen unos elementos que hacen que el origen ser todavía visible.

6.       6. Re-contextualización:

Llevar las formas ancestrales a otros espacios estéticos diferentes; por ejemplo, rediseñar un Miró desde las visualidades ancestrales. Aquí, al contrario de la metonimia, el control lo toma la estética que sirve de base y en donde lo ancestral queda incorporado.

Las conexiones parciales guían este proceso, porque muestran que la pertenencia de los elementos resultantes de un análisis morfológico –también parcial- pueden incorporarse a otros espacios visuales, creando nuevos nexos y relaciones.

7.       7. Revisar los catálogos de formas ancestrales:

Se producen con una cierta regularidad catálogos de formas, que muchas veces se agrupan sin una lógica estricta, sino que se agrupan siguiendo más bien grandes clasificaciones geométricas abstractas o, en ciertos casos, haciendo un paralelismo con el arte occidental. Puede revisarse los trabajos de Sondereguer sobre el diseño precolombino.


sábado, 19 de abril de 2014

Cannibal aesthetics

Este blog, Estéticas Caníbales, ha comenzado a traducirse al inglés, se lo puede ver en: http://cannibalaesthetics.blogspot.com

Esta es su introducción:

INTRODUCTION

This blog is a translation of Cannibal Aesthetics, addressed to English-speaking public. The first thing that I have to clarify is that it has nothing to do with any of the perversions shown in cinematography or in reality that tend to be associated with the word cannibal. On the contrary, it refers to the way of conceiving the world of the Amazonian peoples, which serves as a basic reference for the construction of aesthetic proposals. (http://esteticascanibales.blogspot.com)
My motto is to think from Latin America, with a critical eye, open to the issues of the new technologies, which set out the other large component, the aesthetics of a cyborg, although the term has been expanded to include within this a series of new components not only technical but cultural.
This blog aims to discuss the issues of a postmodern aesthetic, which includes art and design, a philosophy of form, reflections on the new dialectic and cultural issues of various kinds. Believes that, despite the predominance of post-modernity, there are clear trends toward overcoming of this paradigm, and emergence of new theories and practices in art and design.

This proposal is different from Latin American Cultural Studies and proposes the collective construction of new concepts to analyze interculturality, alternative epistemologies and substantive issues such as subalternity. Also, as the case of post-modernity, it is essential to development of other options that will ensure better reflect what happens in the reality of our countries in a globalized environment.

REPRESENTACIÓN VIRTUAL. 3. BADIOU.

La Lógica de los mundos de Alain Badiou, a pesar de su intensa formalización, no contiene una teoría de lo virtual, lo que no deja de ser curioso, porque este debería ser un tema importante en las reflexiones en torno a la conformación de los mundos como multiplicidades irreductibles a una totalidad.

Como en el caso de Kant y de Husserl –ver las entradas del blog correspondientes-, se tiene que desprender de las consideraciones lógicas generales, una lógica de lo virtual desde las propias categorías de Badiou. Nuevamente, como en los autores mencionados, indicar las transformaciones en su pensamiento que se producen en el momento en que entra en juego el campo de lo virtual.

“El materialismo dialéctico dice: ´Solo hay cuerpos y lenguajes, excepto que haya verdades´. Ese ´excepto que´ existe en cuanto sujeto.”(45)

En Badiou hay un vínculo indisoluble entre sujeto y verdad: el sujeto es el lugar de la verdad, que es precisamente lo que le convierte en sujeto. Esto razonamiento da lugar a una teoría formal del sujeto: “…porque la teoría del sujeto es esencialmente formal.”(46) que “designa un sistema de formas y operaciones.”(47) Las modalidades del sujeto –modalidad como forma y operación- ligadas a los procedimientos de la verdad son: amor, ciencia, arte y política.

Antes que entrar en el debate sobre “la teoría formal del sujeto”, con todas sus implicaciones técnicas, es preferible quedarnos en las formas y los procedimientos de esas modalidades, porque allí podría ubicarse el campo de lo virtual. Si el sujeto “designa un registro de la experiencia, un esquema para la distribución consciente de lo reflexivo y lo no reflexivo”(47), entonces cabe la pregunta por el modo de conformación de ese registro y por el esquema resultante.
Las operaciones que llevan desde lo reflexivo a lo no reflexivo, y viceversa, se articulan a través de una interface que contiene, precisamente, aquellos dos ámbitos: la máquina virtual del hardware y el software y la máquina simbólica.

Estas dos máquinas forman un esquema, un diagrama que muestra el funcionamiento del sujeto, que con su máquina simbólica tiene que conectarse a la máquina virtual para acceder a cualquiera de las modalidades señaladas por Badiou.

La colocación mediadora de esta interface introduce en el esquema de Badiou otro elemento sin el cual estaría incompleto e incluso no alcanzaría a volverse real: la imaginación, la fantasía, el orden imaginario. Imaginación que adquiere una forma específica a través de la máquina virtual. Como ejemplo, tenemos los procesos de subjetivación a través de los videojuegos, que contienen tanto los entornos posibles del orden imaginario así como el campo en donde se hace posible la conformación de los sujetos, en donde se negocia lo simbólico, las redes de socialización, la política entendida como estrategia y guerra, etc.

Por lo tanto, al introducirse en estos esquemas, el registro de la experiencia virtual, el sujeto como lugar de la verdad, se convierte en sujeto como lugar en donde primero se imagina el amor, la ciencia, el arte y la política. Sin esta disposición imaginaria, estas modalidades no se vuelven reales. El dispositivo imaginario es así un cíborg: máquinas incomparables pero compatibles, que les permite funcionar extraordinariamente bien. El sujeto como conjunción cíborg de máquina virtual-máquina simbólica, a través de los cuales los procedimientos y esquemas de la verdad se hacen posibles.

Los modos de representación virtual son aquellos que se dan a través del cíborg virtual-simbólico y son específicos para cada uno de los campos mencionados: amor, ciencia, arte, política.


Badiou, Alain, Logics of worlds. Being and event, 2, Ed.  Continuum, London, 2009. 

lunes, 14 de abril de 2014

REPRESENTACIÓN VIRTUAL. 2. HUSSERL.

Si entrásemos en la lógica husserliana, ¿cómo podríamos expresar el campo de las representaciones virtuales? Tengo la impresión de que muchas de las dificultades que tiene Husserl para expresar lo que quiere decir, provienen de la insuficiencia del entorno científico y tecnológico de la época, que no le permitían vislumbrar con claridad ese extraño campo de aquello que es la conciencia intencional en su perspectiva anti-psicologista, en su objetividad que no podía estar alejada de la subjetividad.
También este caso, como en el kantiano, diríamos que necesitamos duplicar el esquema husserliano de la conciencia intencional: toda conciencia es conciencia de… Y para cada nivel de la conciencia, ascenso guiado por la epojé, establecer una particular intencional, hasta llegar al ego trascendental.
Tendríamos de una parte, el ego trascendental con su respectiva intencionalidad, en su máximo nivel de abstracción-qué fundamenta el máximo nivel de concreción-, como conciencia de… Esta es la parte clásica de Husserl.
De otra parte, tendríamos no tanto la duplicación de la conciencia, para adjudicarle algún nivel a las cosas, lo que sería un error que se comete más a menudo de lo que se piensa, por ejemplo en las corrientes del realismo especulativo, como Graham Harman, aunque de manera harto sutil, en donde las formas de aprehensión de las cosas respecto del mundo no se distingue con suficiente rigor de las maneras de aprehensión de los sujetos.
Aparece otro tipo de intencionalidad, en este caso de las cosas que se dirigen hacia los sujetos, como un hecho contingente, nunca necesario. Esta intencionalidad de las cosas es la forma en que devienen al mundo, con un determinado proceso de indexación; esto es, la intencionalidad de las cosas corresponde tanto a la existencia específica de las cosas y a las reglas que permiten y estructuran dicha existencia, sin las cuales simplemente no se darían.
La negociación de los dos tipos intencionalidad se da de manera privilegiada, aunque no exclusiva, en nuestra época ciborg, mediada por las interfaces virtuales, que actúan como aquellos elementos trascendentales de los que habla Husserl. Las interfaces son los nexos, los vínculos, los nudos de la red, de las intencionalidades de las cosas y de los sujetos.
(Nuevamente hay que aclarar que el término intencionalidad se presta a equívocas y se tiene que quitarle cualquier antropocentrismo; por eso, intencionalidad como indexación trascendental en el sentido de Badiou o, si se prefiere, cercana Alfred Gell.)

De este modo el ego trascendental no sería otra cosa que el lugar de encuentro y de fusión entre la máquina virtual y la máquina simbólica, a través de la interface. 

REPRESENTACIÓN VIRTUAL. 1. KANT.

La comprensión de los problemas de la representación transitan desde la posmodernidad a la “época ciborg”, nos llevan directamente al corazón de la representación virtual, que escapa a la lógica de la disolución de las narraciones, de los discursos, de la abolición de los sujetos, para reintroducir todos estos ámbitos con mucha más fuerza, aunque desplazándolos radicalmente.
Estaríamos ante un cambio tan profundo aquel separa la modernidad de la aparición de la ciencia contemporánea, que marca la crisis -¿definitiva?- de las representaciones posmodernas para dar paso a las representaciones ciborg. Esta sería una nueva gran discontinuidad en la historia de los saberes y los discursos.
Mostraré algunas de las líneas de fractura de los modos de representación previos, a fin de permitir la emergencia de nuevas tematizaciones y horizontes de sentido antes no existentes y que ahora se colocan ante nosotros en un nivel tal evidencia, que parecería que no requieren de una reflexión que los sustente.
Evidencia que proviene de la veloz integración de las nuevas tecnologías en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana, en la constitución de los sujetos y las subjetividades, en la formación de nuevas subalternidades, que hacen que la distinción entre artificial y natural se haya perdido. Nada hay tan natural como lo artificial en el mundo de hoy. Por el contrario, la naturaleza es la que tiene que ser defendida, la que debe conquistar un espacio propio, frente a la maquinósfera en la que estamos sumergidos. (Desde luego, esto no significa un regreso romántico a la naturaleza, sino la necesidad de establecer con claridad el doble vínculo entre natural y artificial.)
Dos autores servirán para realizar el recorrido propuesto: Kant y Husserl, paradigmáticos a la hora de definir distintos modos de representación, que se ubicaron cada uno en el sitio de una gran discontinuidad.
En el caso de Kant, diríamos que aquello que se tiene que re-conceptualizar es la forma de la sensibilidad externa e interna; esto es, el espacio y el tiempo. Primero, mantener el presupuesto de que son formas, Y luego, mostrar la ruptura de esa forma en dos segmentos, que no están presentes en la Crítica de la Razón Pura.
Al inicio el espacio-tiempo exterior a la sensibilidad, pero que le da forma inicial, que determina el régimen de la sensibilidad que la hará posible. Y después, la forma de sensibilidad en el sentido kantiano clásico.
El esquema kantiano tendría que modificarse, incluso terminológicamente: habría una forma de la sensibilidad externa al sujeto y otra forma de la sensibilidad interna al sujeto, en un proceso de constante negociación. Cada una estaría constituida por su propio espacio-tiempo. Un espacio-tiempo exterior al sujeto, que existe allá afuera, dado de antemano en el universo, con sus propias leyes y que luego atrapado en un determinado régimen de la sensibilidad –que depende enteramente de la lógica social y económica-. Un espacio-tiempo interior al sujeto, que se forma en ese régimen pero que estructura su propio modo de indexación, su particular manera de existir.
Hasta aquí solo la mitad de la cuestión, porque habría que añadir el papel de la imaginación –y del orden imaginario- en la transacción entre las formas de la sensibilidad. Y un aspecto crucial, sin el cual no estaríamos en la gran discontinuidad ciborg-: ese espacio de la representación es primordial aunque no exclusivamente, virtual.

En términos de Nusselder, lo que vincula los ámbitos de la sensibilidad externa e interna es una interface, entendida como máquina automática –hardware y software- y como orden simbólico social y subjetivo. Aquí es donde se producen el conjunto de representaciones virtuales. 

domingo, 23 de marzo de 2014

¿A DÓNDE HA IDO A PARAR LA REPRESENTACIÓN?




Uno de los presupuestos claves de la posmodernidad era el enunciado por Lyotard, La condición postmoderna: las grandes narraciones habían terminado su recorrido y eran sustituidas por los pequeños relatos. Junto con este proceso, los poderosos sujetos teleológicos autores de las revoluciones, no existían más. Sujetos minimalistas contando historias personales, en medio de un presente que se negaba a dirigirse hacia algún lado. La belleza como esencial al arte, cedió paso a las estrategias y productos performativos. La razón tecnológica guiada por la eficacia reinaba ahora sin oposición –y creo que todavía lo hace-
La modernidad había inaugurado la era de representación, cuyo centro era el discurso que, a su vez, era el elemento nuclear de las narraciones políticas, sociales, teóricas, entre tantas otras. El sujeto se representaba la realidad y pretendía hacerse con la verdad y la objetividad. La posmodernidad reinó sobre el predominio de la presentación sobre la representación, del performance sobre el habla, de la acción sobre la palabra. Más aún, lo que importaba eran aquellos enunciados que hacían cosas, que actuaban. El texto ¿Cómo hacer cosas con palabras? de Austin, circulaba por todas partes y era citado interminablemente.
Pero, ¿a dónde ha ido a parar la representación? ¿Se ha disuelto como todo el sólido en el aire o simplemente ha desaparecido sin dejar rastro? Si la esfera de la representación ya no existe más, ¿quiere decir que es el triunfo definitivo del performance, de la presencia, de la efectividad sobre el significado? Se habría abolido la pregunta por el sentido, sin importar cuál hubiera sido la o las respuestas.
Como la belleza que se trasladó del arte al diseño, a la mercancía, a los nuevos objetos tecnológicos, la representación se exiliado en algún sitio; y no hablo solamente de los pequeños discursos, de las anotaciones breves y fragmentarias sobre el mundo, sino de las grandes narraciones que pretendían comprender el mundo en su totalidad.
Ciertamente que tenemos el regreso de los fundamentalismos, como los religiosos cristianos, musulmanes, new age o de cualquier otra clase, que son cada vez más feroces; igualmente, encuentran su refugio en algunas teorías como los estudios culturales latinoamericanos en su auto-exotismo extremo.
Sin embargo, hay otra esfera extendida a lo largo del globo, que se nos presenta como cotidiana, real, eficaz y que penetra en la trama social intentando llenar esa ansiedad de sentido, esa necesidad de hablar, esa expectativa de futuro que a pesar de todo nos queda, especialmente en América Latina en donde la modernización capitalista está al orden del día.
Y ese mundo en el que ahora habitan las grandes narraciones no es otro que el de las grandes marcas, que absorbieron las promesas modernas incumplidas y los afanes de igualdad de un socialismo real fracasado, convirtiéndolos en estrategias de marketing eficaces tanto para vender como para rellenar el vacío, para poblar de ilusiones el desierto de lo real.
Como un ejemplo relevante citemos el Instituto Coca-Cola de la felicidad, (http://www.institutodelafelicidad.com/): como punto de partida, todos sabemos que la Coca-cola es sinónimo de felicidad, se nos ha dicho hasta el cansancio, por todos los medios posibles; cuando abrimos una botella, salta la chispa de la vida que nos hace existir.
La cuestión se complica cuando la Coca-cola pretende convertirse en el referente ético de la construcción de la felicidad, que nos orienta y nos guía en su búsqueda insaciable. En su página web podemos conocer la felicidad, leer la opinión de los expertos, acceder a los estudios sobre el tema, medir nuestra felicidad o tomar nuestra dosis diaria de felicidad que viene en píldoras.
He aquí una de ellas: “Como bien muestran los resultados del estudio del Instituto de la Felicidad, la felicidad es un gran antídoto contra la crisis, pues las personas con puntos de vista más positivos son significativamente más felices. Un satisfactorio 67% de los encuestados cree que su situación personal será igual o mejor en los próximos 12 meses. Además, a nivel general, un aplastante 74% de la gente feliz cree que el futuro le traerá más cosas buenas que malas.” (http://www.institutodelafelicidad.com/)
O de este otro ejemplo de Nike, en donde nos enteramos que la ligereza, la levedad, ya no está en las Seis propuestas para el próximo milenio de Ítalo Calvino, sino en Nike SB Lunar One Shot.
¿No es hora de dejar atrás la posmodernidad y colocar sobre nuestros hombros las grandes narraciones que necesitamos, que nos permitan dejar atrás el capitalismo, la destrucción del planeta, la desigualdad, el racismo…?






domingo, 2 de marzo de 2014

SIN-ESTÉTICA.

En la construcción de una estética caníbal se vuelve necesario introducir este término: sin-estética, para dar cuenta de una serie de nuevos procesos que caen dentro de esta denominación y, sobre todo, para enunciar un tipo de producción y de productos que caerían dentro del campo de esta estética mencionada.
Las sinestesias son fenómenos conocidos y etiquetados como distorsiones de la percepción, en las que asociamos diversos sentidos: un color rojo sabroso, un olor azul profundo. Ciertamente que la concepción de sentidos completamente aislados unos de otros ahora se pone en cuestión, aunque los vínculos entre las sensaciones no estén bien estudiados. También nos alejamos de las ideas románticas de la obra total, que fundiría en una sola experiencia los sentidos colapsando en una obra que las integra en una unidad determinada.
Sin-estesias –escrito de este modo para diferenciarlo tanto de las sinestesias como de la estética romántica- que expresa la producción de estéticas que si bien implican a varios sentidos, no colapsan en un solo objeto o en una unidad, sino que funcionan como principio de proliferación (Deleuze) de cúmulos de sensaciones novedosas.
Sin embargo, hace falta introducir el concepto de estética que se propone desde las estéticas caníbales: rebasamiento del plano del arte o de su referencia a la belleza, la ampliación del campo de la estética a otros campos como el diseño –y por tanto, la relación entre economía política y estética- y, de manera especial- la inclusión de la sensibilidad y la imaginación. Estética: sensación, sensibilidad, imaginación.
De este modo, sin-estesias sería el conjunto de fenómenos estéticos que se originan en una nueva experiencia, que si bien se originan en un mismo punto, inmediatamente se abren en abanico, convirtiéndose en condiciones de posibilidad de otras sensaciones, sensibilidades e imaginarios.
Sin-estesias que funcionan como sintetizadores: máquinas que llevan a otro nivel la producción musical y que se alejaron de cualquier idea de música total. Desde aquí ya es posible conectar las sin-estesias con los procesos de síntesis e inclusive re-pensar la nueva dialéctica. (Esa idea es de Nicolás Rojas: comunicación personal.)
Toda síntesis tendría una existencia puntual porque instantánea y simultáneamente se especificaría de un modo determinado –indexación trascendental (Badiou, Gell)-, y comenzaría a proliferar: multiciplicidad de particular moviéndose con velocidades y direcciones distintas. La síntesis sería el origen de la variedad interminable del mundo que en vez de resolver las cosas en una unidad, las volcaría provocaría la emergencia de formas de vida no conocidas antes. La síntesis es síntesis de lo diverso.
Sería bueno alejarse del debate entre proceso y realidad, relación y objeto, proceso y estructura, que es una dicotomía que debería ser tratada más bien como un doble vínculo: cuando se está en el objeto, estamos obligados a mirar los procesos de llevaron a su conformación; y cuando nos centramos en los procesos, hay que finalmente conocer en qué se concretizan. Detrás de cada proceso yace una ansiedad de objetualización; y los objetos exigen a cada paso ser transformados.
Termino con una cita de Anna Munster, quien ha servido de guía para estas reflexiones: “La red de señales en esa sin-esética genera una multiplicidad de códigos entrelazados, funcionando diagramáticamente, multiplicando y generando relaciones entre modalidades y, transversalmente, entre las tecnologías y las máquinas abstractas: la máquina cibernética, las máquinas estética del romanticismo, modernismo, digitalismo… y la formación de nuevas formaciones maquínicas...” (Munster, 2013, pág. 3628)[1]

Munster, A. (2013). An aesthesis of networks. Conjuntive experience in art and technology. Cambridge, Ma.: MIT Press.









[1] Desde luego no se refiere a páginas, sino a posiciones en la edición digital del Kindle de Amazon, que es la versión que uso de este libro.