Un paradigma se caracteriza, ante todo, por su
inconmensurabilidad; lo que implica que en la relación entre varios de estos,
el acceso desde un paradigma a otro es imposible, porque no comparten términos
con significados comunes que pudieran ser comparables entre sí.
De tal manera que aquellos aspectos que conforman un
paradigma: categorías, generalizaciones simbólicas, ejemplos compartidos, le
pertenecen a cada uno de ellos de forma exclusiva.
Parecería que hablar de paradigmas parciales es una
contradicción que no se sostiene. Digamos en primer lugar que conservamos la
idea de inconmensurabilidad y que efectivamente no podemos pensar alguno de
ellos desde las categorías de otro.
Sin embargo, esta inconmensurabilidad paradigmática
la concebimos –en esta redefinición que estoy haciendo de esta epistemología-
como parcial. Los paradigmas son parciales porque su inconmensurabilidad es
parcial.
Cuando hablamos de inconmensurabilidad parcial
queremos referirnos a un conjunto de aspectos que le dan forma a este nuevo
concepto:
Existencia de segmentos del paradigma que son
inconmensurables y que, por lo tanto, no pueden ser trasladados a otro ni
expresados desde una mirada externa.
Aspectos de un paradigma que son efectivamente
compartidos por otros, a pesar de sus elementos incompatibles. Por ejemplo, en
el caso de la física o la psicología, nos estamos refiriendo a paradigmas
científicos aunque estos términos mismo tenga diversas acepciones y no
comparamos teoría que no son científicas.
Capacidad de narrar un paradigma utilizando los
medios de otro paradigma, como en al caso de los procedimientos de traducción,
que siempre son parciales. A pesar de esto, por más difícil que sea un concepto
en una determinada lengua y que no tenga una palabra equivalente en el idioma
que le queremos transferir, es posible escribir un libro entero para explicar y
aproximarse al sentido que esa palabra tiene en la lengua original. Tenemos,
como ejemplo, el enorme trabajo de la hermenéutica de los textos clásicos.
Poner en contacto paradigmas significa reconocer que
hay en ellos núcleos intransferibles que, a lo mucho, pueden ser narrados desde
sus propios términos; y, al mismo tiempo, detectar los otros componentes que
comparten o que son traducibles.
Se salva la noción de paradigma que sigue siendo
útil en muchos campos y se permite su apertura para tener visiones más
integrales de la realidad, sin tener que mantenerse aislado en uno de ellos.