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miércoles, 27 de julio de 2022

PARTICIPACIÓN. UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA

 

Contenido

1.     Platón y la méthexis. 4

2.     Máximo el Confesor y la participación. 5

3.     Richard Hooker: la secularización de la participación. 9

4.     De Gadamer a Jean-Luc Nancy, de la participación a la comunidad. 12

5.     Ontología de la participación. 14

Bibliografía. 16

 

 

 


 

 

Pocos términos tiene la suerte extraordinaria de la participación, que acompaña la reflexión filosófica y política desde la antigüedad clásica hasta nuestros días. Un término que finalmente se convierte en una palabra saco en donde cabe cualquier cosa desde las más diversas orientaciones. Por esta misma amplitud sería prácticamente imposible revisar la multiplicidad de sus usos y concepciones.

Sin embargo, hace falta una clarificación del término participación y con los elementos resultantes proponer un modo de comprensión de este fenómeno que le sería inherente a la democracia, más aún que mediría su calidad. La aproximación que se realizará en este trabajo es enteramente filosófica; incluso en aquellos casos en que haya referencias a estudios sociológicos se mantendrá esta mirada; y, por otra parte, nos alejaremos de los debates actuales, coyunturales, empíricos, y viajaremos hacia atrás en el tiempo para encontrarnos con algunas formulaciones que, a mi entender, serán clarificadoras y nos ayudarán a entender de mejor manera los procesos que denominamos participativos.

Se tomará al concepto de participación en el momento en el que está todavía sumergido en la metafísica y, sobre todo, en la teología; esto es, antes de su secularización y precisamente cuando se está conformando Occidente en el sentido en que lo conocemos ahora y del cual provenimos para bien y para mal; para esto, previamente, se hará un recorrido breve de las tesis platónicas sobre la participación que son el punto de partida.

La noción de participación está en el núcleo de la teología y atañe directamente a las relaciones entre lo trascendente y lo inmanente, la infinitud y lo finito, lo uno y lo múltiple; desde aquí se traslada al mundo civil, profano, y se vincula estrechamente a la democracia también en su sentido moderno. Así nos encontraremos con personajes como Máximo el Confesor que formula en gran medida lo que será el dogma cristiano sobre la participación; allí analizaremos los hallazgos, callejones sin salida, lo que descubre obligado a pensar un objeto tan difícil de reflexión como es la relación entre lo divino y lo humano, y los obstáculos que, creo, no puede superar y que, paradójicamente también serán los de la democracia burguesa. (Ferrer & Sherman, 2008)

A continuación, se introducen las reflexiones actuales sobre la participación a través de dos autores: Gadamer y Jean-Luc Nancy, que pensarán los debates clásicos sobre este tema, señalando la dificultad de su resolución y los callejones sin salida en los que quedamos atrapados con facilidad.

Mientras realizamos el recorrido por los vericuetos filosóficos especialmente bizantinos se harán indicaciones que permitan ligarlo a los problemas actuales de la relación entre democracia, soberanía, participación, política. Quiero decir que los debates en los que se entrará, a pesar de su aparente distancia con las preocupaciones actuales, son profundamente contemporáneos, como espero mostrarlo. No es la comprensión ya dada, sin resto, de unos debates arduos, sino el ensayo de comprensión lo que aquí se intentará.  No la verdad de una y por todas dada, sino las oleadas sucesivas de aproximación a la verdad que nos acercan y alejan al objeto de nuestro deseo.

La concepción metafísica de la participación, que luego se une a la teología y se vuelve a separar de ella en la modernidad al secularizarse, pondrá los términos del debate, las irresoluciones, los callejones sin salida, las vías transitadas, las soluciones de compromiso para evitar caer en formas de monismo.

Detrás de todos estos fenómenos veremos latir la participación sin dejarse apaciguar, resistiéndose a las diferentes lógicas y exigiendo formulaciones cada vez más precisas o empujando hacia desvíos y distorsiones que finalmente se quedaron pegadas a las nociones de democracia y estado. Como Pablo Ospina lo expresa en un acercamiento paradigmático a la participación:

Por “participación ciudadana” entenderemos en este artículo exclusivamente los mecanismos por los cuales los ciudadanos y ciudadanas ecuatorianos son convocados para influir en la toma de decisiones del poder público. (Ospina, 2013, pág. 147)

Esta es una definición operativa que delimita el campo de la participación para poder investigarla y que elige un enfoque que suele ser el predominante en este tema; pero, que deja irresuelto la concepción general de lo que sea la participación; por ejemplo, la manera en que se constituyen las esferas separadas de lo ciudadano y el poder público, que luego tienen que ponerse en una relación que inevitablemente fracasa.

(El artículo completo en:

https://mega.nz/file/YttyySrY#-O_uXQ9MRa5yvILhHVTzdXZLVtXavpnhgwvL5da0jsk )