El conocimiento de la arqueología
de Valdivia, especialmente en torno a las figurinas, ha avanzado de manera
significativa. Podemos decir que se tiene una descripción minuciosa,
diferenciada por la secuencia forma-uso-función y que hay elementos que permiten
una mejor comprensión de este modo de vida de los pueblos ancestrales
ecuatorianos.
Como en el caso de la estética
Jama-Coaque, cabe preguntarse si con estos elementos podemos avanzar hacia la
caracterización estética y de un estilo artístico de Valdivia, lo cual
redundaría en una mejor aproximación a su cultura.
Parto en este caso del estudio de
Mariella García Caputti, La figurina como
reflejo de un modo de vida de Valdivia: cronología y uso social de la figurina
a través de un método comparativo entre colecciones, y del trabajo de
Constanza Di Capua, De la imagen al ícono.
Estas dos investigaciones avanzan
de manera sustancial en la comprensión de la cultura Valdivia, especialmente en
lo que se refiere a su iconografía y a la provisión de hipótesis que expliquen
la forma, función y uso de estas en dicha cultura.
Sobre la base de este enorme
trabajo previo realizado, se puede formular una cuestión igualmente importante
para avanzar en la comprensión de uno es estos tres elementos, en este caso, la
forma: ¿cómo cabría definir o establecer la estética Valdivia, el arte de esta
cultura, a partir de su forma, sobre todo de las figurinas?
Aquí hay un doble componente
difícil de tratar: por una parte, son arte -y se la denomina como tal-; por
otra, escapan a las clásicas aproximaciones y terminologías que tenemos que utilizan,
ante todo, criterios occidentales.
¿Cómo denominarlas por ellas
mismas? Una estética Valdivia que se levanta sobre su descripción iconológica y
trata de caracterizarla, tal como hacemos con el surrealismo, el cubismo o
cualquier otra corriente artística.
Desde luego que no queda otra
alternativa sino partir del arte y la estética occidentales, usar sus teorías y
su terminología, y simultáneamente ir más lejos de estos elementos y encontrar
una caracterización propia de la estética Valdivia, a partir de lo que vemos en
ella.
En estas sociedades ancestrales
altamente ritualizadas, cuyo mejor exponente se encuentra la cultura
Jama-Coaque, cada aspecto de la vida tiende a estar marcado de alguna manera y
además en cada esfera de la vida social.
Estas figurinas son la expresión
de esta necesidad de marcar simbólicamente la existencia en cada aspecto, que
van desde el espacio cotidiano, familiar, hasta los ritos de pasaje, atravesando
por los procesos de diferenciación social, los ritos de adivinación, la
relación con el mundo de los espíritus o de los ancestros.
La cultura Valdivia se muestra a
través de estas figurinas, que son su medio de expresión estético, al menos el
que ha quedado, junto con otros, tales como su cerámica. Así que me centraré en
estas figurinas.
Así como García y Di Capua parten
de dos grandes hipótesis sobre estas figurinas, haré algo similar y a
continuación veremos si esta primera idea sobre su estética, da cuenta efectiva
de aquello que vemos en ellas,
Para García, las figurinas son
ante todo una muestra de los ritos de fertilidad de estos pueblos agro-alfareros,
de su relación con sus espíritus; esto entraría de lleno dentro de una
perspectiva animista. Para Di Capua se trata, más bien, de ritos de pasaje,
fundamentalmente femeninos, que muestran el paso de la mujer desde su niñez
hasta su edad adulta. (Cabría preguntarse hasta qué punto estas dos hipótesis
son opuestas o más bien complementarias).
Comencemos por la afirmación
principal: se podría denominar, Estética
del Tocado; aunque tocado se refiere a un adorno en la cabeza, este es el
término que se usa en estos estudios arqueológicos e iconográficos y que, por extensión, se refiere a todos los
modos de arreglo del cabello.
A partir de las distintas formas
del tocado, se estructura todo lo demás; esto es, el resto de características
dependen directamente del tipo de tocado que tenga la figurina; por ejemplo, en
esta imagen, el peinado es completo y por lo tanto el cuerpo pertenece a una
mujer adulta, que ya está completa:
Cultura Valdivia. Figurina 1.
Junto con este elemento, que
proporciona, además, de su principal característica estética, el resto de la
figura que sigue su determinación, se ubica en el plano de la semi-figuración;
esto es, se aleja del realismo o del naturalismo, a través de una fuerte
economía del lenguaje estético, aunque marca -por contraste- con mucha expresividad,
esos componentes de la fase de madurez de la mujer representada en la figurina.
En la figurina encontramos todos
estos aspectos: el tocado, que es un peinado grande, que enmarca toda la
cabeza, con elementos geométricos y que desciende hasta los hombros; la semifiguración:
reconocemos que es una figura humana, aunque la mayoría de sus componentes no
estén presentes, por esta economía del lenguaje estético del que he hablado; y,
por contraste, unos senos prominentes, resaltados, con los brazos debajo de
estos.
Si se prefiere, su orden figural
-en el sentido de Lyotard-, se centra en el tocado, que lleva su propia
elegancia, los cuerpos que tienden a ser esbeltos y los marcadores sexuales
bien definidos contrastantes con el resto de la figurina.
Así que la estética Valdivia,
combina en una sola figura, tendencias que nos pueden parecer contrapuestas:
minimalismo de la figura que se representa con los rasgos básicos, como son el
rostro, las piernas y los brazos de la Figurina 1, con una estética expresiva,
que ante todo se trabaja en los tocados y en la representación de los elementos
sexuales.
En este sentido, son fuertemente
figurativos, de modo harto gráfico en ciertas ocasiones, y por otro lado,
poderosamente simbólicos, en cuanto a su representación de los ritos de pasaje
de las distintas fases de la feminidad o de la manifestación de los ritos de
fertilidad.
Para sintetizar esta primera
aproximación general a la estética Valdivia: Estética del Tocado,
semifigurativa, cuasi-conceptual en la figura e hiper-expresiva en la representación
sexual.
Di Capua, C. (2002). De la imagen al icono.
Estudios de aqueología e historia del Ecuador. Quito: Abya-Yala.
García Caputi, M. (2016). La figurina como
reflejo de un modo de vida. Guayaquil: Espol.
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