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miércoles, 1 de febrero de 2017

ALBERTO MOREIRAS, MARRANISMO E INSCRIPCIÓN.


Acaba de aparecer -apenas hace unos pocos meses- el libro de Alberto Moreiras, Marranismo e inscripción, o el abandono de la conciencia desdichada, Escolar y mayo, Salamanca, 2016. Más allá de las tesis específicas que contiene esta publicación coloca algunos temas cruciales frente a nosotros.
En primer lugar, nos confronta con la necesidad de saldar cuentas con los estudios culturales latinoamericanos, dirigidos por la corriente llamada decolonial, que tiene en el Doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos, Universidad Andina Simón Bolívar, uno de sus centros claves de producción y reproducción de su grupo.

No se ha realizado una crítica sólida de los efectos negativos que ha tenido sobre una capa importante de intelectuales, especialmente en el mundo andino, imponiendo un pensamiento fundamentalista, sectario, que ha estado de espaldas a la realidad de nuestros países y que, además, ha sido un obstáculo importante precisamente a aquello que querían construir: el pensamiento de los otros. La voz de los indígenas hablando por ellos mismos más bien ha sido acallada y sometida un discurso que exigía una mirada exótica de los indígenas sobre los indígenas.

El libro de Morerias coloca con claridad, sin caer en la virulencia igualmente sectaria, los límites y deficiencias de esta corriente que en gran parte se ha impuesto como el nuevo dogma en ciertos ámbitos universitarios del área andina.

Aquellos que pasamos por el Doctorado en Estudios Culturales conocemos muy de cerca la experiencia de estar en un ámbito académico dogmático, en donde se decía qué autores citar, qué pensar y qué no, y se presionaba a que los estudiantes” se convirtieran a la nueva iglesia. Sin embargo, no ha existido una crítica sistemática de esos procesos y de las profundas distorsiones teóricas convertidas en el paradigma a seguir.

Por otra parte, el libro topa un aspecto central de la vida social que tiene que ver con la política; de hecho, con la manera de escapar de ella a través de la infrapolítica, con un enfoque poshegemónico. Aunque es un tema que tiene que debatirse a fondo, estamos constantemente atrapados en el dilema de entrar en la política y quedar atrapados en su lógica perversa; o huir de ella y dejas que sean precisamente los políticos los que toman las decisiones vitales sobre el futuro de nuestros pueblos.

De hecho, cabe preguntarse si la infrapolítica es suficiente para enfrentar el ascenso del fascismo en el mundo o si se requiere de otras estrategias adicionales para detener su crecimiento que, por ahora, parece irrefrenable.

Es un texto cuya lectura está al orden del día y cuya lectura puede refrescar esta larga hegemonía de corrientes que o bien repiten sin más lo que esté de modo o bien reproducen el culturalismo convirtiéndolo en paradigma interpretativo para cualquier situación que se ponga adelante, que puede ir desde la producción artística hasta el conflicto armado colombiano, pasando por la valoración de los gobiernos populistas.



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