En la conformación de nuestra identidad andina se insiste mucho en los temas de la relación con el mundo quichua, del cual somos parte y que con seguridad constituye uno de los elementos claves de lo que somos. Está de otra parte, como lo visible y dominanante, la pertenencia a Occidente, aunque estemos ubicados en el Extremo Occidente.
Sin embargo, nuestra pertenencia a la Amazonía está oculta profundamente; ni siquiera hace parte de los discursos retóricos de la nación. Hace mucho que las oligarquías de este país declararon que el oriente era un mito. Efectivamente: el oriente es un mito que nos conforma a pesar nuestro. Y no solo porque una parte del territorio esté en la Amazonía y por los pueblos que habitan allí: shuars, ashuar, huaoranis, entre otros.
Los profundos contactos e intercambios entre la cultura de los pueblos amazónicos y quichuas vienen desde lejos y continúan hasta ahora.
Las estéticas caníbales se inician en este primer reconocimiento: somos pueblos amazónicos. Quizás uno de los pocos elementos que penetraron la "conciencia nacional" –sea lo que esto sea- fue precisamente el tema del canibalismo: los temas de la antropofagia cruzan el imaginario literario, como es el caso del Antropófago de Pablo Palacio y de manera especial los Tsántsicos, como movimiento literario de vanguardia con claras intenciones políticas y no solo literarias. Además, las tsantsas hace parte de los lugares comunes de la cultura comercializada: sus réplicas se encuentran con toda facilidad en cualquier lugar "folclórico", aunque no sepamos qué exactamente representa para nosotros.
Las estéticas caníbales retoman este camino de los Tsántsicos, como apelación a ese suelo amazónico y no tanto en sus propuestas artísticas que ciertamente pertenecen a otro momento de nuestra historia. Se propone mirar el arte, el diseño, las artesanías, los videojuegos, desde esta perspectiva tsánstica; esto es, la necesidad de volvernos otros, de capturar el espíritu del otro –que es un enemigo- para poder ser nosotros mismos.
La identidad atraviesa por la alteridad como uno de sus indispensables elementos constitutivos.
Desde luego tomamos en cuenta también a Oswald de Andrade y el Manifiesto Antropófago, nuevamente no tanto en sus planteamientos específicos sino en la estrategia de regresar hacia el mundo amazónico para pensar desde él.
Las estéticas caníbales reafirman nuestra voluntad de someter al arte y al diseño occidentales y convertirlos en tsantsas: aprender de ellos, reducir sus cabezas y colocarlas en la cintura. Volvernos otros para poder ser nosotros mismos.
Como síntesis de este articulo es.
ResponderEliminarBueno como puedo entender es que las estéticas caníbales nos dice que uno debe de apropiar de la otra persona , de obtener todas sus ideas , de su tecnología, del arte, de su método de ver al diseño y incorporar o absorber todo lo que uno piense que sea necesario para nosotros como diseñadores . pero dando así nuestra identidad de nosotros mismo.
Juan vinamagua