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miércoles, 18 de abril de 2012

Primeras impresiones 1. Ian Bogost, Alien phenomenology.


Ian Bogost, Alien phenomenology, University of Minnesotta Press, Minneapolis, 2012.

 

La fenomenología alienígena que Bogost desarrolla tiene poco que ver con los extraterrestres o con la ciencia ficción. Más bien es la ampliación del espacio "alien", de tal forma que incluya la experiencia de los otros.
Pero, ¿quiénes son estos otros que ni son humanos ni extraterrestres? Los otros son las cosas, los objetos, que se apropian de la realidad a su manera, a la que podemos acceder solo un modo analógico. Además, esa experiencia no puede ser antropomorfizada ni vinculada a las necesidades, del tipo que sean, de las sociedades humanas.
Por eso el título insiste en preguntar: qué es eso de ser una cosa o cómo será ser un cosa, sin reducirla a la cosa-a-la-mano de Heidegger o cualquier otra concepción instrumentalista de la realidad.
Las cosas aprehenden el mundo a su modo, que es en cada caso distinto y que tiene que describirse como tal. Como parte de la corriente filosófica del realismo especulativo, Bogost reivindica la democracia de los objetos; esto es, la exigencia del reconocimiento de sus derechos y especialmente del primero y fundamental: las cosas existen independientemente de los seres humanos, incluso aquellas que han sido fabricadas por estos.
Solo mediante un "metaforismo" como lo llama el autor podemos acceder a las "vivencias que las cosas" tienen respecto de las otras cosas. Para esto tenemos que rebasar el marco kantiano y volver a las cosas mismas, a que ellas puedan hablar por ellas mismas, porque hasta ahora han estado sometidas al yugo humano. Hay que liberar a la cosa en sí.
En este sentido preciso el planteamiento de la fenomenología alienígena forma parte de las corrientes llamadas posthumana. Como fenomenología de la experiencia de las cosas por ellas mismas, rebasan largamente los límites de la humanidad. Este aspecto habría sido dejado de lado por la ciencia que describe las relaciones causales pero no alcanza a mostrar el modo efectivo de existencia de los entes en general.
Estaríamos ante la conformación de dos esferas o planos separados, irreductibles: la experiencia humana y la experiencia posthumana –alien- Ambas co-existiendo en el mismo plano, con iguales derechos, sin supeditar ninguna a la otra.
Dos interrogantes iniciales se pueden plantear respecto del texto de Bogost: la primera que se refiere a la persistencia de la dualidad que se mantiene a pesar de las declaraciones en contra, porque hay dos fenomenologías incomparables, aunque compatibles en su funcionamiento, que por cierto es la definición de cyborg. ¿No sería preferible afirmar que hay una sola fenomenología que es la de los entes y que entre tantos hay algunos que llamamos seres humanos, a los cuales no les damos privilegio alguno?
Habría, por lo tanto, la "ciencia de la experiencia" de cada cosa, objeto, unidad operacional o lo que fuere. De este modo aceptamos los presupuestos del realismo especulativo, en defensa de la especificidad ontológica de las cosas; y al mismo tiempo, dejamos de lado la noción de "alien" o, si se prefiere, le damos la característica de alien a toda fenomenología y no solo a la de los objetos. Para los otros, todos somos alien.
En cuanto a la denominación del "objeto de estudio" de esta fenomenología, Bogost duda entre cosa –stuff-, object –objeto-, unidad operacional –unit operations-; cada uno de estos términos tiene alguna dificultad que proviene de la carga filosófica que tiene o de la insistencia exagerada en su funcionamiento, en su instrumentalidad.

 
Propongo que el "objeto de estudio" sea el ente, cuya definición es lo suficientemente general para englobar no solo los posthumano sino todo lo que existe o es susceptible de existir que es la definición clásica de ente.

 

 

 

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