Lo que significa que cuando se
procede a diseñar cualquier prenda antes que partir de una especie de vacío
visual que luego se llenara con concreciones de las ideas que tenemos, nos
están dadas innumerables formas previas que nos son indispensables como puntos
de partida.
Allí en medio de esas incontables
formas tenemos que hacernos lugar para ubicar nuestra propuesta, para
desarrollar creativamente un nuevo estilo, una nueva propuesta. Ciertamente que
este trabajo de limpieza es tan cotidiano que no lo hacemos consciente.
Sin embargo, como bien sabemos,
la moda es mucho más que una acumulación caótica de elementos. Por el
contrario, hay una organización, porque esas formas específicas con las que nos
enfrentamos, están indexadas; esto es, pertenecen a conjuntos organizados en
diversos niveles, con sus propias reglas de funcionamiento y de aplicación.
Con estos conjuntos organizados
de formas, la moda penetra en la sensibilidad, para conformarla y orientarla en
un sentido muy preciso. Se convierte en un régimen de la sensibilidad de un
grupo humano en un contexto cultural definido y por su tiempo delimitado.
Nuestra época está completamente
sometida a la moda. El capitalismo ha hecho que esta adquiera una lógica
salvaje, que no la deja desarrollarse plenamente, que exige su consumo y su reemplazo
acelerado, a una velocidad prácticamente imposible de controlar. Como dice
Lipovetsky, es el imperio de lo efímero. (Lipovetsky, El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedad modernas.)
El destino de la moda es
garantizar el más acelerado paso de la esfera de la producción a la del
consumo; y de regreso a la producción. Aquí es en donde se unen estrechamente
economía y estética, porque la moda es tanto estética de la economía como
economía de la estética.
La unión tan estrecha entre
capitalismo y moda hace olvidar que esta última coexiste con la misma
humanidad. Cada cultura tiene su moda, cada una de ellas organiza de una cierta
manera su régimen de la sensibilidad. Más aún, le es indispensable hacerlo,
porque esa multiplicidad de formas que son el punto de partida solo existen en
la medida en la que se expresan, en la que se vuelcan hacia la realidad y
penetran en nosotros, convirtiéndose en el uso diario de nuestra sensibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario