Para Christopher Arthur, The new dialectic and Marx´s Capital, la reconstrucción de la
dialéctica atraviesa por revalorizar la herencia de Hegel y de Marx, que lleva
a la elaboración de una dialéctica sistemática que “articule las relaciones de
un orden social dado, el capitalismo, como opuesta a una dialéctica histórica
que estudia el ascenso y caída de los sistemas sociales.” (3)
Este privilegio de la parte sistemática “no se debe a la aplicación de
un método universal abstracto, sino al mismo movimiento material que requiere
expresarse en tales categorías lógicas.” (3)
Este concepto de dialéctica sistemática proviene de Hegel y se refiere a
la “articulación de categorías designadas para conceptualizar una totalidad
concreta existente.”(4)
El debate que se plantea es de fondo, porque atañe a las relaciones que
se establecen entre lógica e historia, cuestión por demás difícil y
problemática desde todo punto de vista, más aún si tomamos en cuenta que la
tendencia fue ver al marxismo como un historicismo radical.
Aunque falta un largo trecho por caminar la idea no siempre clara que
surge de estos debates es que la emergencia de la dialéctica sistemática es,
ella misma, histórica, real, ontológica y no solo un artificio conceptual,
un mero procedimiento epistémico y
epistemológico. (Volveré sobre este tema más adelante. Por el momento, mostraré
las ideas centrales de la dialéctica sistemática.)
Por esto, “para Tony Smith es cuestión de discernir las tendencias
estructurales de la forma bajo consideración. Una vez que estas son
identificadas es posible inferir el carácter de nueva forma social comprendida
en la nueva categoría.”(5)
Hay que volver los ojos a Hegel para saber de qué manera se está
entendiendo este proceso, en donde se rebasa aquello que es metafísico en Hegel
y se subraya su sistematicidad, que es lo que realmente importa; esto es, el
conjunto de categorías, su ordenamiento estructural y la serie de relaciones
incluidas.
De aquí que uno de los aspectos sobre los que esta dialéctica
sistemática volverá insistentemente es
la “homología entre la estructura de la Lógica de Hegel y la del Capital
de Marx, o al menos, una homología de algún modo especular…”(7) Pasaremos,
entonces, desde “las estructuras lógicas” a “las formas del valor.”(8)
La conclusión a la que se llega es evidente: “Marx puede haber tomado la
lógica de Hegel como una simple ayuda expositiva pero, para mí, la estructura lógica tiene una importancia ontológica.”(9)
Este movimiento se da primero en la realidad y por eso se traslada al
plano conceptual; el carácter general, abstracto, sistemático –legaliforme como
diría Lukács- está en la realidad y de allí la necesidad de usar una lógica
apropiada para entenderla:
“Aquí, en este libro, muestro que hay realmente una afinidad entre la
Idea de Hegel y la estructura de las mercancías, el dinero y el capital; y esto
solo por las muy peculiares características de una economía monetaria.”(10)
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