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domingo, 20 de mayo de 2012

Estética pasto. 2


Segunda parte. Centrífugo/centrípeto.


Si hay una característica de la cultura Pasto que Galo Román resalta, una y otra vez,son las tensiones con el mundo exterior, que finalmente terminarán por destruirla al no aceptar su forma de vida. Considerado como behetrías, pueblos sin cacicazgo, se colocan de espaldas a las formas de poder preincásicas, incásicas y españolas, en la medida en que insisten en su forma de vida igualitaria.
Parecería que al ser una behetría estaría en un estadio inferior de desarrollo: “ni siquiera tienen un gobierno unificado.” Entonces tenemos una tensión constante entre las necesidades de mantener unidad a la comunidad y las condiciones de reproducción que le imponen una lógica centralizada, de competencia entre caciques.
“¿Por qué incas y españoles coinciden en denigrar de tal forma a los Pastos? Espinosa Soriano nos propone una buena respuesta: fueron considerados behetrías. La idea de behetrías, como nos prueba Espinosa, era un concepto estrictamente político, se refiere a “pueblos o ayllus que no tenían un soberano y ni siquiera un capaccuraca a quien acatar” . Ese era el sentido que los españoles de la época usaron para referirse a esos pueblos. Robledo lo señala en 1542: la gente de “las behetrías tienen poco respeto a los caciques y señores.” (18)
Al estar menos centralizados se afectaba su capacidad de negociar los intercambios con los otros señores étnicos, más aún viviendo en un ecosistema frágil: 
Los cacicazgos pastos lucían menos centralizados que los de la sierra sur, es decir, los señores étnicos no tenían la suficiente autoridad sobre sus pueblos y sobre los especialistas del intercambio, los mindalaes…” (17)

Curiosamente ese mismo proceso conduce a la mantención de las estructuras igualitarias, como si los pastos quisieran reafirmar su condición de “behetrías” a pesar de las consecuencias negativas que se derivaban de ello:

“Las condiciones desventajosas de los pastos, tanto aquellas estructurales de la producción, como las relaciones asimétricas que deben aceptar frente a los señoríos vecinos, produjo un proceso que tendió a la disminución de las diferencias, a una sociedad más igualitaria, a una behetría en el sentido español, en el que los jefes cambiaban, tenían menor poder, y la sociedad los había reabsorbido con mucha fuerza.” (20)

Las fuerzas centrífugas tienden a despedazar su cultura, no solo desde fuera sino desde dentro. Están atravesados por corrientes centrífugas y centrípetas, que finalmente no logran una resolución adecuada:

“Los señores redistribuidores Pastos no habían logrado monopolizar los intercambios, ni eliminar la competencia de los mindalaes. Varios señores, incluidas pequeñas parcialidades, tenían mindalaes, mostrándonos un sistema de poder altamente descentralizado.”(20)
Para continuar nuestra aproximación a la estética de los pastos, habría que insistir que ciertos elementos cosmogónicos se encuentras presentes, que le dotan de una estructura de base. Sin embargo, más allá de estas afirmaciones válidas sobre su iconografía, creo que en su arte hay muchas más elementos que provienen no solo de su mitología, sino de las condiciones efectivas de su forma de vida:

“Estos tres mundos, que conforman una típica tripartición andina, servían al parecer, para diversas concepciones, desde aquellas más generales y abstractas, las ligadas a la organización de la vida o la muerte, e incluso para organizar la vida cotidiana. Sin lugar a dudas, se trata de una herencia claramente panandina.” (33)
No será difícil encontrar en su cerámica una clara expresión de las fuerzas centrípetas y centrífugas, tanto interiores como exteriores, que atravesaron a la cultura Pasto. Cierto que hay un centro, unas jerarquías, una tripartición del mundo. Pero con igual fuerza se puede afirmar que estas jerarquías, este orden del mundo, están en permanente riesgo, que muestra su enorme fragilidad. Todo esto, a su vez, se trasmite a las formas.
Hay en la cerámica pasto un constante recurrir al privilegio de la centralidad, desde donde todo se organiza; las formas se desprenden de él,  los círculos concéntricos avanzan siguiendo su núcleo, las simetrías se desprenden “naturalmente” de su origen; y, se podría decir, el mundo natural y social están en orden: 
 
Si recorremos la cerámica pasto nos encontraremos con innumerables ejemplos de cómo este centro armónico es cuestionado desde dentro. Hay un centro pero si miramos dentro de él, vemos que está lejos de ser una unidad armónica, como un círculo blanco o negro. Ha adquirido una característica casi fractal: si entramos dentro de las figuras, nos topamos con otras estructuras que reproducen lo que hay afuera. Hipotéticamente si aisláramos una de estas figuras metidas en el centro, veríamos dentro de ellas otras formas similares y así hasta el infinito: 
 
Más aún, el centro del mundo se vuelve virtual; está allí no por sí mismo, sino por una serie de estrategias geométricas que la colocan allí, aunque ha dejado de tener el predominio que se ven en otros platos. Pareciera como si los pastos dijeran: tiene que haber un centro del mundo, más como un postulado que como una realidad. 

 

Ese centro que queda formado por un cruce de caminos, por los animales que en movimiento lo dibujan, por los círculos concéntricos en el exterior que recuedan al círculo central. El centro del mundo apenas si es un simulacro:
Un centro problemático que hasta puede estallar en dos, unidos por una ese que los engloba; que queda atrapado por fuerzas centrífugas exteriores y que a pesar de la simetría, su unidad queda cuestionada. Los arcos laterales casi son el triunfo de las fuerzas centrífugas, de esas que llevan a la sociedad pasto hacia fuera, hacia su disolución: 
Hay momento en que la crisis de lo centrípeto, de la unidad del mundo y la cultura pastos, lleg a tal extremo que lo exterior penetra en el interior, que estas extrañas figuras, que estos seres alocados, se meten en el núcleo central y lo absorben. Unas extranas “x” pululan por todo el plato, acelerando el movimiento. 

Las figuras giran enloquecidas una detrás de la otra, están a punto de romper el equilibrio y escapar por la tangente, destruyendo el plato, quebrando los círculos concéntricos que todavía les detienen. Un pájaro que no se detiene representan el movimiento perpetuo exigido para mantenerse como lo que son, para preservar su realidad.
Anuncio permanente de una forma de vida frágil: la batalla interminable por la igualdad, por la armonía imposible, que siempre está a punto de quebrarse; la lucha incansable entre el mundo exterior que penetra y destruye con su lógica de poder y el mundo interior que quiere preservarse: 


domingo, 6 de mayo de 2012

ESTÉTICA DEL DISEÑO 7. EXPLÍCITO/IMPLÍCITO


Las conexiones parciales de las unidades operacionales del diseño se muestran en el proceso que lleva de una imagen a otra, de un objeto a otro. Entra en juego lo parcial de dichas conexiones de varias maneras.
La pertenencia a una unidad operacional no agota ese elemento –tanto de la expresión como del contenido- Por el contrario, muchos de los aspectos escapan a esa realidad que tenemos frente a nosotros. Son esos otros componentes, tanto de la forma como de la substancia, que prefiguran la siguiente imagen, el siguiente objeto.
Por eso, toda imagen anuncia la que viene; todo objeto es la posibilidad de un objeto nuevo; todo espacio es la apertura de otras espacialidades; y en el caso de la moda, siempre proviene de una anterior que la contenía de algún modo.
(Prefiguración que es, efectivamente, una característica general de la sociedad y de la cultura, que contiene dentro de sí aquellos aspectos que pueden desembocar en la creación de una sociedad alternativa  o de otra cultura.)
En el proceso de realización de la prefiguración: imagen que se convierte en otra imagen, objeto del cual se desprende otro objeto, se abre el par explícito/implícito. Primero, un proceso de explicitación de la substancia en una forma, de tal manera que la expresión tenga en su interior un contenido.
Una vez que se ha volcado una substancia sobre una forma, la substancia queda incluida dentro de la forma –subsumida bajo la forma-; y, a su vez, solo podemos acceder al contenido de la expresión que tenemos ante nosotros, a través de la expresión. El contenido queda implícito.


Expresión
Contenido
Forma
Explícito
Explícito
Substancia
Implícito
Implícito

Así desembocamos en una conclusión general para el diseño: los productos del diseño son símbolos que mantienen por sí mismos. Esto quiere decir, que no deberíamos necesitar de interpretaciones externas para que funcione la imagen, el objeto, el interior, la moda. (Esto no quiere decir que deje de requerirse de un análisis detallado para su plena comprensión; pero esto es otra cosa.)
Mantenerse por sí mismo se refiere a la eficacia del diseño, que ha logrado producir una expresión en donde ha quedado plenamente incluido un contenido, sin que exijamos una especie de explicación adosada al producto.

sábado, 28 de abril de 2012

ESTÉTICA DEL DISEÑO 6. CONEXIONES PARCIALES.


El mundo está hecho de conexiones parciales, que son las únicas que existen. Diversas consideraciones tienen que hacerse al respecto. Quiero decir el mundo no está hecho de cosas cerradas, completas, definitivas, sino de partes.
Quizás estamos tan acostumbrados a pensar la relación entre partes y todo que no es difícil escaparnos a esta idea. Lo que dicen las conexiones parciales es que la realidad entera está hecha de partes de partes y no de partes de un todo.
Para el caso concreto del diseño este concepto tiene consecuencias grandes, tanto teóricas como práctica –a la hora de diseñar- La unidad operacional del diseño está conformada por partes que se juntan, desde su semiótica; esto es, forma de la expresión y del contenido; y substancia de la expresión del contenido.
En el momento en que introducimos la idea de parcial en esta semiótica estamos diciendo que los diversos elementos que entran a ser parte de un "objeto" no se agotan completamente, no son absorbidos de modo exhaustivo.
Dos razones sustentas estas conexiones parciales dentro de las unidades operacionales del diseño: los componentes guardan la memoria del mundo al que pertenecían y desde el que han sido tomados; por lo tanto, traen consigo expresiones y contenidos, formas y substancias, de vidas pasadas, de otras unidades operacionales.
Y luego, una vez que está ya construido el "objeto" que se quería, esos mismos elementos están listos para marcharse a ser parte de otras unidades operacionales. Hay aquí una inquietud que no les deja permanecer quietos y que les obliga a desplazarse constantemente.
Además, tenemos un aspecto adicional de las conexiones parciales del diseño. El "objeto" que se ha elaborado se traslada a un espacio en donde tiene que convivir con otros "objetos" diseñados; con estos entra a su vez en una serie de relaciones parciales, que pueden ser tanto de diálogo como de confrontación.
Así, debemos ver el diseño como esa lucha permanente de los "objetos" con las imágenes, interiores, modas, que le circundan. Igual pasa con las imágenes que se colocan sobre los objetos, a su lado, al margen, en pura contigüidad.
Con esto se ha establecido un triple plano de las conexiones parciales del diseño: las que provienen de otras realidades, aquellas de su presente persistente y las que conforman los estados de cosas futuro. (Si quisiéramos darles nombres técnicos podríamos designarlos como: arqueología, momento y tendencia.)

domingo, 22 de abril de 2012

EL MURO.Del facebook al housebook.


Si uno quisiera definir el estado de la especie humana, desde los negocios hasta la cultura, pasando por los diversos momentos de trabajo o personales, podría decirse que consiste en hacer clic.
Como cyborgs que somos, este leve gesto de la mano, en su instrumentalidad más sutil, nos une con nuestra prótesis, que ha llegado a ser lo más natural que tenemos. Así navegamos del espacio real al virtual y en ese viaje nos llevamos a nosotros mismos.
Nos hemos traslado –en gran medida- a vivir en la burbuja virtual, en la caverna platónica, en una casa de cristal que todos puedan ver. La vida privada se ha vuelto pública. Nuestro "housebook" ahora es siempre un facebook. Hemos dado el paso insensiblemente, sin nostalgia, sin melancolía. Un leve desliz por una pendiente inesperada que nos devuelve desde el extremo individualismo burgués, que era la meta, a una comunidad virtual.
¿Qué son ahora nuestras subjetividades? Habría que llevar más lejos la afirmación lacaniana de que no somos otra cosa que voces que hablan en nuestro interior y afirmar que no somos otra cosa que las voces que hablan en nuestro facebook. Allí estamos volcados. Ese es el espacio en donde nuestra subjetividad se narra y al hacerlo, existe.
¿Cómo es posible que no estés en el facebook? ¿En qué red social participas? ¿Por qué no te conectas? O la invitación frecuente: Déjate ver en el facebook. Y la frase: te vi, te espié en el facebook, en esta voyeurismo infinito que hemos creado.
Y al mismo tiempo, el tiempo devorador de todo hace su aparición. Persistimos en la red social, únicamente a fuerza de estar volcados constantemente en ella… para subir algo, para comentar, para criticar, para mirar. Si nos descuidamos por un instante, desaparecemos.
Somos precisamente efímeros, la exacta definición de efímero: existimos alrededor de lo que pasa en el día. Este es nuestro ser ahí, ahí en la red social.
Desde estas consideraciones, tomaremos una casa a punto de ser habitada –aún vacía-, en donde ya se siente la presencia de sus habitantes, en donde ya oímos cómo sus palabras rebotan contra las paredes.
Y queremos transformar sus muros en el muro del facebook. Tomaremos nuestra vida privada, aquella que llevamos a la red social, y las trasladaremos a las paredes de esta casa. Allí colocaremos lo innumerable: los mensajes incontables, las fotos que suceden unas a otras, las discusiones, las llamadas, aquellos que borramos del facebook –y de nuestras vidas-
Queremos percibir la magnitud del mundo virtual colocado en el mundo real. ¡Bienvenidos al desierto de lo real ocupado por su imagen repetida incesantemente!

 

 

miércoles, 18 de abril de 2012

Primeras impresiones 1. Ian Bogost, Alien phenomenology.


Ian Bogost, Alien phenomenology, University of Minnesotta Press, Minneapolis, 2012.

 

La fenomenología alienígena que Bogost desarrolla tiene poco que ver con los extraterrestres o con la ciencia ficción. Más bien es la ampliación del espacio "alien", de tal forma que incluya la experiencia de los otros.
Pero, ¿quiénes son estos otros que ni son humanos ni extraterrestres? Los otros son las cosas, los objetos, que se apropian de la realidad a su manera, a la que podemos acceder solo un modo analógico. Además, esa experiencia no puede ser antropomorfizada ni vinculada a las necesidades, del tipo que sean, de las sociedades humanas.
Por eso el título insiste en preguntar: qué es eso de ser una cosa o cómo será ser un cosa, sin reducirla a la cosa-a-la-mano de Heidegger o cualquier otra concepción instrumentalista de la realidad.
Las cosas aprehenden el mundo a su modo, que es en cada caso distinto y que tiene que describirse como tal. Como parte de la corriente filosófica del realismo especulativo, Bogost reivindica la democracia de los objetos; esto es, la exigencia del reconocimiento de sus derechos y especialmente del primero y fundamental: las cosas existen independientemente de los seres humanos, incluso aquellas que han sido fabricadas por estos.
Solo mediante un "metaforismo" como lo llama el autor podemos acceder a las "vivencias que las cosas" tienen respecto de las otras cosas. Para esto tenemos que rebasar el marco kantiano y volver a las cosas mismas, a que ellas puedan hablar por ellas mismas, porque hasta ahora han estado sometidas al yugo humano. Hay que liberar a la cosa en sí.
En este sentido preciso el planteamiento de la fenomenología alienígena forma parte de las corrientes llamadas posthumana. Como fenomenología de la experiencia de las cosas por ellas mismas, rebasan largamente los límites de la humanidad. Este aspecto habría sido dejado de lado por la ciencia que describe las relaciones causales pero no alcanza a mostrar el modo efectivo de existencia de los entes en general.
Estaríamos ante la conformación de dos esferas o planos separados, irreductibles: la experiencia humana y la experiencia posthumana –alien- Ambas co-existiendo en el mismo plano, con iguales derechos, sin supeditar ninguna a la otra.
Dos interrogantes iniciales se pueden plantear respecto del texto de Bogost: la primera que se refiere a la persistencia de la dualidad que se mantiene a pesar de las declaraciones en contra, porque hay dos fenomenologías incomparables, aunque compatibles en su funcionamiento, que por cierto es la definición de cyborg. ¿No sería preferible afirmar que hay una sola fenomenología que es la de los entes y que entre tantos hay algunos que llamamos seres humanos, a los cuales no les damos privilegio alguno?
Habría, por lo tanto, la "ciencia de la experiencia" de cada cosa, objeto, unidad operacional o lo que fuere. De este modo aceptamos los presupuestos del realismo especulativo, en defensa de la especificidad ontológica de las cosas; y al mismo tiempo, dejamos de lado la noción de "alien" o, si se prefiere, le damos la característica de alien a toda fenomenología y no solo a la de los objetos. Para los otros, todos somos alien.
En cuanto a la denominación del "objeto de estudio" de esta fenomenología, Bogost duda entre cosa –stuff-, object –objeto-, unidad operacional –unit operations-; cada uno de estos términos tiene alguna dificultad que proviene de la carga filosófica que tiene o de la insistencia exagerada en su funcionamiento, en su instrumentalidad.

 
Propongo que el "objeto de estudio" sea el ente, cuya definición es lo suficientemente general para englobar no solo los posthumano sino todo lo que existe o es susceptible de existir que es la definición clásica de ente.