Una comprensión adecuada de la estética de los
pueblos ancestrales exige que delineemos, aunque fuera de manera provisional,
sus características generales que, ciertamente se especifican para cada una de
las culturas y para cada momento del desarrollo de estas.
Presuponemos que a pesar de las diferencias hay
un suelo común, un régimen estético que promueve unas sensibilidades con
parentescos cercanos, con formas próximas, con técnicas compartidas, con ritos
y dioses comunes, si bien hay que insistir en las distintas resoluciones
formales de cada una de ellas.
Por eso, se puede tanto encontrar una estética
general que las atraviesa a todas y al mismo tiempo unas estéticas concretas
que desembocan en estilos plenamente definidos y por medio de las que las distinguimos
de otras. Esto se debe, además, a la sostenida y profunda serie de contactos,
préstamos, influencias, apropiaciones que se dieron en los pueblos ancestrales
del Ecuador.
Estas características funcionan ante todo como
una hipótesis de trabajo que deberá ser confrontada con cada cultura, a fin de
establecer su grado de pertinencia, su valor explicativo, su capacidad de
mostrarnos tanto las similitudes como las oposiciones entre las estéticas de
los pueblos ancestrales del Ecuador.
(Queda sin tratar el tema de las relaciones de
esta estética con las sensibilidades y las formas de otros pueblos de
Amerindia, cuestión que ha sido estudiado y bien documentada. Por ejemplo,
muchos temas míticos son compartidos por varios pueblos amerindios así como técnicas
y motivos.)
Quisiera señalar cuatro características
generales de la estética de nuestros pueblos ancestrales:
Estética Mindalae
Estética Tsántsica.
Estética Ritual
Estética del Gesto
La Estética Mindalae toma este elemento de la
vida de estos pueblos como metáfora que se traslada al plano de las formas y
que se refiere a la proliferación, multiplicidad, variación, parafernalia de su
estética, dada por los contactos y las apropiaciones.
La Estética Tsántica hace referencia a la
necesidad de devorar tanto los espíritus humanos como los divinos y establecer
de manera harto visible los ritos de pasaje de un mundo a otro, de una esfera a
otra.
La Estética Ritual: nuestros pueblos se
caracterizan por su profunda ritualidad que no se agota en el campo religioso,
sino que penetra la vida cotidiana en todas sus esferas y que se apoya de
manera decidida en los objetos estéticos que marcan o expresan esta mirada
sobre el mundo.
La Estética del Gesto que aleja a los distintos
productos artísticos (que muchas veces son también funcionales) de su hieratismo
y que introducen un gesto irónico, humorístico y que se integra enteramente con
la Estética Ritual.
Debajo de este conjunto yace una forma
compositiva que tiende a ser constante y que se diferencia radicalmente de lo
que conocemos en Occidente. Me refiero a esos procesos formales que mezclan
figuración y abstracción, que combinan las figuraciones para volverlas simbólicas,
que desarrollan un realismo especulativo, nombrado muchas veces como
estilizaciones, pero que es mucho más que esto. Denomino, siempre con un signo
de interrogación, a este componente subyacente como Figuración Simbólica.
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