1.
El multinaturalismo y sus implicaciones.
En sentido estricto el
pensamiento caníbal toma su punto de partida del multinaturalismo
perspectivista, que es su nombre más apropiado. Una clara comprensión de este
punto nos permitirá tanto sacar a la luz sus elementos claves así como
desprender de ellos las implicaciones para el desarrollo de unas estéticas
caníbales.
Viveiros de Castro parte de
señalar la inversión radical que significa el multinaturalismo respecto del
paradigma predominante en Occidente, que sostiene que hay una sola naturaleza y
una multiciplidad de espíritus (o almas) que precisamente perciben ese mundo de
distintas maneras.
El perspectivismo desde la mirada
Occidental está directamente relacionado con
el relativismo, en donde hay una sola realidad objetiva y lo que cambia
son los puntos de vista de los diversos sujetos, que se apropian de un modo o
de otro de la naturaleza o de la realidad que está allí afuera, independiente
del sujeto.
Mientras que el multinaturalismo
perspectivista pan-amazónico se asienta sobre la concepción de que todas las
almas o espíritus perciben de modo análogo o similar y tienen frente a sí
múltiples naturalezas. Aquí el perspectivismo deja de ser epistemológico y
relativista, para convertirse en ontológico.
La condición
común a los hombres y a los animales no es la animalidad, sino la humanidad. La
gran división mítica muestra no tanto la cultura alejándose de la naturaleza
como a la naturaleza alejándose de la cultura.” (Viveiros de
Castro 50)
La cuestión no es solo la
reconstrucción de esta contraposición desde una mirada externa o neutral, sino
en qué medida el multinaturalismo perspectivista altera radicalmente nuestro
modo de pensar, la manera de aproximarnos a la estética, la “apropiación” de
otros estéticas como las ancestrales, tanto en el arte como el diseño y que
llevarían a modificar de fondo el modo cómo comprendemos tanto el arte como el
diseño.
El multinaturalismo no solo
afirma esa diversidad de la naturaleza, esa variabilidad, las innumerables
formas de existencia que encontramos a cada paso, sino que va más mucho más
allá, porque es también es un perspectivismo. Mas, ¿qué significa esto sobre
todo si tenemos en cuenta que hemos dicho que este perspectivismo tiene un
carácter ontológico?
Este entendimiento agente –como
prefería llamarle sobre alma o espíritu-, si bien se caracteriza por la unidad,
no se apropia de la naturaleza de la misma manera. Los cuerpos –de cualquier
tipo que sean- son tales en la medida en que devoran un segmento de lo real a
su modo; y este modo hace que sean lo que son.
Perspectiva ontológica significa
devenir real adoptando una forma de existencia; esto es, entrando en una
particular negociación con el ámbito en donde inicia sus existencia, el tipo de
indexación que le corresponde y sin el cual simplemente no podría existir.
Quizás podría utilizarse el término de Whitehead de prehensión y aprehensión.
Cada cosa prehende el mundo a su
manera; esto es un hecho real, efectivo y no tiene relación con algún aspecto
cognoscitivo. Este aspecto vendrá después y la perspectiva epistemológica
tendrá que derivarse de la perspectiva ontológica.
Ahora bien, esta prehensión de
las cosas sobre las otras cosas, es lo que hace que el universo sea como es,
que tengamos esta realidad y no otra, con todas sus variantes o posibilidades.
La prehensión es, por lo tanto, constitutiva de lo real, es la forma en que el
mundo viene a la existencia, desde las partículas atómicas hasta los seres humanos.
Y esto es lo que sería el multinaturalismo perspectivista.
Lo que se está sosteniendo aquí
–más allá de la formulación de Viveiros de Castro- es que la teoría
pan-amazónica se ajustaría mejor a la realidad que el paradigma occidental que
sostiene que hay una sola naturaleza y una multiplicidad de intelectos.
Esto tiene consecuencias
gigantescas para el humanismo tal como lo conocemos, porque significa su inversión
radical. El concepto de humanidad se extiende por lo menos a todo la esfera de
lo viviente, porque “Lo que el
perspectivismo afirma, en definitiva, no es tanto la idea de los animales son
“en el fondo” parecidos a los humanos, sino la idea de que, en cuanto humanos,
“en el fondo” son otra cosa, son diferentes de ellos mismos.” (Viveiros de
Castro 50)
No se trata de que haya una humanidad,
tal como sostiene el humanismo occidental, sino que hay una diversidad de
humanidades: la humanidad jaguar, la humanidad bosque, la humanidad kichwa y es
a su interior en donde se produce la diferenciación entre lo humano y lo no-humano:
“Ni animismo –que afirmaría una semejanza sustancial o analógica entre
animales y humanos, ni totemismo- que afirmaría una semejanza formal u homológica
entre diferencias intrahumanas y diferencias intra-animales- el perspectivismo
afirma una diferencia intensiva que lleva la diferencia humano/no-humano al interior de cada existente.” (Viveiros de Castro 51)
Estos conjuntos humanos
cuestionan a la humanidad definida en términos abstractos, en un universalismo
abstracto y formal, tal como Marx ya lo había criticado en sus escritos
iniciales. Así, “La humanidad de fondo hace problemática la humanidad de forma,
o de figura.” (Viveiros de Castro 52)
Lo que el perspectivismo amazónico
sostiene es que lo que separa a esas humanidades es que son incompatibles, que
cada una se apropia del mundo a su manera y al hacerlo, permite la emergencia
de un determinado mundo, de una realidad específica antes inexistente: “Hay que
tomar toda las precauciones para mantener las perspectivas separadas entre
ellas, porque son incompatibles.” (Viveiros de Castro 53)
Y más adelante: “Basta considerar
lo que dicen los etnógrafos para percibir que lo que ocurre es exactamente lo
contrario: todos los seres ven (“representan”) el mundo de la misma manera: lo que cambia es el mundo que ven.” (Viveiros de Castro 53)
Por otra parte, el carácter de
sujeto lejos de quedar reducido a un entelequia cartesiana, narcisista, que
solo se define a partir de sí misma, coloca en el centro de su definición la
modalidad de agente, la capacidad de tomar segmentos de la realidad y
conferirles otra forma, que desemboca en una nueva forma de vida:
“El
relativismo cultural, o multicuturalismo, supone una diversidad de
representaciones subjetivas y parciales, incidentes sobre una naturaleza
externa, una y total, indiferente a la representación. Los amerindios proponen
lo contrario: por un lado, una unidad representativa puramente pronominal: es
humano todo el que ocupe la posición de sujeto cosmológico: todo existente
puede ser pensado como pensante (existe, luego piensa), es decir como
“activado” o “agentado” por un punto de vista; por otro lado, una diversidad
radical real u objetivo. El perspectivismo es un multinaturalismo, porque es
una perspectiva no una representación.” (Viveiros de Castro 55)
Aunque el peso de la historia y
el uso de las palabras nos lleven en una dirección cognoscitiva, hay que insistir
en que el término “perspectiva” –como se ha resaltado varias veces- es en
primer lugar ontológico y no representacional. No se trata de preguntarse como
el jaguar se representa el bosque, sino cómo interviene sobre realidad alterándola,
introduciendo otros componentes, otros recorridos, cambiando el modo de vida de
otras especies. Y esto es igualmente válido para los diferentes grupos
sociales: “Una perspectiva no es una representación, porque las
representaciones son propiedades del espíritu, mientras que el punto de vista está en el cuerpo... la
diferencia entonces debe ser dada por la especificidad de los cuerpos.” (Viveiros de Castro 55)
En esta redefinición de la
humanidad que conduce a las humanidades en el marco del multinaturalismo
perspectivista, el cuerpo también cambia de lugar, porque es el que permite la “individuación”,
la particularización, de todo lo existente. Ese entendimiento agente colectivo
se convierte en esta especie, en este grupo, en esta etnia, en esta especie,
exclusivamente por el cuerpo:
“Lo que aquí
llamamos “cuerpo”, entonces, no es una fisiología distintiva o una anatomía
característica; es un conjunto de maneras y de modos de ser que constituyen el habitus, un ethos, un ethograma… el
perspectivismo es un manierismo corporal.” (Viveiros de Castro 55)
Son los cuerpos los que hacen la
diferencia –literalmente-, mientras que los entendimientos comprenden el mundo
de modo análogo, similar: “Así la posesión de almas similares implica la posesión
de conceptos análogos por parte de todos los existentes.” (Viveiros de
Castro 56)
Entonces en vez de tener una proliferación de epistemologías volcándose sobre
paradigmas excluyentes en su comprensión del mundo, lo que cambiaría son las
realidades que percibimos, que se nos presenta como epistemologías distintas
aunque no lo son.
“En otras
palabras, el perspectivismo supone una epistemología constante y ontologías variables:
las mismas representaciones, otros objetos; sentido único, referencias
múltiples.” (Viveiros de Castro 57)
Porque la naturaleza implica
diversidad, variación, constante emergencia de lo nuevo, de lo distinto, que se
agrupa en grandes conjuntos marcados por la multiplicidad que, por otra parte,
se corresponde de mejor manera con la imagen que la física contemporánea arroja
del mundo: “…la bella diferencia cultural. O por el contrario, tomar la
multiplicidad en la cultura, la
cultura en cuanto multiplicidad.” (Viveiros de Castro 58)
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