Las estéticas caníbales son
perspectivistas. Esta primera afirmación que sirve como base y punto de partida
requiere de una serie de clarificaciones y desarrollos para su plena
comprensión. No se trata de un enfoque cognoscitivo, sino de ubicarnos en el
plano ontológico. Es una perspectiva ontológica; esto es, realmente existente y
no solo un artificio de los procesos del conocimiento. Por lo tanto, la
denominación de estética perspectivista no se refiere a un modo de
representación sino a su forma de ser. Se quiere enfatizar en que no pertenece
a la esfera del conocimiento sino que es un modo de darse de lo real.
Tampoco tiene que ver con las
teorías expresivas del arte, como en Deleuze y Guattari. El arte no es una
expresión que se vuelca sobre la realidad; sino que la subjetividad puede
expresarse en la medida en que aprehende el mundo de una determinada manera. El
arte muestra la forma de expresión posible o imposible de las subjetividades. La
forma posibilita la existencia misma del afecto y por tanto, de la expresión.
¿Qué cosa es una estética
perspectivista? Entendemos por perspectiva la manera relacional de darse la
real, en donde los términos de la relación son deícticos o pronominales;
existen en la medida en que son apuntados por el otro, señalados por el otro
extremo, sin el cual carecerían de significado. (Siguen un patrón similar al
parentesco o a la teoría de la relatividad.)
El esquema aRb aplicado a este
contexto sería el siguiente:
estética
------------------ sensibilidad ------------------- arte
a R b
Las relaciones que se establecen
entre estos dos campos siguen las reglas del multinaturalismo: hay una sola
alma, existe una multiplicidad de naturalezas. Y de aquí una afirmación
central: hay una sola estética, existe una multiplicad de artes. Desde luego:
una infinidad de obras de arte.
Todos los seres humanos
percibimos de la misma manera, nuestras sensaciones son similares, la imaginación
funciona del mismo modo. Lo que cambia es la realidad; en este caso: la
diferencia está en el arte, que es el lugar de las diferencias. Todo parte,
desde luego, de la sensibilidad y sus diversos regímenes, que conducen a la
proliferación de las obras de arte y a la especificación de la estética.
Desde “las intuiciones”
occidentales esto es contra-intuitivo, choca contra lo que estamos acostumbrados
a pensar y a creer: hay una estética, que determina los regímenes de
sensibilidad, de lo que se desprenden las artes en su variedad. La verdad de la
obra de arte estaría en su estética.
Así esta estética perspectivista
es una estética relativista, porque sus dos extremos son funciones de la
sensibilidad, del modo de aprehensión de la realidad, que es lo que constituye
lo social –y uno de sus productos: el arte- Lo que somos se define por el modo
de aprehensión de lo real; y a esto le denominamos perspectiva.
Como elementos deícticos y no
sustanciales que son tanto la estética como el arte, intercambian. El arte está
hecho de intercambios. No hay por un lado la producción de la obra de arte y
por otra, su recepción pública. La producción artística es la producción de un
intercambio.
La obra de arte es la objetivación
de este intercambio. Por ejemplo, la puesta en obra del régimen de la
sensibilidad de un grupo humano, bien sea para profundizarlo o para criticarlo.
Plano de la aparición dela obra de arte que siempre es metonímico. La obra de
arte es un tropo en todos los casos.
Ese intercambio en este proceso
la forma. Por eso, la estética es la estética de la forma.
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