FREDRIC
JAMESON, NUEVAS VALENCIAS DE LA DIALÉCTICA. TIEMPO E HISTORIA.
En
los debates actuales hay muchas referencias al tema del tiempo; sin embargo,
esta aparición no siempre trae aparejada el descubrimiento de la historia. Se
trata, por lo tanto, no solo de establecer las discursividades acerca del
tiempo sino aquellas que se dan acerca de la historia.
Como
punto de partida Jameson introduce una de las características centrales de los
discursos sobre la historia: su ambigüedad fundamental. Siempre caben
diferentes interpretaciones de los eventos; más aún, estos se acompañan en su
emergencia de narraciones. Así que existe tanto los “marcos temporales heterogéneos”
como las novelas que nos contamos acerca de ellos.
Por
ejemplo, desde la perspectiva marxista con la construye su dialéctica, Jameson
retoma el eslogan: “Toda historia es la historia de la lucha de clases”, que
marca un punto de inflexión en los discursos acerca de la historia en general,
aunque en sentido estricto la frase se aplica exclusivamente a las sociedades
modernas capitalistas. Sin embargo, su enunciación se refiere a que tenemos que
desentrañar, para cada época, el sistema de explotación que lo constituye.
Lo
importante es resaltar que la introducción de un “punto de vista narrativo” –que
recuerda al lugar de enunciación de Homi Bhabha-, no se refiere a la
perspectiva de un individuo tratando de comprender la historia, sino que afirma
algo mucho más radical: que la tercera persona precede a la primera persona,
que el discurso del individuo está
enmarcado en la narración social que acompaña a los eventos.
Para
Jameson, el marxismo propondría una “narrativización de la historia”, que
implica sobre todo:
“Si
la narración es la forma a través de la cual yo necesariamente capturo la
historia, si la conciencia de la historia siempre es la construcción de una
trama (la mise en intrigue de
Ricoeur), entonces tomar partido sobre lo que es la investición del signo y síntoma de mi subjetividad parecería ser
inevitable (a pesar de que esté encubierto o reprimido).” (552)
Tres
categorías servirán para analizar esta puesta en escena del marco narrativo que
permite el paso del tiempo a la historia y por lo tanto, una mirada dialéctica
de esta última: reversión o peripeteia, reconocimiento o anagnórisis, sufrimiento
o pathos.
Reversión
o peripeteia consiste en la “unidad de los opuestos”, aunque en un sentido
harto diferente de las formulaciones dialécticas clásicas y dogmáticas. Más
bien remite al hecho de que la historia de los eventos no es solo su éxito o su
fracaso, sino que:
“La
dialéctica no puede ser entendida meramente como una historia de éxitos, ni
como la experiencia de la derrota: consiste en esa sabiduría difícil en la que
ambos momentos llegan a ser uno y el mismo, en que la derrota se vuelve éxito,
y el éxito llega a ser derrota.”(554)
Reconocimiento
o anagnórisis: nuevamente desplazándose de las teorías del reconocimiento que
se originan en el mismo Hegel, Jameson lleva el concepto en una dirección distinta
que introduce la perspectiva marxista:
“…reconocimiento
significaría la visualización de aquellas multitudes suprimidas de la historia
oficial y del campo de visión.”(565)
Introducir
en la narración de la historia la perspectiva de los oprimidos.
Finalmente,
el pathos o sufrimiento retoma la historia como esa simultaneidad de éxito y
fracaso e introduce las valencias de la historia: “…es hora de explorar la
naturaleza dialéctica del encuentro con la Historia y que puede ser vivida en
dos distintas valencias de horror y entusiasmo” que, en último término
acompañan a todo evento. (596)
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