Bhaskar coloca al “no-ser a la
par que el ser”(44), que se sustenta en que se produce constantemente un
proceso de-óntico; esto es, de pérdida de la realidad, de regreso de esta a la
ausencia, al no-ser.
La ausencia aparece en ese
proceso que lleva de lo ontológico, a lo óntico y a lo de-óntico; lo que
significa: el ser que desemboca en las cosas y estas dejan de ser tales.
Es la introducción de la irrealidad en la realidad. Por eso: “Presencias
y ausencias pueden estar recursivamente incrustadas y sistemáticamente
entremezcladas en toda clase de fascinantes maneras.”(44)
La imagen que emerge es la de un
mundo que adquiere las más variadas formas, que van desde las realidades que
vivimos cotidianamente hasta los espacios virtuales o hiperreales que cada vez
nos son más cercanos. Por eso, la secuencia ausencia-emergencia está poblada de
“intervalos, vacíos y pausas, deseos, fallas…” (45)
La ausencia es la riqueza de lo
real; solo por medio de ella, otra realidad se hace presente, comienza a
existir. De lo contrario, lo único que tendríamos es el peso aplastante del
presente, de lo efectivo, de lo que está ante nosotros.
Tenemos que colocar y comprender
que junto a los procesos de realización, necesariamente, concurren otros de des-realización,
en donde la existencia se deshace, se pierde, la presencia se vuelve ausencia.
Aún hay que ir más lejos en esta consideración:
la pregunta por las condiciones de existencia de cualquier fenómeno, tiene que
ir seguida de su doble, la pregunta por las condiciones de su inexistencia, de
su desaparición. Y su entrada a la nada, no es algo que le suceda como una
especie de exterioridad maligna que la atrapa y de la cual quiere escapar.
Por el contrario, se deben hacer
manifiestos, explícitos, aquellos elementos nucleares, internos, “esenciales”,
de todo fenómeno que corresponden a los mecanismos de su disolución. Todo lo
que existe contiene, desde el inicio, la forma de su inexistencia.
El vacío, la nada, a su vez, se
arruga sobre sí misma para dar lugar a todo lo que existe: ausencia-presencia,
indefinidamente. (Además esta es la imagen que nos proporciona la física
contemporánea, aunque resultaecontra-intuitiva.)
La cadena completa quedaría de la
siguiente manera:
ontológico
– óntico – de-óntico – óntico – ontológico…
En la realidad está contenido el
principio de su i-rrealidad; y en la i-rrealidad está el universo entero.
(Invito a reflexionar sobre las consecuencias que esta propuesta tendría para
ámbitos como el estado, la sociedad, los afectos, la ley.)
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